martes, 25 de febrero de 2020

Monseñor Escobar: "Nuestros mártires nos acompañan en el camino de la vida"

El arzobispo celebra el proceso de la causa de Rutilio Grande

José Luis Escobar, arzobispo de San Salvador
José Luis Escobar, arzobispo de San Salvador

La Iglesia salvadoreña se une para dar gracias a Dios por el decreto que da vía libre a la beatificación del P. Rutilio Grande S.J. y sus compañeros

"El Papa estuvo de cerca en el martirio mismo, tenemos una carta de cuando él era provincial de los jesuitas en Argentina y escribió al provincial de El Salvador, solidarizándose con lo que se estaba viviendo aquí", afirmó el Arzobispo de San Salvador

(Vatican News).- La comunidad cristiana salvadoreña celebró el 22 de febrero pasado una eucaristía de acción de gracias por la próxima beatificación del P. Rutilio Grande S.J. y sus compañeros, Nelson Rutilio y Manuel Solórzano.
Mons. Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador, invitó a toda la comunidad católica a dar gracias a Dios por “este regalo” e invitó “a que cada uno en su corazón, demos gracias a Dios”. Seguidamente declaró: “Es la mejor noticia que podíamos escuchar y nos congratulamos todos".

Cercanía del Papa

“El Papa estuvo de cerca en el martirio mismo, tenemos una carta de cuando él era provincial de los jesuitas en Argentina y escribió al provincial de El Salvador, solidarizándose con lo que se estaba viviendo aquí”, afirmó el Arzobispo. Añadió los agradecimientos al Papa Francisco por toda la atención que él ha puesto para que el proceso llegue a este momento.

También explicó que “con la beatificación el culto es regional y cuando se canoniza, el culto es universal”. Mons. Escobar también se refirió a que el proceso de la causa había sido rápido y que se había trabajado con un equipo mixto, conformado por la diócesis y la Compañía de Jesús.

Mural en homenaje a Rutilio Romero en El Salvador
Mural en homenaje a Rutilio Romero en El Salvador
En este sentido agradeció el trabajo de los padres Anton Witwer y Pascual Cebollada, postuladores por la Compañía de Jesús, así como el trabajo de Mons. Rafael Urrutia, vicepostulador, representante de la Arquidiócesis de San Salvador.

Los mártires nos acompañan en el camino de la vida

Recogiendo el sentido de la vida de los mártires, Mons. Escobar Alas afirmó: “Nuestros mártires nos acompañan en el camino de la vida; son la vivencia del Evangelio, el Evangelio hecho vida de forma radical hasta dar su vida por el Señor. Que esto nos impulse a ser radicales en la vivencia del Evangelio, dando la vida, viviendo nuestra fe con autenticidad, amando a Dios de corazón y este amor debe expresarse en el hermano que sufre, en el pobre, como ellos hicieron durante su vida”.
Francisco en Santa Marta
Francisco en Santa Marta

sábado, 22 de febrero de 2020

Cardenal Barreto: “Querida Amazonía es una llamada a cuidar a los marginados y descartables que viven en la periferia”

  • Para el vicepresidente de la REPAM, “los últimos son los protagonistas de este proceso sinodal”
Cardenal Barreto
Cardenal Barreto

"Hay que ver este aspecto de la interconexión entre el Documento Final y la exhortación Querida Amazonía, dentro del marco de la Laudato Si, y para nosotros, los católicos, desde Evangelii Gaudium, la Alegría del Evangelio, este aspecto es fundamental"

El Papa Francisco, “lo que quiere es impulsarnos a soñar, a soñar con una humanidad donde se respeten los derechos humanos de manera irrestrita, donde se respete también, no solamente la vida sino el entorno común, que es nuestro hogar”

“Estamos aprendiendo a caminar juntos, a escucharnos mutuamente, a reconocernos como personas, a reconocer también a Dios Creador del Cielo y de la Tierra, a interpretar estos signos de los tiempos, que nos hablaba el Vaticano II, y a actuar de manera colegial”

"La exhortación apostólica Querida Amazonía es una puesta práctica de la opción preferencial por los pobres, que está implícita en la fe cristológica"

