lunes, 30 de septiembre de 2019

Un Sínodo que incomoda a pocos y confirma a muchos

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Uno de los convocados por el Papa Francisco como perito del Sínodo Especial para la Región Pan-Amazónica, el P. Adelson Araújo dos Santos, jesuita brasileño nascido en l’Amazonía, doctor en Teología Espiritual y profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, presenta un análisis teológico del Instrumentum laboris, en preparación para el Sínodo.
Adelson Araújo

En vísperas del comienzo de uno de los eventos más importantes de la Iglesia Católica para este año – el Sínodo Especial sobre la Amazonía – algunas pocas voces han generado dudas sobre la catolicidad de este sínodo, ya que su instrumento de trabajo estaría lleno de errores teológicos y de herejías. Y algunos acusan al Papa Francisco de promover un evento político para dañar a ciertos gobiernos.

Con el presente artículo, tenemos la intención de demostrar que, por el contrario, el documento preparatorio del Sínodo refleja una expresión clara y limpia de la fe y la doctrina cristiana, basada teológicamente en la Sagrada Escritura y el Magisterio de los Papas, que impregna todo el contenido desarrollado por los redactores presinodales. Al mismo tiempo, trataremos de demostrar que la convocatoria de este sínodo no es el resultado de un gesto aislado del Papa actual, sino que es consistente con la posición que la Iglesia ha tomado históricamente a favor de la Amazonía, sus pueblos originales, la creación y la vida en general y del diálogo intercultural con las diferentes realidades donde ha llegado la evangelización, como pasaremos a analizar.

La acción creadora de Dios y el papel del ser humano, según el Instrumentum Laboris
El cardenal Thomas Spidlík[i] dijo que los antiguos griegos descubrieron a Dios contemplando la belleza del cosmos, de modo que por las criaturas se llegase a su Creador, sin que con eso se afirme que las criaturas son Dios. Pero, como enseña la teología de la Creación, dado que cada una de estas criaturas existe por la bondad y belleza de quien las creó, expresan a su manera algo de su Autor. Por lo tanto, nuestro planeta y todos sus habitantes son expresiones vivas de la obra creadora de Dios y del amor del Creador por cada ser creado, sin confusión ni fusión entre uno y otro.

Ahora, no es otra la interpretación teológica que el Instrumentum Laboris hace cuando afirma que “Al contemplar la hermosura del territorio amazónico descubrimos la obra maestra de la creación del Dios de la Vida. Sus horizontes inacabables de belleza sin límites son un canto, un himno al Creador"[ii], y luego defienden que la Iglesia en la Amazonía sea una " Iglesia con una clara opción por (y con) los pobres y por el cuidado de la creación"[iii], que conduce a una forma de "conversión ecológica", como la llama el Papa Francisco[iv], que implica " conversión implica reconocer la complicidad personal y social en las estructuras de pecado, desenmascarando las ideologías que justifican un estilo de vida que agrede la creación"[v].

Por lo tanto, sería una distorsión total de los hechos querer ver alguna forma de panteísmo en estas afirmaciones antes mencionadas. Cualquiera que lo hiciera estaría enfrentando una desobediencia frontal a la sana doctrina y al magisterio de la Iglesia, de la cual el actual Vicario de Cristo es un eximio continuador.

Para el Papa teólogo alemán, Benedicto XVI, “la tierra es un regalo precioso del Creador, quien ha delineado las ordenanzas intrínsecas, dándonos así las señales de guía que debemos respetar como administradores de su creación”, y continúa el magisterio de Benedicto XVI: “la Iglesia no solo está comprometida a promover la defensa de la tierra, el agua y el aire ofrecidas por el Creador a todos, pero sobre todo se compromete a proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo”, para concluir que "cuando la 'ecología humana' es respetada dentro de la sociedad, también beneficia a la 'ecología ambiental'"[vi].

Por lo tanto, el fundamento teológico del Instrumentum Laboris es inequívoco cuando se posiciona a favor de la defensa de la creación, al ver en las criaturas la presencia de Aquel que las creó, comenzando por el mismo ser humano, cuyo corazón sigue siendo el centro del cosmos y de la historia, ya que solo él fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1: 26-27). Esta relación de reciprocidad responsable entre el hombre y la naturaleza, recuerda el Papa Francisco[vii], presupone una actitud de humildad por parte del hombre y la mujer, al darse cuenta de que no son dueños absolutos de la creación, sino meros administradores (cf. Gn 3, 3). Estas son palabras que, lejos de ser heréticas, nos remiten naturalmente a la enseñanza de los Padres de la Iglesia[viii], para quienes la creación es fruto de la voluntad divina y, por lo tanto, es una fuerza operativa, una energía, tocando al ser humano, colaborar con esta fuerza, siempre actuando en sinergia con el Creador.

Volviendo al magisterio del Papa Benedicto XVI: el hombre está llamado a ejercer un gobierno responsable para conservar la creación, hacerla fructífera y cultivarla, encontrando los recursos necesarios para una vida digna de todos”[ix]. Fiel al Magisterio de la Iglesia, el Instrumentum Laboris toma este llamado a la responsabilidad de los seres humanos hacia las criaturas divinas; al explicar la noción de "buen vivir", llama la atención sobre la centralidad del carácter relacional-trascendente de los seres humanos y de la creación, desde su propia forma de organizarse, comenzando por la familia y la comunidad, " y abraza un uso responsable de todos los bienes de la creación"[x](…) “No hay lugar para la idea de individuo desligado de la comunidad o de su territorio”[xi]. Finalmente, encontrar a Dios en la naturaleza es percibir el mundo como creación, donde el hombre contempla los rasgos de Dios. La creación se convierte así en el lugar de su búsqueda de Dios y su encuentro con Dios, lo que le lleva a seguir su ruta de peregrino, en actitud de respeto hacia el Autor y toda su obra.

En cuanto al hecho de que el documento de trabajo del Sínodo acoge ciertas expresiones de la cosmovisión y espiritualidad indígena, que unos pocos consideran solo supersticiones paganas, una vez más no faltan fundamentos doctrinales e históricos sólidos para justificar tal inclusión.

La inculturación del Evangelio ha sido una realidad desde el comienzo de la evangelización, como "íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en las diversas culturas"[xii]. Por lo tanto, desde su nacimiento, el cristianismo ha tocado y se ha dejado tocar por otras culturas, cosechando estos elementos y características, como recuerda el cardenal Spidlík, al enseñar que los antiguos griegos contribuyeron a que el hombre fuera visto como inseparable del universo y su orden, mientras que los eslavos, a su vez, "lograron dar un significado cristiano a las antiguas creencias populares sobre la Tierra húmeda, tierna madre de sus hijos humanos, que deberían tener afecto y amor por ella"[xiii].

De hecho, citando la Redemptoris Missio (n. 52), San Juan Pablo II, cuando como Papa visitó Brasil, hablando con líderes de 37 naciones indígenas, declaró explícitamente que esta es la misión de la Iglesia y el ideal de todos los misioneros: “Insertar a la Iglesia en las culturas de los pueblos, encarnar el Evangelio en la vida y, al mismo tiempo, introducir a todos con sus culturas, en la misma comunidad de la Iglesia, transmitiéndoles su verdad, asumiendo, sin comprometer de ninguna manera la especificidad y La integridad de la fe cristiana, lo que de bueno existe en estas culturas, y renovarlas desde dentro”[xiv].

Como vemos, a diferencia de aquellos que tratan con prejuicio la cultura indígena, viéndola simplemente como una "superstición pagana", tanto Juan Pablo II como Francisco son lo suficientemente sabios como para reconocer la riqueza que el contacto y diálogo con otros pueblos y culturas no cristianas, como son las de los pueblos indígenas de la Amazonía, no solo no ponen en riesgo nuestra identidad, sino que incluso pueden fortalecerla al recordarnos valores y tesoros espirituales presentes, pero a menudo olvidados dentro de nuestra propia fe y experiencia de Dios[xv].

La centralidad de Jesucristo en el mensaje del Instrumentum Laboris
Entre las voces críticas al documento de trabajo preparado para el Sínodo de la Amazonía, también está la acusación de que la figura de Jesucristo había sido prácticamente olvidada por los autores de los temas que se abordan allí. Una vez más, una simple lectura precisa e imparcial del texto es suficiente para darse cuenta de que tal afirmación no está respaldada por datos verdaderos.

De hecho, desde el comienzo de la redacción está claro que el deseo de comenzar un proceso de escucha y discernimiento de los nuevos caminos para la Iglesia en la Amazonía apunta precisamente a ayudarla a discernir cómo " anunciará el Evangelio de Jesucristo en los próximos años"[xvi].

La centralidad de Jesucristo en el documento también es evidente cuando aborda la importancia del diálogo entre la fe cristiana y otras creencias en un mundo multiétnico, multicultural y multirreligioso como es la Amazonía. Aquí también, la referencia y el modelo de esta praxis dialógica es siempre la persona de Jesús, ya que Nuestro Señor "fue un hombre de diálogo y de encuentro... Desde su encarnación, el encuentro con Jesucristo se ha producido siempre en el horizonte de un diálogo cordial, histórico y escatológico”[xvii]. De hecho, a diferencia de las posturas farisaicas de ayer y de hoy, incapaces de relacionarse sin juzgar y condenar a los demás, el Hijo encarnado de Dios sigue siendo el modelo perfecto de apertura y aceptación de los demás.

Como recuerda el Instrumentum Laboris: “El diálogo es el método que se ha de aplicar siempre para alcanzar la buena vida de todos. Las grandes cuestiones de la humanidad que surgen en la Amazonía no encontrarán soluciones a través de la violencia o la imposición, sino a través del diálogo y la comunicación”[xviii].

Nuevamente, recurrimos a las palabras del cardenal Martini para reafirmar que respetar, acoger y dialogar con diferentes culturas y religiones, ya sean las del mundo griego del inicio del cristianismo primitivo o las del mundo indígena de la Pan-Amazonia, en nada disminuye nuestra identidad cristiana, sino que hace que los cristianos se parezcan más a Él, de quienes están llamados a ser discípulos y seguidores:

 “Si me siento separado del otro y pienso que él es malo y yo soy bueno, que él es débil y yo soy fuerte, entonces no lo amo. Si sé que todos estamos en el mismo saco, esta idea despierta en mí un sentimiento de compasión y amor... Jesús cita la Sagrada Escritura, nuestro Antiguo Testamento, diciendo: Debemos proteger a los débiles, perdonar a los culpables. Tenemos que aprender a resolver conflictos, disolver enemistades, construir la paz... Todas las iglesias, todas las religiones tienen como objetivo hacer el bien en el mundo, hacer que el mundo se vuelva más luminoso. Y Jesús los ayudará a cumplir mejor su misión en el mundo"[xix].

Todo lo anterior nos lleva a concluir que indudablemente "el Sínodo de la Amazonía es un signo de los tiempos donde el Espíritu Santo abre nuevos caminos que discernimos a través de un diálogo recíproco entre todo el pueblo de Dios”[xx], y no hay razón para temer por su realización, y mucho menos luchar combatirlo. Porque, como hemos visto, el documento preparatorio para esta reunión, que hemos analizado, se basa sólidamente en la doctrina que emana de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, especialmente de nuestros últimos Papas.

En las vísperas del comienzo del Sínodo Especial sobre la Amazonía, unámonos en oración para que "sea una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres”[xxi] y a los pueblos indígenas de la Amazonía, a quienes debemos apreciar y respetar, como lo hace el Papa Francisco y las palabras de sus predecesores nos recuerdan: “El Papa quería decir a todos los indios de Brasil el amor que Dios y la Iglesia les dedican. Es el mismo amor con el que Jesucristo, Hijo de Dios y Fundador de la Iglesia, ama a todos los hombres”[xxii].



[i] SPIDLÍK, T. Ignacio de Loyola y la espiritualidad oriental, Mensajero – Sal Terrae, Bilbao/Santander 2008, 23.

[ii] Instrumentum Laboris, n. 22.

[iii] Instrumentum Laboris, n. 109.

[iv] Cf. PAPA FRANCISCO, Encíclica Laudato Sí, n. 216-221.

[v] Instrumentum Laboris, n. 101.

[vi] PAPA BENEDICTO XVI, La Creación como don del Creador, Audiencia General, Miércoles, 26 de agosto de 2009.

[vii] PAPA FRANCISCO, Encíclica Laudato Sí, n. 67.

[viii] Cf. SPIDLÍK, T. Ignacio de Loyola …, 29.

[ix] PAPA BENEDICTO XVI, La Creación como don del Creador...

[x] Instrumentum Laboris, n. 13

[xi] Instrumentum Laboris, n. 24.

[xii] Encíclica Redemptoris missio, V, 52.

[xiii] T. SPIDLÍK, I grandi mistici russi, Roma 1977, 345 ss

[xiv] JUAN PABLO II, Discurso del Santo Padre en la reunión con los representantes de las comunidades indígenas de Brasil, Cuiabá, 16 de octubre de 1991.