Abertura del Sínodo para la Amazonía
Lo vivido en el Sínodo para la Amazonía hunde sus raíces en el Concilio Vaticano II, en una voluntad de hacer realidad una Iglesia que escucha y discierne juntos. Quien dice eso es uno de los Presidentes Delegados de la asamblea sinodal, el cardenal Pedro Barreto. Como vicepresidente de la Red Eclesial Pan Amazónica – REPAM, el arzobispo de Huancayo, Perú, es uno de los grandes conocedores del proceso sinodal, en el que participaron oficialmente más de 87.000 mersonas.
El purpurado peruano señala que el Papa Francisco, “lo que quiere es impulsarnos a soñar, a soñar con una humanidad donde se respeten los derechos humanos de manera irrestrita, donde se respete también, no solamente la vida sino el entorno común, que es nuestro hogar”. Él insiste en “la interconexión entre el Documento Final y la exhortación Querida Amazonía, dentro del marco de la Laudato Si, y para nosotros, los católicos, desde Evangelii Gaudium”, un proceso que para alguien que la ha vivido desde dentro, le lleva a ver la exhortación como “un regalo muy grande de Dios, tenemos que seguir caminando”.
Refiriéndose a los pueblos indígenas, Barreto dice que “los últimos son los protagonistas de este proceso sinodal”. De hecho, teniendo como referencia las palabras del Papa Francisco, “la Iglesia católica del siglo XXI, es la Iglesia sinodal”, que se hace realidad en la medida en que “estamos aprendiendo a caminar juntos, a escucharnos mutuamente, a reconocernos como personas, a reconocer también a Dios Creador del Cielo y de la Tierra, a interpretar estos signos de los tiempos, que nos hablaba el Vaticano II, y a actuar de manera colegial”. No podemos olvidar que “todo está conectado, relacionado, y que no podemos aislarnos nosotros mismos de los demás, y no podemos aislar un aspecto de la naturaleza de otro”, refuerza el vicepresidente de la REPAM.
¿Cuál es su impresión sobre Querida Amazonía, la exhortación que el Papa Francisco nos ha regalado como un paso más dentro del proceso sinodal?
Es la reafirmación de este proceso sinodal que el Papa Francisco está impulsando en fidelidad a la propuesta del Concilio Vaticano II, y que el mismo Vaticano II miraba a la Iglesia primitiva. Jesús no dejó la Iglesia estructurada, dejó personas con limitaciones, pero con un convencimiento de la búsqueda constante de la voluntad de Dios como respuesta a este proceso de escucha de las personas, de este discernimiento que tenemos que hacer en conjunto.
Por tanto, la exhortación apostólica Querida Amazonía no se puede entender sin el Documento Final, e incluso yo diría, como también el Papa lo manifiesta en algún momento en la exhortación, sin el Instrumentum Laboris que todos tuvimos durante el Sínodo, que es fruto de la consulta previa a los pueblos amazónicos.
Cardenal Pedro Barreto
¿Hasta qué punto es importante para entender la exhortación, la invitación que el Papa Francisco hace a toda la Iglesia, en los números 3 y 4, a leer el Documento Final y a empeñarse en su aplicación?
Para mí es muy importante, y hay que agradecer a Dios esa referencia explícita desde principio de la exhortación, donde el Papa Francisco manifiesta que no va a añadir, no va a repetir, lo que está en el Documento Final, él lo que quiere es impulsarnos a soñar, a soñar con una humanidad donde se respeten los derechos humanos de manera irrestrita, donde se respete también, no solamente la vida sino el entorno común, que es nuestro hogar. El respeto a las culturas, que es este diálogo intercultural, no solamente dentro de la Amazonía, sino dentro de la humanidad. Este diálogo también urgente, el ecológico, que es un sueño que el Papa Francisco también manifiesta con mucha claridad. Por último, ese sueño eclesial, que tiene como base fundamental el Documento Final, que fue aprobado en su totalidad por la asamblea sinodal.
Cuando el Papa Francisco convocó el Sínodo para la Amazonía, el 15 de octubre de 2017, insistía en su objetivo en un enfoque especial en los pueblos indígenas. ¿Podríamos decir que todo el proceso, sobretodo el destaque que hace en la exhortación postsinodal sobre los pueblos indígenas, pone de manifiesto que se ha cumplido su principal objetivo?
Estoy convencido que sí. Dios inspiró al Papa Francisco esta, yo diría histórica, situación de convocar un sínodo para una región, que comprende nueve países de América Latina. Esta convocatoria sorprendió a muchos, incluso a aquellos que estábamos muy dentro de la Red Eclesial Pan Amazónica. A todas luces, el Papa Francisco continúa con la espiritualidad y la visión que él mismo ofreció, en junio de 2015, con la encíclica Laudato Si, tocando el tema de la ecología, el cuidado de nuestra casa común. También estoy muy convencido que el Papa, detrás de esta convocatoria del sínodo, tenía muy presente esta propuesta de una ecología integral.