[xv] Con respecto a la contribución de la sabiduría espiritual de los pueblos indígenas a la espiritualidad cristiana, lea: A. ARAÚJO DOS SANTOS, “Spiritualità indigena dell'amazzonia e cura della “casa comune”” en Civiltà Cattolica, Quaderno 4057, Anno 2019, Volumen III, 13-22.

[xvi] Instrumentum Laboris, n. 55.

[xvii] Instrumentum Laboris, n. 36-37.

[xviii] Instrumentum Laboris, n. 37.

[xix] C. M. MARTINI – G. SPORSCHILL, Coloquios nocturnos…, 40.43.

[xx] Instrumentum Laboris, n. 28.

[xxi] Instrumentum Laboris, n. 147. 25

[xxii] SÃO JOÃO PAULO II, Discurso del Santo Padre...
https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2019-09/un-sinodo-incomoda-a-pocos-confirma-muchos.html

Cardenal Barreto: “esperamos que la Iglesia descubra un proceso de renovación al estilo de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir”

Uno de sus Presidentes analiza el Sínodo para la Amazonía

Cardenal Pedro Barreto, uno de los tres Presidentes del Sínodo para la Amazonía
Cardenal Pedro Barreto, uno de los tres Presidentes del Sínodo para la Amazonía

"Estamos en un momento muy, muy importante, para poder dar gracias a Dios por todo lo que estamos viviendo, en una actitud de servicio, pero una actitud previa también de escucha, de discernimiento"

"Lo que sí nos queda, ya antes del Sínodo como fruto, es la capacidad de escucha"

"Jesús no ha venido para enseñar una doctrina, Jesús ha venido para enseñarnos que desde el amor podemos tener un estilo de vida, un estilo de vida que de alguna manera está presente en los indígenas amazónicos"

"Espero que los medios de comunicación social, sobre todo los de la Iglesia, puedan también incidir en ese cambio de mentalidad, como dice el Papa Francisco, de una vida más sobria, una vida más sencilla"

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El Sínodo para la Amazonía ha ido generando expectativas, “una alegría y esperanza que no podemos defraudar” como expresa uno de sus tres presidentes, el Cardenal Pedro Barreto. Han sido casi dos años de preparación, de muchas reuniones y sobre todo de mucha escucha, una de las grandes aportaciones del Sínodo para la Amazonía, que ha ido creando un clima de consenso en amplios sectores eclesiales, ante los nuevos caminos que se vislumbran, aunque también hayan surgido fuertes críticas que duelen, sobre todo las que vienen de dentro de la Iglesia.  
El cardenal peruano señala que ante el Sínodo “esperamos que la Iglesia descubra un proceso de renovación al estilo de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir”. Esa es una actitud que nos remite al Misterio de la Encarnación de Cristo, según el presidente del Sínodo para la Amazonía, un Cristo “que se encarna en una historia, en un pueblo concreto, en una cultura concreta, y que desde ahí quiere dinamizar en un proceso, yo diría distinto, a lo que humanamente uno puede estar pensando”.
En todo el proceso de escucha destaca el encuentro de Washington, uno de los símbolos del poder económico, donde indígenas de los cinco continentes, “que no se entendían por sus lenguas, pero sin embargo citaban y hablaban desde su experiencia de cosas que son comunes a ellos”, algo que nos remite a Pentecostés y muestra la presencia del Espíritu. Eso se manifiesta en el Pueblo de Dios, que va a hacerse en el Sínodo, y en la sociedad, sobre todo en los más jóvenes, nuevos portadores de una bandera de lucha en favor del Planeta, de la ecología integral.
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Después de casi dos años de proceso sinodal, ¿cómo situaría el momento que estamos viviendo a una semana de la celebración de la asamblea sinodal?
En primer lugar, una creciente esperanza, alegría, no por nosotros solamente, sino por los indígenas amazónicos. Se han levantado todas unas expectativas, que comenzó precisamente en el encuentro del Papa Francisco en Puerto Maldonado, el 19 de enero del año pasado en su visita Pastoral al Perú. Y ahí ha comenzado una alegría y una esperanza que no podemos defraudar.
Y en segundo lugar, al interior de la Iglesia, lo hemos podido experimentar con mucha alegría, en las diferentes reuniones que hemos tenido y en la reunión que tuvimos recientemente en Bogotá, organizada por el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) y la REPAM (Red Eclesial Pan Amazónica), como un consenso muy grande, una armonía desde la diversidad de procedencias de la Amazonía. Yo creo que estamos en un momento muy, muy importante, para poder dar gracias a Dios por todo lo que estamos viviendo, en una actitud de servicio, pero una actitud previa también de escucha, de discernimiento.
¿Podríamos decir que ese viento del Espíritu que va soplando de diferentes formas ayuda a reconocer que las críticas que existen no dejan de ser actitudes marginales que no responden al sentir general de la Iglesia?
Sí, en realidad las críticas son muy fuertes, tanto dentro de la Iglesia como fuera. Las que más podríamos decir que duelen son las de dentro, porque esperamos que la Iglesia descubra un proceso de renovación al estilo de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir, y creo que estas dificultades o críticas están señalando un avance, yo diría cualitativo en lo que significa este Sínodo especial sobre la Amazonía. Es el único que se ha preparado de una forma, yo diría de escucha sinodal desde las poblaciones indígenas.
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De hecho, esta nueva actitud es algo que ha venido en cierta medida con el Papa Francisco, alguien a quien le gusta escuchar. ¿Podríamos decir que inclusive antes de la celebración de la asamblea, ya es una de las grandes aportaciones del Sínodo para la Amazonía a la historia y a la práctica pastoral de la Iglesia?
Sí, en realidad yo creo que es importante señalar que el Papa Francisco, con su espiritualidad, está ayudando a la Iglesia a este proceso sinodal, que supone escuchar, supone discernir y supone también actuar. Entonces, lo que sí nos queda, ya antes del Sínodo como fruto, es la capacidad de escucha. No eso solamente oír, no es simplemente estudiar unos temas sociológicos sobre la Amazonía, es el contacto de la persona. Y aquí hay algo que el Papa Francisco evidentemente ha insistido, que es la cultura del encuentro, el salir de uno mismo para encontrarse en la realidad del otro. Y desde esa realidad entrar en un proceso de búsqueda de la voluntad de Dios.
En el fondo estamos hablando de la Encarnación, del Misterio de la Encarnación de Cristo. Es un Cristo que es el enviado del Padre, que se encarna en una historia, en un pueblo concreto, en una cultura concreta, y que desde ahí quiere dinamizar en un proceso, yo diría distinto, a lo que humanamente uno puede estar pensando. Yo creo que el Sínodo ya está produciendo sus frutos en este aspecto, al interior de la Iglesia de una capacidad mayor de escucha.
Usted habla de la Encarnación, que es uno de los misterios fundamentales del cristianismo. Es verdad que desde algunas corrientes eclesiales, por así decirlo, no sé si es el término más apropiado, se ha exagera demasiado el espiritualismo y se ha olvidado esa dimensión de la Encarnación. ¿Podríamos decir que las críticas vienen de esas corrientes más espiritualistas?
Podría ser, pero yo estoy convencido que es más bien una visión teológica, doctrinal, que ha marcado mucho la historia de la Iglesia en los últimos años, décadas, porque la Doctrina de la Fe era la entidad de la Santa Sede que se creía como súper vigilante de las ideas que salir, como una especie de herencia de lo que antiguamente era la Inquisición. Yo creo que lo más valioso en este proceso que estamos viviendo de renovación de la Iglesia, es que la doctrina está al servicio de la evangelización y no la evangelización al servicio de la doctrina. Creo que antes de una doctrina está la persona de Jesús, el Evangelio.
Jesús no ha venido para enseñar una doctrina, Jesús ha venido para enseñarnos que desde el amor podemos tener un estilo de vida, un estilo de vida que de alguna manera está presente en los indígenas amazónicos. El Papa Francisco en Puerto Maldonado lo indicó, tenemos que aprender de ustedes cómo respetar la vida y cómo respetar también el entorno natural.
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Que es una doctrina que viene del propio Vaticano II, que habla de las Semillas del Verbo. Usted ha tenido contacto en muchos encuentros con indígenas de diferentes países, de diferentes pueblos. ¿Cómo se perciben esas Semillas del Verbo en la vida de los pueblos amazónicos?
Bueno, en primer lugar yo quiero decir que hemos tenido infinidad de reuniones en diversos lugares y una especial que se organizó en Washington, en la universidad de Georgetown, que allí se pudo precisar que lo que dice el Papa Francisco, de la periferia al centro, Washington como símbolo del poder económico, y ahí había indígenas de los cinco continentes. Esto fue para mí la mayor riqueza de todo el proceso, porque escuchábamos a un indígena asiático, o de Oceanía, o de África, o de América, y veíamos que no se entendían por sus lenguas, pero sin embargo citaban y hablaban desde su experiencia de cosas que son comunes a ellos.