La pregunta que él se hacía, supongo, y creo que esto es lo real, es por dónde comenzar. La Amazonía cumple dos aspectos fundamentales de la Laudato Si, no porque sea citada en el número 38 de la Laudato Si, sino porque es un espacio geográfico, es un bioma con gran biodiversidad, que es uno de los pulmones del mundo, así se le afirma, junto con la cuenca fluvial del Congo y los acuíferos en general del mundo. Pero la Amazonía es un bioma, es un sistema interactivo, vivo, que no solamente beneficia a los que viven ahí, en la Amazonía, sino también a toda la humanidad.
Por otro lado, la Amazonía tiene una gran diversidad de culturas, son más de 390 comunidades nativas, además de unas 130 que son pueblos en aislamiento voluntario, que hablan más de 240 lenguas, entre ellos no pueden entenderse, sus lenguas originarias son distintas. Ahí hay dos aspectos que el Papa Francisco ha sido muy consciente y que han vivido, no solamente como el mismo Papa manifiesta en el número 1, que la Amazonía tiene toda esa belleza, ese esplendor de la naturaleza, pero también tiene un profundo drama histórico, que han sufrido hermanos y hermanas a lo largo de siglos, porque ellos han vivido, se calcula, por más de veinte siglos en esta región amazónica.
Por tanto, este esplendor de la naturaleza, este drama de los pueblos amazónicos, también es para nosotros un misterio, que lo vemos desde el Misterio Pascual de Jesús, con su Pasión, Muerte y Resurrección. Eso es lo que estamos, en el fondo, viviendo y proclamando con alegría, el triunfo de la vida sobre la muerte, el triunfo de la alegría sobre la tristeza.
barreto
En la exhortación postsinodal, el Papa Francisco no hace propuestas concretas. ¿Podríamos decir que eso es una expresión clara del nuevo tipo de Iglesia, basada en la sinodalidad, que camina y vive la comunión que el Papa Francisco quiere establecer como camino de futuro?
Sí, pero hay un aspecto que debemos subrayar. Como ya hablábamos antes, el Papa Francisco decía con claridad que debíamos leer el Documento Final. Ese Documento Final, aprobado por la asamblea sinodal, precisa y propone algunos aspectos que ofrecíamos al Santo Padre, pero que el Santo Padre las ha acogido en plenitud. Estoy convencido que es la primera vez en la historia de los sínodos que el Papa indica que ese Documento Final del Sínodo son propuestas de acción que él las asume, y que por lo tanto no va a repetirlas.
Hay que ver este aspecto de la interconexión entre el Documento Final y la exhortación Querida Amazonía, dentro del marco de la Laudato Si, y para nosotros, los católicos, desde Evangelii Gaudium, la Alegría del Evangelio, este aspecto es fundamental. Por otro lado, el Papa está siendo como el guía de una Iglesia sinodal, una Iglesia que se ponga a la escucha de los hermanos a los cuales tenemos que servir por mandato de Jesús. La exhortación, para todos los que hemos vivido este proceso, es un regalo muy grande de Dios, tenemos que seguir caminando.
Yo recuero a la señora Yésica Patiachi, que es indígena de la región Madre de Dios, que en Puerto Maldonado, la capital de esa región, cuando estuvo el Papa Francisco, el 19 de enero de 2018, ella le transmitió un saludo. Pues bien, ella misma, en el aula sinodal, ante todos los obispos y el Papa, le dijo: hermano Francisco, así le llaman los pueblos indígenas al Papa, no le dicen Papa. Hermano Francisco, te vemos sólo, y en los pueblos originarios estamos contigo. Los últimos son los protagonistas de este proceso sinodal, que realmente nos entusiasma. Y nos ponemos en camino en esta larga navegación de la Iglesia que peregrina hacia la casa del Padre, como dice el Vaticano II en la Lumem Gentium.
Barreto en la Sala Stampa
¿Eso podría llevarnos a decir que la nueva forma de Magisterio que el Papa Francisco propone, no es algo exclusivo del Papa, sino que es algo que debe ser creado a partir de toda la Iglesia, de esa sinodalidad que él propone?