Y uno se preguntaba, y yo me preguntaba de manera personal, cómo puede haber tantos kilómetros, miles de kilómetros de distancia entre los pueblos originales, pero tienen un respeto a la vida, un respeto a la naturaleza, tienen una sabiduría ancestral, y esto para mí es muy importante de reconocerlo. Ahí estamos hablando de un Misterio de esta sabiduría que está impregnada en la cultura del aborigen.
En sus palabras me viene a la mente la escena que relata el libro de los Hechos de los Apóstoles en Pentecostés. ¿Podríamos decir que este Sínodo para la Amazonía es un nuevo episodio, una nueva manifestación del Espíritu en medio de la realidad actual?
Evidentemente, y yo me alegro que lo indiques porque no lo había pensado, pero si lo había sentido y experimentado. Una cosa es pensar y otra cosa es sentir, no puedes dejar de admirarte como el agua corre por tus manos, no puedes atrapar el agua. Esto creo que es la irrupción del Espíritu, que hay diversidad de lenguas, culturas, pero hay ya una unidad, y aquí hay una enseñanza muy grande para la Iglesia y para la humanidad. En ese sentido, un respeto máximo a la persona, un respeto máximo a las culturas y sobre todo siendo consciente de que no todo es perfecto, pero que ciertamente, nosotros que tenemos una cultura más occidental, y yo me incluyo en eso, tenemos que despojarnos de nuestros criterios para poder, se puede decir así, adentrarnos en este mar inmenso, en estos ríos profundos de las nuevas culturas que nos van a enseñar a encontrar a Dios en todas las cosas.
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Encontrar a Dios primero en la Creación, y eso nos remitiría al tema de la ecología integral, que es un lenguaje que es entendido no sólo dentro de la Iglesia como fuera. Una de los grandes desafíos para la Iglesia hoy es estar próximo, o compartir camino con la juventud. En ese campo de la ecología integral, los jóvenes, sobre todo a partir de la figura de Greta Thunberg, a quien el Papa Francisco animado a seguir con su lucha por el cuidado de la Casa Común, es alguien que está mostrando que se puede caminar junto con la Iglesia, independientemente de la creencia de cada uno. ¿Podríamos decir que entrar en esta dinámica de la ecología integral puede llevar a la Iglesia de vuelta a entrar en ese mundo juvenil y descubrir con esos jóvenes, que cada vez se preocupan más por el cuidado de la Casa Común, un camino para recorrer juntos?
Es un camino de esperanza que la joven Greta nos está diciendo muy claramente que este movimiento, que comenzó como un pequeño, individual, se ha ido extendiendo como pequeños círculos concéntricos respecto a esta propuesta del cuidado de la Casa Común. Sin embargo, creo que el potencial de la juventud ahora, es un potencial que va a exigir a la Iglesia una actitud de escucha también, de los jóvenes, de jóvenes que realmente quieren contribuir al cuidado de la Casa Común. Y la Casa Común entendida no solamente como naturaleza, sino también como personas y la relación interpersonal. Y ahí tengo entendido que, en los primeros meses del próximo año, el Papa Francisco va a convocar a los jóvenes economistas para ir pensando en ese nuevo modelo de desarrollo alternativo al actual, que está sumiendo a la humanidad en una situación casi, casi, sin retorno. Entonces, estamos viviendo este tiempo de emergencia que el Papa Francisco quiere confiar en los jóvenes para, desde ellos, buscar este nuevo modelo de desarrollo.
El Sínodo para la Amazonía es uno de los que más interés mediático ha despertado. De hecho, las últimas semanas, también por situaciones como los incendios en la Amazonía y algunas críticas de algunos gobiernos hacia el Sínodo, ha despertado mucho interés mediático. ¿Ese interés mediático podría ayudar a que las conclusiones del Sínodo sean más visibles para la sociedad actual?
Bueno, yo no puedo prever en este momento cuáles van a ser las consecuencias mediáticas, pero lógicamente, los medios de comunicación social, tienen todo un bagaje de la encíclica Laudato Sí. Lo del cambio climático, por ejemplo, es un hecho fenomenológico a nivel social, que ha ido como sensibilizando en la urgencia sobre cómo poder mitigar, porque es irreversible el cambio climático, cómo mitigar las graves consecuencias que ya están viviéndose en los diversos continentes. Yo espero que los medios de comunicación social, sobre todo los de la Iglesia, puedan también incidir en ese cambio de mentalidad, como dice el Papa Francisco, de una vida más sobria, una vida más sencilla. Una vida que también Mahatma Gandhi llegó a decir, hay que vivir con menos, para poder todos sobrevivir, en unas circunstancias de pobreza que se vive en el mundo.
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Usted es uno de los presidentes del Sínodo para la Amazonía. ¿Cuáles son sus expectativas, cómo cree que se va a desarrollar esta asamblea sinodal?
Bueno, yo tengo la experiencia del Sínodo de 2005, que era sobre el tema de la Eucaristía. Yo desde esa experiencia de 2005 a ahora, 2019, ya han pasado 14 años y yo me imagino un Sínodo muy fraternal. Va a haber muchas presiones de diversos sitios, pero lo voy a ver con un clima espiritual, pero en el sentido más profundo de la palabra, que es lo del Éxodo, por ejemplo. Dios ha visto la aflicción de su pueblo un Dios que ha escuchado el clamor de los pueblos indígenas, un Dios que ha decidido también que la Iglesia en su conjunto, con el Papa Francisco, pueda tomar decisiones respecto a la propuesta que el mismo Papa Francisco nos dio, nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral.
Cuando hablamos de ecología integral, yo estoy pensando en lo que es la poblaciones originarias hablan en el quechua, el Sumak Kawsay, que es el buen vivir. El buen vivir es ecología integral, es la armonía en sí mismo, la armonía con los demás y la armonía también con la naturaleza, y lógicamente en esa trilogía de armonía Dios está presente.
Sabemos que es un Sínodo de los obispos, pero en este Sínodo la presencia de no obispos es bastante significativa. ¿Cómo cree que eso puede influir en el desarrollo del Sínodo?
Precisamente es una apertura a una realidad eclesial que quiere escuchar a todos los bautizados y bautizadas, incluso no creyentes y de otras creencias religiosas. Y yo creo que aquí, siempre se ha pensado en los obispos como colegialidad episcopal, que ayuda al Papa Francisco. En este caso, para ofrecerle algunas propuestas que él después nos puede orientar. Cuando hablamos de esta apertura a laicos, a indígenas o a religiosas, estamos hablando de una experiencia sinodal, de caminar juntos. Porque lo que se pretende como objetivo, no es solamente caminar juntos los obispos, es caminar juntos todos los bautizados y bautizadas, y todas las personas de buena voluntad. Entonces, en ese aspecto, me parece que se está dando un mensaje muy claro, que la Iglesia es el Pueblo de Dios, y por eso la sinodalidad es esencial al Pueblo de Dios. Es lo que aparece en los Hechos de los Apóstoles en el primer Concilio de Jerusalén. Estaban enfrentados Pedro y Pablo, Pedro creía que solamente el Evangelio era para los judíos y Pablo decía que también era para los gentiles, para que aquellos no judíos. Entonces se reunieron y dijeron el Espíritu Santo y nosotros, hemos decidido tal cosa. Esto es lo que se pretende juntamente con nuestros hermanos y hermanas que no son obispos, pero que son tan bautizados como nosotros.
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RD.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