En realidad, el Papa Francisco, en alguna otra ocasión, afirmó que la Iglesia católica del siglo XXI, es la Iglesia sinodal. Esta afirmación del Papa Francisco nos hace tomar conciencia que él es principio de unidad entre los obispos y los bautizados y bautizadas que conformamos la Iglesia, que estamos aprendiendo en la práctica, con luces y con sombras, pero estamos aprendiendo a caminar juntos, a escucharnos mutuamente, a reconocernos como personas, a reconocer también a Dios Creador del Cielo y de la Tierra, a interpretar estos signos de los tiempos, que nos hablaba el Vaticano II, y a actuar de manera colegial a nivel de obispos, y este episcopado que está unido al Santo Padre, en este caso al Papa Francisco, para animar a los fieles a vivir en este proceso sinodal de escucha, de discernimiento, conjunto y colegial.
El Papa Francisco nos invita a continuar avanzando, da a entender que el proceso sinodal no está encerrado con la publicación de la exhortación. ¿Cuál debe ser el papel, por un lado de la Iglesia que camina en la Amazonía, y por otro lado de la sociedad, sobretodo los pueblos indígenas, en este nuevo momento post asamblea sinodal?
En realidad, hay que afirmar lo que él mismo dice en la Laudato Si, esta experiencia de que cada vez somos más conscientes de que todo está conectado, relacionado, y que no podemos aislarnos nosotros mismos de los demás, y no podemos aislar un aspecto de la naturaleza de otro, todo esta conectado. Por tanto, lo que debemos afirmar es que el Papa nos está enseñando a caminar, una Iglesia que camina, una Iglesia que no mira para atrás. Esto lo dice claramente Jesús, aquel que es llamado, pero que mira para atrás, no es apto para el Reino de los Cielos. Mirar para atrás, en este momento, significa un detener la Iglesia, y la Iglesia, con la fuerza del Espíritu Santo, sigue avanzando.
Es como quedarnos en la orilla, no en el agua que discurre. La Iglesia está en movimiento, de manera lenta tal vez, pero escucha esos gritos de aquellos que no quieren caminar juntos, de aquellos que quieren una Iglesia a su medida, pero la Iglesia avanza, y va avanzando con la gracia de Dios. Recién estamos comenzando, y en este aspecto, Francisco nos impulsa a caminar con él, en la presencia de Cristo, anunciando con entusiasmo, con firmeza, y con compromiso muy claro que es Jesucristo quien nos dice, vayan por todo el mundo, vayan a la Amazonía, como lugar de encuentro con Él y encuentro con los hermanos. Y desde la Amazonía, para buscar una ecología integral, que era la propuesta prematura para el Sínodo.
Abertura de la Asamblea Sinodal
Desde una perspectiva universal y social, ¿cuál puede ser el papel de cara a hacer un mundo mejor para todos que puede tener este proceso sinodal en el futuro de la humanidad?
Estoy también convencido que la propuesta que soñó el Papa Juan XXIII, al dirigirse a toda la humanidad, y a hombres y mujeres, que eran conscientes de la responsabilidad social que tenían desde la fe, que es promover un diálogo con todos sobre nuestra Casa Común, como dice el Papa Francisco en la Laudato Si, en el número 3. Este diálogo no es simplemente un pasar el tiempo, tiene un objetivo, encontrar juntos esos caminos que nos lleven verdaderamente a un respeto irrestricto de la vida y del entorno natural.
Pablo VI ya hablaba de la gravedad de la degradación ambiental causada por la inconsedarada explotación de la naturaleza. Él decía que este es un problema social, de envergadura, que incumbe a toda la familia. San Pablo VI es citado por el Papa Francisco en la Laudato Si, incluso también San Juan Pablo II. Creo que aquí hay toda una corriente doctrinal, ecológica, que recoge Francisco y que, de alguna manera, Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in Veritate, anticipa muchos contenidos que el Papa Francisco toca en la Laudato Si. Todos recordamos como el 1 de enero del 2010, el Papa Benedicto XVI, dirigiéndose a toda la humanidad en la Jornada Mundial de la Paz, dijo: si quieres la paz, cuida la creación de Dios. Este mensaje es muy actual desde esta perspectiva de la exhortación Querida Amazonía.
¿Cuál es el mensaje que nos deja Querida Amazonía?
La exhortación apostólica Querida Amazonía es una puesta práctica de la opción preferencial por los pobres, que está implícita en la fe cristológica, como lo dijo Benedicto XVI en Aparecida, el 13 de mayo del 2007. Este reconocimiento del otro, esta alteridad, este salir de nosotros mismos, esta Iglesia en salida, que dice el Papa Francisco, es salir a aquellos que están alejados, que viven en la periferia. Esto es lo que ha hecho el Papa Francisco con la exhortación. Por tanto, yo creo que esta opción preferencial por los pobres, es la buena noticia de Jesús y de la Iglesia católica hoy al mundo, cuidar la vida, cuidar el entorno natural, comenzando por aquellos que son sus preferidos, los pobres, los marginados y descartables que viven en la periferia.
Sala Stampa

viernes, 21 de febrero de 2020

.: CARACTERISTICAS DEL ANIMADOR

.: CARACTERISTICAS DEL ANIMADOR: Por raíces lingüísticas, la palabra animación se enlaza con el significado de alma (ánima), o sea, de un principio interior de ...

martes, 18 de febrero de 2020

Cardenal Barreto: "La exhortación expresa el cariño de la Iglesia por los despreciados por la sociedad tecnocrática"

Monseñor Vizcarra: "Creemos en un Dios que es así, que es misericordia, que es samaritano, que es próximo"

El Papa Francisco y el Cardenal Barreto caminan en medio de los pueblos de la Amazonía - Foto Guilherme Cavali
El Papa Francisco y el Cardenal Barreto caminan en medio de los pueblos de la Amazonía - Foto Guilherme Cavali

Los prelados peruanos, el Cardenal Pedro Barreto y Monseñor Alfredo Vizcarra, dan a conocer sus impresiones y esperanzas sobre la publicación de la Exhortación Postsinodal del Papa Francisco: “Querida Amazonia”

Afirman que los sueños de Francisco "expresan pues una mirada hacia el futuro inmediato y lógicamente nos motivará a todos el vivir una auténtica vida de fe comprometida con los más pobres"

(Vatican News).- “Esperanza, sueños, invitación y desafío a la acción evangelizadora para toda la Iglesia”, son los términos que emergen en los pronunciamientos de los Prelados peruanos, el Cardenal Pedro Barreto, S.J., Arzobispo de Huancayo, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y Vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y de Monseñor Alfredo Vizcarra, S.J., Obispo del Vicariato Apostólico de Jaén después de la publicación de la Exhortación Postsinodal del Papa Francisco: “Querida Amazonia”. El documento es la continuación del Sínodo Especial de Obispos celebrado en el Vaticano en octubre del año pasado sobre el tema: “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

Cardenal Barreto: la Amazonia en el corazón del Papa

El Cardenal Pedro Barreto dialogando con nuestro colega, el Padre Manuel Cubías, recordaba todo el proceso sinodal que comprende la fase preparatoria del Sínodo de los Obispos para la Región Amazónica que se inició con la Visita del Santo Padre a Puerto Maldonado, Perú, en enero de 2018 y el sucesivo proceso de escucha a las poblaciones amazónicas que culminó con el documento de trabajo (Instrumentum laboris), el mismo que fue objeto de estudio, discusión y reflexión durante el Sínodo Amazónico, donde se habló de toda la problemática amazónica y se hicieron propuestas que fueron recogidas en el Documento Final del Sínodo, dijo que este es “un documento conclusivo – afirma el Arzobispo de Huancayo – que el Papa Francisco ha asumido plenamente en la Exhortación Apostólica Postsinodal”.

Representantes de los movimentos populares, con el cardenal Barreto
Representantes de los movimentos populares, con el cardenal Barreto


Una auténtica vida de fe comprometida con los más pobres

Para el Vicepresidente de la CEP, estamos en un momento muy importante en la Iglesia y “esta Exhortación habla no solamente de la problemática de la Amazonia, sino también habla de esta actitud fundamental de expresar el cariño de la Iglesia por los últimos, por aquellos que son de alguna manera los despreciados por la sociedad tecnocrática que vivimos y que sufren las consecuencias de este mismo sistema que pone en primer lugar el lucro por encima de la dignidad de las personas, de las culturas”. Lo más llamativo del Papa Francisco, subraya el Cardenal Barreto, es que habla de sueños, el sueño social, el sueño cultural, el sueño ecológico y el sueño también eclesial. “Estos sueños – puntualiza el Purpurado – expresan pues una mirada hacia el futuro inmediato y lógicamente nos motivará a todos el vivir una auténtica vida de fe comprometida con los más pobres, con los más humildes, comenzando por aquellos que son los descartables de la sociedad y todo esto impulsado por el amor a Jesús, un Jesús que vino a nosotros para darnos vida y vida en abundancia”.