La extraña enfermedad producida por la Justicia

Por: Francisco Pérez García
Existe en nuestro país un extraño virus que no logra ser identificado y que produce una extraña enfermedad que muchas veces suele confundirse con algún problema coronario o de hipertensión arterial. Este cuadro que supera a cualquier estudio conocido de la medicina moderna responde, casi siempre, a una situación particular o a un par de palabras que al parecer despiertan los malestares de quienes sufren de este extraño padecer.
El solo decir “prisión preventiva” o esperar el resultado de una casación que podría darle la libertad a quienes sufren de este mal son razones más que suficientes para despertar esta disminución de defensas que enferma hasta al más pintado de nuestros políticos o personajes públicos con alguna denuncia o investigación por corrupción.
Los antecedentes del uso de esta “técnica” que busca –al parecer- conmover al más estricto de nuestros jueces o fiscales, las podemos encontrar hace unos 10 años aproximadamente cuando el exhombre fuerte de América Televisión y patriarca de la familia Crousillat, fue trasladado a una clínica con una afección coronaria cuando se iba a discutir su posible libertad, tras varios años de prisión.
La foto de quien fuera el hombre más poderoso de la televisión peruana, pegado a una camilla y a tubos de respiración fue de tal impacto que logró ser liberado gracias también a las buenas influencias del entonces ministro de Justicia aprista Aurelio Pastor. Sin embargo, días después el buen Crousillat apareció feliz de la vida caminando por el boulevard playero de Asia –en el sur chico-  y haciendo sus compras para la semana. Obviamente, retornó a prisión.
El caso Fujimori
El affaire Fujimori es el que más alerta genera. Es viable, que exista –y esto sí respaldado por diagnósticos médicos- que una persona sufra de un mal coronario por razones genéticas y hereditarias. Es decir, si tu padre o madre estuvo mal del corazón o sufrió una dolencia cardiaca, existe una gran posibilidad que tú también la padezcas.
Este parecía ser el caso de Keiko Fujimori quien –casualidades de la vida- terminó en la clínica favorita de su padre, aquejada también por un malestar generado por la ansiedad de saber si al fin el Poder Judicial la libraría y rompería así este daño de ser la “primera presa política de este régimen”. Sin embargo, el parte médico revelaría que solo se trata de un pequeño malestar gastrointestinal, sumado a situaciones de ansiedad que son tratables en el ámbito psicológico. Suponemos que es un malestar que fue “in crescendo” desde la anotación de Odebrecht de “Aumentar Keiko para 500” y que seguro se complicó cuando salió la famosa reunión de Hinostroza con “la señora K” y que ahora golpea más cuando se sabe que posiblemente sus congresistas habrían servido de tapada para recibir dinero ilegal de la corrupta empresa brasilera.
En la misma dinastía son conocidas las antiguas afecciones de su padre que el día de su indulto se recuperó milagrosamente en la clínica donde se guarece cada vez que se enferma, para luego “recaer” cada vez que se intenta hablar sobre su situación política, con el fin de huir de la condena que aún purga.
PPK y Toledo
La unión de los expresidentes no solo pasa por las investigaciones que se les sigue por el presunto recibo de coimas de Odebrecht para la carretera Interoceánica.  Comparten también el mismo virus que ataca a todos los que son procesados por la justicia.
En Estados Unidos, la defensa de Toledo esgrimió razones de salud mental generadas en estas semanas de prisión, para liberar a su cliente. Su esposa Eliane Karp ha responsabilizado al juez Hixson y a la fiscal LaPunzina de la “próxima muerte” del exmandatario.
En el caso de PPK, es llamativo que cada vez que se va a discutir su traslado o no a una prisión común, es llevado de inmediato a una clínica. El hombre que en campaña bailaba, que los primeros días de gobierno hacía ejercicio con su gabinete, que tenía fuerza para gritar a los periodistas cuando le hacían preguntas incómodas… de pronto al saberse ajeno a su libertad, empieza a ponerse mal.