La Exhortación no se entiende sin las propuestas del Documento Final

Asimismo, el Vicepresidente de la REPAM señala que, en el Documento Final se expresa unas propuestas que fueron aprobadas en su conjunto e individualmente por el Sínodo Amazónico. “Esto nos puede ayudar mucho porque el Papa en la misma Exhortación habla de la necesidad de asumir todos los contenidos del Documento Final. Por tanto – concluye el Cardenal Barreto – ‘Querida Amazonia’ no se entiende sin asumir también las propuestas del Documento Final”. Esto va ayudar mucho para entender algunas críticas que pueda hacerse a la Exhortación Apostólica, afirma el Purpurado, porque no toca temas que todos estaban muy preocupados durante el Sínodo, como el del sacerdocio de los hermanos casados. “El Papa asume plenamente este Documento Final y el mismo lo dice que no quiere añadir, ni repetir todo lo dicho y una prueba de ello – y el mismo Papa lo dice en la Exhortación – es que no va a citar el Documento Final porque de por sí, tiene ya el respaldo del Papa Francisco”.
Barreto, con un sombrero de plumas indígena
Barreto, con un sombrero de plumas indígena

Es la hora de la acción, como Iglesia al servicio de la humanidad

Finalmente, el Arzobispo de Huancayo dijo que, “estamos en una hora muy importante de esperanza, la esperanza de abrazar a todos los pueblos originarios amazónicos y desde ellos a todas las poblaciones originarias del mundo”. “Que Dios nos bendiga en este camino sinodal – invoca el Cardenal Barreto – que continúa con fuerza desde este discernimiento importante que toda la Iglesia tiene que realizar después de una atenta escucha del clamor de la tierra y del clamor de los pobres, es la hora de la acción, de la acción coordinada, consensuada, como Iglesia al servicio de la humanidad”.

Monseñor Vizcarra: un cambio de perspectiva

Por su parte, Monseñor Alfredo Vizcarra, Obispo del Vicariato Apostólico de Jaén, Perú, dialogando con nuestra colega del programa francés, Hélène Destombes, sobre la publicación de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco dijo que, “ya el título es un cambio de perspectiva, creo que es necesario para nuestro mundo porque creo que nos hemos dejado invadir por una mirada demasiado economicista, funcional, que son cosas importantes, sí, pero si está vacía, sí no tiene profundidad, que debe partir desde el corazón, esto creo que es el aporte de la Iglesia, la llamada, la invitación y eso tiene que ver también con la ecología integral, tiene que ser esta vuelta hacia una mirada diferente más humana”.
Monseñor Vizcarra
Monseñor Vizcarra

Apostar por una mirada más humana

Para el Obispo jesuita, esta mirada más humana se fundamenta en la fe, “porque creemos en Dios, porque creemos en un Dios que es así, que es misericordia, que es samaritano, que es próximo, y eso es lo fundamental de toda esta Exhortación y de todo lo que hemos intentado reflexionar y decir en el Sínodo”. Pero al mismo tiempo, señala Monseñor Vizcarra, es importante no olvidarse de los pobres, de los últimos, de los descartados por la sociedad. “El Papa insiste tantas veces en esto, es el olvido de los que no cuentan, es este mundo del descarte, lo que es eficaz eso es lo que vale, lo que cuenta y en eso tenemos que apostar. Pero así nos estamos cargando el mundo, nos estamos cargando tanta población, tanta gente”. Entonces, agrega el Prelado, “debemos seguir trabajando en ese sentido, debemos seguir apostando a esta mirada a nuestra sociedad, al mundo y no cansarnos de seguir luchando, tocando puertas para que la gente, los que tienen poder de decisión sea político, económico, se den cuenta y dejemos los cálculos a un lado y pensemos más en cómo hacemos de este mundo, un mundo más habitable para todos”.

Tenemos que seguir avanzando siendo alegría del Evangelio

Finalmente, el Obispo de Jaén refiriéndose a la propuesta del Documento Final de ordenar sacerdotes a diáconos permanentes con familias bien constituidas dijo que, si esto no se refleja tanto en la Exhortación, no responde, no satisface las expectativas, “pues estamos en camino, yo creo que esto no son puertas cerradas, tenemos que seguir avanzando, reflexionando, viendo como seguimos organizándonos y como dije pues, a partir de ahí seguir profundizando”. Por ello, señala el Prelado, es muy necesario ir consolidando las comunidades, “es muy importante para que incluso todas la perspectivas de la Eucaristía, qué es fundamental, sea vivida desde una experiencia comunitaria más consciente, más sólida, sin decir que no lo esté siendo, pero creo que hay que avanzar en ese sentido”. Creo que tenemos que seguir avanzando, concluye Monseñor Vizcarra, intentando aportar lo que es lo nuestro, ser Buena Nueva, alegría del Evangelio cómo nos lo dice el Papa.
El Papa y la Amazonía
El Papa y la Amazonía

lunes, 17 de febrero de 2020

Silvia Martínez Cano: "Las mujeres, parte fundamental de la iglesia, soñamos con una Iglesia rica en equidad"

Lo que nos queda de este siglo: transformaciones eclesiales bajo la mirada de las mujeres

Silvia Martínez Cano: Lo que nos queda para este siglo
Silvia Martínez Cano: Lo que nos queda para este siglo

"Es necesario hacer el esfuerzo de recuperar la relación osmótica entre experiencia religiosa y expresión conceptual, simbólica y material de la fe"

"Se vislumbra con claridad una serie de retos que espolean a la Iglesia en su caminar histórico"

"Reivindicar el sacerdocio de la mujer no es un acto de rebeldía, ni un ansia de poder, ni de ruptura con la Iglesia, es una consecuencia de amor hacia la gran comunidad de Iglesia, una expresión del amor de Dios a su pueblo"

Lo que nos queda para este siglo: transformaciones eclesiales bajo la mirada de las mujeres [1].

Introducción

Muchos soñamos en una Iglesia un poco más santa que pecadora. Nos anima la esperanza que nos insufla el Espíritu de Dios, presente en nuestras vidas. También los últimos acontecimientos. Las mujeres, parte fundamental de la iglesia, soñamos con una Iglesia rica en equidad. Sí, digo equidad, y no igualdad. Equidad porque soñamos con una Iglesia que dé a cada uno lo que necesita, que atienda en las necesidades y celebre en comunidad de hermanos y hermanas. Queremos igualdad, sí, pero más aún equidad. Equidad significa valorar a cada uno en su singularidad, y ser justos en las oportunidades, las capacidades y el trato que reciben los distintos miembros de una comunidad. La equidad subraya el carácter justo y misericordioso del Evangelio e invita a la implicación personal.
Hoy más que nunca nos damos cuenta de que es necesario hacer el esfuerzo de recuperar la relación osmótica entre experiencia religiosa y expresión conceptual, simbólica y material de la fe. Por un lado, centrar más nuestro encuentro con Dios a través de la experiencia cotidiana, de la consciencia en cada momento del día, que es Dios quién actúa, y no a través de fórmulas y verdades doctrinales, sino de la materialidad y particularidad del día a día. Ello nos libera de ciertas creencias del ámbito religioso que consideran el lenguaje cotidiano de la calle como secundario en el conocimiento de Dios. Supeditan lo concreto, lo narrativo, a las verdades que se creen objetivas. La práctica de algunas mujeres en estos ámbitos, ha puesto de manifiesto que la única manera de comprender a Dios en relación al mundo –hoy- es abriendo caminos y puertas a una experiencia de fe contextualizada y comunitaria que multipliquen las visiones de la experiencia religiosa. De esta manera, estamos construyendo un tejido de experiencias en diálogo, un tejido diverso, irregular pero tremendamente incluyente, dialógico y creativo.
Tomar de punto de partida esta experiencia religiosa participada de las mujeres nos hace retomar la propuesta del concilio Vaticano II y seguir reflexionado y actuando. Hay muchas cuestiones eclesiales y teológicas donde las reivindicaciones de equidad no han llegado. El concilio abrió una puerta que ya no se puede cerrar y que invita lento, pero seguro, a la revisión, gracias al cambio de papa. Se impone una transformación de la Iglesia católica para un mundo diferente. Desde la experiencia religiosa de las mujeres creyentes, que ven en otras mujeres y viven en su propia vida la desigualdad, la injusticia, la discriminación, se vislumbra con claridad una serie de retos que espolean a la Iglesia en su caminar histórico.
La primera consecuencia de la praxis de la experiencia de Dios es la transformación eclesial. Caminar juntos, sinodalmente, hacia una nueva forma de relacionarnos y de convivir comunitariamente. Sin estas transformaciones eclesiales es muy difícil que la Iglesia sobreviva de forma sana y libre. Algunos son:
1. Praxis comunitaria del cariño. Se trata de poner en práctica unas relaciones más fraternas, sin diferencias jerárquicas. A la luz de los textos conciliares, se impone una alteridad de encuentro, de acogida, en relaciones de equidad, donde cada uno es valorado por igual en la vocación que ha elegido. En este sentido, es necesaria una revisión de la comprensión de las vocaciones, los ministerios y los carismas, como propone LG 30-32.41. Entendernos laicos y clero como un solo cuerpo (1Cor 12,12-24) y un solo pueblo en camino (LG 13), sin distinciones de sexo o jerarquías.