Otros casos
Sin ir muy lejos, Susana Villarán, exalcaldesa de Lima también sufrió de un desbalance en su salud en los primeros días que la sombra de la prisión preventiva se hacía más visible. Cierto, se recuperó y está cumpliendo estoicamente su encierro en Chorrillos, mismo penal del que Keiko Fujimori ha salido para pasar una jornada en la clínica.
En el 2015, Martín Belaunde exasesor de Ollanta Humala también sufrió los malestares de la edad (¿?) pero aparentemente no le alcanzó para evitar la prisión.
Por el lado aprista tampoco se escapan de este mal endémico. Luis Nava, exsecretario general de la presidencia durante el segundo régimen del suicidado Alan García,amenazó en reiteradas oportunidades que él podría ser “el segundo muerto de la fiscalía”, en clara alusión a esa teoría descabellada que responsabiliza al proceso judicial por el suicidio de García Pérez.
Y así hay varios que se escapan a la memoria del suscrito pero que en la revisión de los archivos periodísticos aparecen claramente perfilando un malestar que solo –parece- ser abatido con la libertad y más aún con la impunidad. Impunidad que esperamos no logre su objetivo sino más bien que la justicia aplique lo que deba aplicar.

martes, 17 de septiembre de 2019

lunes, 16 de septiembre de 2019

Sínodo de la Amazonía: Una cuestión de fe por la defensa de la Creación

El próximo Sínodo de la Amazonía cada vez despierta más interés e interrogantes. ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Por qué? Un evento desarrollado en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) respondió a estas y otras preguntas mediante las reflexiones de Monseñor Javier Travieso, obispo del Vicariato de San José del Amazonas, y el Padre Pedro Hugues, reputado teólogo.

De izquierda a derecha, el Padre Pedro Hugues, el Padre Fernando Roca y Monseñor Javier Travieso durante el evento sobre el Sínodo de los Obispos. Foto: B.G.B.
De izquierda a derecha, el Padre Pedro Hugues, el Padre Fernando Roca y Monseñor Javier Travieso durante el evento sobre el Sínodo de los Obispos. Foto: B.G.B.
Por: Beatriz García (CAAAP)
20:55|15 de septiembre de 2019.- “El interés y la vida de los seres humanos de la Amazonía y su repercusión en el planeta, ese es el interés de este Sínodo. Se trata de ponernos a la luz de Dios para que cada criatura sea lo que debe ser”. Monseñor José Javier Travieso, obispo del Vicariato San José del Amazonas y en representación del resto de obispos amazónicos de Perú, y el padre Pedro Hugues, renombrado teólogo que también viajará a Roma en los próximos días en calidad de especialista, participaron en un conversatorio organizado en el Auditorio Juan Pablo II de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Como moderador el padre Fernando Roca, experto en temas amazónicos y también invitado para este gran evento de la Iglesia Católica que arranca el próximo 6 de octubre.
Explicar qué es un sínodo de obispos y por qué el Papa Francisco ha visto necesario convocar uno, denominado ‘especial’, sobre la situación y el futuro de la Amazonía eran los objetivos. “El Sínodo significa ese converger juntos para recorrer, también juntos, nuevos caminos”, explicó Travieso, “en este caso de la Amazonía los pueblos han hablado y tenemos ante nosotros un amplio abanico de sus preocupaciones”. Entre ellas la amenaza al Buen Vivir, pues la armonía que articula esta concepción de la vida está seriamente amenazada, al territorio, a la situación de los pueblos en aislamiento, a la de los indígenas migrantes y otras más. “A veces los seres humanos tenemos un actuar suicida. Si envenenamos el aire y el agua nos estamos suicidando”, afirmó el obispo amazónico.
El padre Pedro Hugues, por su parte, realizó una amplia reflexión sobre los porqués del Sínodo de la Amazonía incidiendo en el proceso de escucha que, durante meses, recogió información en 45 eventos territoriales y otras actividades en esa línea. Información muy relevante desde el propio terreno, desde los nueve países que integran la Panamazonía. “Es un diálogo histórico, pues nunca antes se había realizado porque, hasta ahora, los pueblos indígenas estaban marginados, sin voz”, comentó Hugues, “sí, existen muchos estudios antropológicos, muy buenos y relevantes, pero cada vez más ese tipo de estudio deben acompañarse de la voz de la gente. Hoy, de una forma organizada y masiva, se escucha la voz de la Amazonía”.
El conversatorio se desarrolló en el Auditorio Juan Pablo II de la PUCP. Foto: B.G.B.
El conversatorio se desarrolló en el Auditorio Juan Pablo II de la PUCP. Foto: B.G.B.
Ante el Sínodo, siempre está muy presente la figura del Papa Francisco y su mirada hacia el pulmón del mundo y sus pueblos. “A los pocos meses de ser elegido, en su primera visita a Latinoamérica, en Brasil y concretamente en Río de Janeiro, el Papa ya habló sobre esa preocupación”, recordó Hugues. Una preocupación que se basa en evidencias. “Las cosas están cambiando, para mal, a gran velocidad. La emergencia se agrava cada día y los bosques ya no pueden más”, aseguró el teólogo tras indicas que, cada minuto, se pierde el equivalente a dos campos de fútbol de bosque amazónico.
El pesimismo, que planea constantemente sobre la Amazonía y su futuro, debe combatirse con la esperanza que trae este Sínodo. Porque, si la Iglesia Católica se está movilizando es por mucho más que una preocupación. Es una cuestión de fe, de defensa de la Creación. Algo que va mucho más allá y toca fondo cuando, además, afecta a la vida de la gente. Puertas que comienzan a abrirse para una Amazonía que está naciendo con voz propia. Todavía habla bajito, casi no la escuchamos, pero ya nació y hay que darle la libertad de crecer para salvarse y, a la vez, salvar la vida amenazada de todo el planeta.
Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica – CAAAP

Quienes se oponen al Sínodo Amazónico son enemigos de la Iglesia y del Papa Francisco: Cardenal Barreto

Cardenal Pedro BarretoQuito, Ecuador.-El Cardenal peruano Pedro Barreto Jimeno criticó a quienes se oponen al Sínodo Amazónico y atacan a la Iglesia y al papa Francisco.  En su exposición final en el Congreso sobre Ecología Integral y Sínodo Amazónico, el purpurado que también fue designado como uno de los presiddentes del Sínodo expresó que los opositores al Sínodo defienden otros intereses, lo cual no debe extrañar porque también junto a Jesús caminaban muchos de sus enemigos que luego lo criticaban.
El congreso, que fue organizado por la Pastoral Social de Ecuador, contó con la participación de más de trescientas personas que dialogaron y reflexionaron sobre temas de Ecología Integral y sobre el documento de trabajo (Instrumentum Laboris), cuyos aportes se enviarán al próximo Sínodo de la Amazonía, que se realizará en el Vaticano, del 6 al 27 de octubre.
“Algunos piensan que con la realización de este Sínodo Amazónico se afectará la doctrina de la Iglesia. En realidad, ellos están más preocupados por el contenido de la Fe que por las personas que desean vivir el encuentro personal y comunitario con Cristo. No es de extrañar estas críticas internas a la Iglesia y en especial a nuestro querido hermano Francisco, como lo suelen llamar los mismos indígenas a lo largo y ancho de la Pan-Amazonía. Jesús mismo las sufrió de sus enemigos que lo acompañaban a todas partes para observarlo hasta en los más pequeños gestos y acciones para criticarlo abiertamente”.
Luego subrayó que, ante la crítica de sus enemigos, Jesús no se quedó callado. Les llamó “hipócritas”, “sepulcros blanqueados” y advirtió a sus discípulos: “Hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen”. Pero el pueblo sencillo, dijo en Cardenal Barreto, seguía a Jesús, como ahora sigue al Papa Francisco.
Durante su ponencia, en el acto que cerró formalmente los eventos públicos preparatorios al Sínodo Amazónico, Pedro Barreto, hizo notar la alianza entre quienes detentan el poder, sus políticos y el pequeño grupo de católicos que atacan al Papa Francisco y al próximo Sínodo:
“Los que detentan el poder económico y los políticos se unen a ese pequeño grupo de católicos para buscar cómo dejar fuera a Jesús y su misión de anunciar el Reino de Dios a los pobres y excluidos de la sociedad. Igual hoy sucede con el Papa Francisco y con todos aquellos que deseamos salir al encuentro de Cristo en el cuidado de la vida y de nuestra casa común desde el gran bioma que es la Amazonía y de las culturas ancestrales que se han desarrollado allí durante miles de años. Así el Papa Francisco afirma que “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman la especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente” (LS Nº 54)
Por eso una hermana indígena colombiana afirmó en un encuentro realizado recientemente en Bogotá: “Los políticos no tienen tiempo para escucharnos, los empresarios menos; pero el Papa Francisco sí tiene tiempo para escucharnos con gusto y atención”. Este es un signo de los tiempos de esperanza y de acción conjunta.
Para el Cardenal Pedro Barreto, no hay ninguna duda: la unidad en la Iglesia Católica se da en torno al reconocimiento del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco.
Finalmente, hizo un llamado para que los creyentes tengamos una mayor iniciativa en la defensa y cuidado de la Casa Común. «Para que seamos más astutos que los hijos de las tinieblas». Con este Sínodo, afirmó, estamos actuando como discípulos misioneros y cómo Jesús quiere: “ESCUCHAR, DISCERNIR y ACTUAR conforme a su voluntad. Ésta es nuestra fuerza imparable. Es que la Iglesia está despertando del letargo y la indiferencia. Como Iglesia Católica hemos levantado la voz ante el clamor de la tierra y de los pobres al mirar, con ojos de fe y esperanza a la gran Amazonía y a los que viven en ella”.
Cristo es la luz del mundo “quien me sigue no caminará en tinieblas”. Con esa seguridad que nos ofrece Jesús, el Señor Resucitado, escuchamos el clamor de la tierra y el Grito de los pobres; buscamos, a través del discernimiento espiritual, la voluntad de Dios, a fin de actuar juntos en los “Nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral”, iluminados y fortalecidos con las orientaciones de la Evangelii Gaudium y de la Laudato SI’ en colegialidad episcopal y sinodalidad eclesial. Porque como Greta Thumberg, de 16 años: “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos” (LS Nº 13)
 Exposición íntegra del Cardenal Pedro Barreto: 
 Este Congreso cierra la preparación inmediata al Sínodo Amazónico
La REPAM inció hace cinco años y medio. Me alegro mucho porque la Iglesia católica en Ecuador inició el proceso, yo diría indirecto, de este regalo grande de Dios de tener un Sínodo, por primera vez en la historia de una región como la amazonía.
En este encuentro sentimos la presencia viva de Dios, actuante en cada uno de nosotros, y sentimos una gran esperanza.  Mutuamente nos alegramos por ello y la alegría del Pueblo de Dios que camina en la Amazonía. Nuestros hermanos y hermanas que viven en ella nos ofrecen motivos suficientes para mantener viva la esperanza y la alegría de ser hijos e hijas de Dios. Al contemplar la belleza de la creación de Dios nos sentimos criaturas amadas desinteresadamente por Él, que nos invita a cuidar nuestra Casa Común, la única que tenemos, que es el regalo más grande que nos ha dado Dios. Esta amazonía no es un lugar desierto, está habitada por personas, con sus culturas propias, sus lenguas, sus tradiciones y cosmovisiones y de ellas como el papa Francisco nos dice tenemos que aprender y que ellos son los interlocutores válidos de su identidad indígena amazónica. Y por eso estamos en esta dinámica, en este gran río del Amazonas en el que confluyen muchos afluentes, muchas igleisas particulares muchas etnias, con el único propósito de dar vida y vida en abundancia, como nos dice Jesús.  Aprendemos de ellos a cuidar la vida, la tierra y el agua. Y como dice el Papa Francisco: “El gemido de la hermana tierra se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos” (Laudato Si’ Nº 53). Por eso la convocatoria del Sínodo para la Amazonía. Voy a hacer algunas preguntas que podrían ayudarnos a cerrar con broche de oro esta preparación inmediata al Sínodo
¿Qué es un Sínodo?
Etimológicamente la palabra sínodo viene del griego: syn = que significa con o juntos y odos = que es camino, que es ruta. Entonces podemos decir que Sínodo es caminar juntos y caminar juntos en una sola dirección. Como decía Saint Exupery, en el Principito, "el amor no es mirarse a los ojos sino mirar juntos en una sola dirección. Este es el meollo y fundamento para el sínodo de obispos.  Las conclusiones se formulan  decir, una reunión de obispos que piensan, disciernen y actúan juntos sobre un determinado tema. Las conclusiones se formulan en propuestas para hacérselas llegar al Papa Francisco.
¿Por qué un Sínodo especial sobre la Amazonía?
La Amazonía conserva el mayor bosque tropical del planeta que purifica el dióxido de carbono limpiando la atmósfera; posee la mayor cantidad de agua dulce del mundo.
Miles de años antes de la llegada de los europeos al “nuevo mundo” a la Amazonía, ella ya estaba modelada y habitada por seres humanos. Ellos aumentaron la biodiversidad botánica introduciendo plantas de un lugar a otro de la Amazonía. Mejoraron la calidad de los suelos incorporando materia orgánica. La sabiduría de los pueblos originarios se mantiene hasta hoy.
¿Por qué el Sínodo sobre la Amazonía en la ciudad del Vaticano?
En el número 38 de la Laudato Si’ se indica que “no se ignora la importancia de esos pulmones (Amazonía, Cuenca Fluvial del Congo.) para toda la humanidad”. Por tanto, si tiene efectos positivos para el planeta y si la Amazonía es un “espejo de lo que sucede en el mundo y en la humanidad” entonces es lógico y evangélico escoger Roma como lugar de realización del Sínodo. En Palabras del Papa Francisco se experimenta un movimiento eclesial “del centro a la periferia”. Por otro lado, los habitantes de la Amazonía van comenzando a dejar de ser “invisibles” para la sociedad. Con la convocatoria del Sínodo por el Papa Francisco el 15 de octubre de 2017 los pueblos amazónicos se están convirtiendo en el centro de las preocupaciones pastorales de la Iglesia.
¿Por qué el Sínodo sobre la Amazonía ha despertado críticas en algunos pequeños sectores de la Iglesia y de la sociedad?
Dentro de la Iglesia algunos piensan que con la realización de este Sínodo Amazónico se afectará la doctrina de la Iglesia. En realidad, ellos están más preocupados por el contenido de la Fe que por las personas que desean vivir el encuentro personal y comunitario con Cristo. No es de extrañar estas críticas internas a la Iglesia y en especial a nuestro querido hermano Francisco, como lo suelen llamar los mismos indígenas a lo largo y ancho de la Pan-Amazonía. Jesús mismo las sufrió de sus enemigos que lo acompañaban a todas partes para observarlo hasta en los más pequeños gestos y acciones para criticarlo abiertamente. Jesús no se queda callado. Les dice “hipócritas”, “sepulcros blanqueados” y advierte a sus discípulos y a nosotros también: “Hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen”. Pero el pueblo sencillo seguía a Jesús, como ahora a Francisco.
Los que detentan el poder económico y los políticos se unen a ese pequeño grupo de católicos para buscar cómo dejar fuera a Jesús y su misión de anunciar el Reino de Dios a los pobres y excluidos de la sociedad. Igual hoy sucede con el Papa Francisco y con todos aquellos que deseamos salir al encuentro de Cristo en el cuidado de la vida y de nuestra casa común desde el gran bioma que es la Amazonía y de las culturas ancestrales que se han desarrollado allí durante miles de años. Así el Papa Francisco afirma que “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman la especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente” (LS Nº 54)
Por eso una hermana indígena colombiana afirmó en un encuentro realizado recientemente en Bogotá: “Los políticos no tienen tiempo para escucharnos, los empresarios menos; pero el Papa Francisco sí tiene tiempo para escucharnos con gusto y atención”. Este es un signo de los tiempos de esperanza y de acción conjunta.
El sucesor del apóstol Pedro: signo de unidad en la Iglesia
El Concilio Vaticano II, en la Constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium” Nº23 nos dice:
“El sucesor del apóstol Pedro, el Obispo de Roma, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad entre los obispos y la multitud de fieles”. Con estas palabras el Concilio ha afirmado que es el Obispo de Roma, el Papa que unifica a todos los bautizados en torno a Cristo como Cuerpo suyo y miembros del Pueblo Santo de Dios. San Jerónimo decía: “Desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Cristo”. Podemos decir también que desconocer al sucesor de Pedro, es desconocer a Cristo.
“Los Hijos de la Luz más astutos que los hijos de las tinieblas…”
Alguno me diría que he puesto al revés esta cita de Jesús. Es verdad ahora estamos actuando como discípulos misioneros y cómo Él quiere: ESCUCHAR, DISCERNIR y ACTUAR conforme a su voluntad. Ésta es nuestra fuerza imparable. Es que la Iglesia está despertando del letargo y la indiferencia. Como Iglesia Católica hemos levantado la voz ante el clamor de la tierra y de los pobres al mirar, con ojos de fe y esperanza a la gran Amazonía y a los que viven en ella.
En el texto, Jesús indica que el dueño de la empresa alabó a su administrador injusto porque hizo las cosas con astucia para provecho personal. De esta manera y por eso, Jesús nos amonesta por nuestra falta de iniciativa en favor del interés de los pobres y excluidos y nos advierte que “Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz” (Lc. 16,8)
Estamos ya en la recta final de la preparación inmediata del Sínodo especial sobre la Amazonía que se realizará en Roma del 6 al 27 de octubre próximo. Y ahora por la preocupación de los políticos y empresarios sobre la Amazonía podemos decirle al Señor que ahora los hijos de la luz son más astutos que los hijos de las tinieblas.
Cristo es la luz del mundo “quien me sigue no caminará en tinieblas”. Con esa seguridad que nos ofrece Jesús, el Señor Resucitado, escuchamos el clamor de la tierra y el Grito de los pobres; buscamos, a través del discernimiento espiritual, la voluntad de Dios, a fin de actuar juntos en los “Nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral”, iluminados y fortalecidos con las orientaciones de la Evangelii Gaudium y de la Laudato SI’ en colegialidad episcopal y sinodalidad eclesial. Porque como Greta Thumberg, de 16 años: “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos” (LS Nº 13)
Desde Quito, capital de la República del Ecuador y desde esta Iglesia Ecuatoriana, escuchamos el clamor de la tierra y de los pobres y unidos con el Papa Francisco decimos al mundo: “Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta nos quiten el gozo a la esperanza” (LS Nº 244)
QUITO, 13 de setiembre, 2019. Cardenal Pedro Barreto Jimeno, Arzobispo de Huancayo, Vice presidente de REPAM, Designado por el Papa Francisco como uno de los tres presidentes del Sínodo Amazónico.
SIGNIS ALC