2. Visibilización de la participación de las mujeres. Es necesario dar valor y prioridad a las labores de servicio, que son fundamentales para las dinámicas comunitarias de la Iglesia. Por otro lado, el reparto de estas labores catequéticas, de sacristanas, etc., debe ser ecuánime, de tal manera que no sólo se hagan cargo las mujeres, sino también los hombres, complementando perspectivas y experiencias. En definitiva, hablamos de un discipulado de iguales, seguidores todos de Jesús [2].
3. Toma de decisiones. Muchas mujeres creyentes se hacen cargo de estas labores pastorales, mientras los hombres permanecen en puestos de decisión en consejos pastorales, cofradías, consejos diocesanos… etc., y no tanto en el trabajo grueso de atención a otros. Las posturas y visiones de las mujeres no se tienen en cuenta y se toman decisiones en muchos casos no consultadas. Es deseo de muchas y muchos tomar decisiones compartidas desde la experiencia que ambos sexos tienen con sus distintos matices.
4. Participación en órganos de coordinación y gobierno. Es por tanto inevitable plantear la participación de las mujeres en el ministerio sacerdotal. Supone el cambio comunitario a un servicio vocacionado y coordinado. Y favorecería una lectura inclusiva de la tradición histórica cristiana donde la diakonía de las mujeres y sus liderazgos femeninos fueron reales y positivos. Reivindicar el sacerdocio de la mujer no es un acto de rebeldía, ni un ansia de poder, ni de ruptura con la Iglesia, es una consecuencia de amor hacia la gran comunidad de Iglesia, una expresión del amor de Dios a su pueblo [3] que se da también en las manos y el corazón de las mujeres que buscan una iglesia evangélica, renovada y conciliar.
5. Dinámicas de encuentro y reconciliación. En una Iglesia herida por la secularización y la sospecha en la institución histórica, las diferencias entre creyentes hacen sufrir más todavía a la gran comunidad. Las mujeres creyentes han descubierto que no es posible la transformación de la Iglesia sin un proceso previo de encuentro y reconciliación. Es un reto para nosotras y nosotros fomentar una buena comunicación cuando nos encontremos, dialoguemos y estemos construyendo comunidad [4].
6. El ecumenismo activo. Para estos tiempos de pluralidad y fragmentación es necesario el diálogo entre iglesias para que todos ganemos. Las mujeres creyentes, llevan años practicando este ejercicio de inclusión [5]. En estos espacios las mujeres son protagonistas porque están pendientes de los problemas de convivencia cotidianos por su condición de vivir en las fronteras de las iglesias, de las sociedades, de las culturas. Son lugares privilegiado de conexiones [6], de resistencia y de resiliencia, espacios donde recuperar el sentido del mundo y el camino de Jesús [7].
8. Creatividad celebrativa y litúrgica. Transformar nuestras celebraciones con estrategias, lenguajes y rituales accesibles a los creyentes, que permitan una comprensión de lo que vivimos y expresamos. Recuperar la noción de que la Tradición se va construyendo y renovando con el paso del tiempo porque está viva en los fieles. Es absolutamente necesario transformar y crear un nuevo lenguaje simbólico celebrativo para la vida comunitaria que sea comprensible para los nuevos códigos visuales de este tiempo epocal.
Nos queda hacer el esfuerzo de favorecer la voluntad de superar obstáculos. Desvincularnos del miedo al cambio y la tendencia al estatismo. Perseverar en la conciencia que, sin la visión de todos, de las mujeres en el mundo, este parto no llegará a término. Y cuando un parto no llega a término se produce la muerte. El miedo es más superable cuando se verbaliza, se le adjudican imágenes y se manipula las mismas, desbloqueando la dificultad de hacerse cargo del obstáculo. Nos queda vencer el temor al ridículo y a cometer errores [8]. Muy necesario entre algunos de nosotros que pretendemos apoderarnos de Dios y su Verdad.
Nos queda desarrollar confianza en la comunidad cristiana actual, mujeres y hombres, descubriendo en ellas y ellos la capacidad de encontrar múltiples soluciones para preguntas sobre Dios. Inspirarnos en ellos y dejarnos interpelar.
Nos queda siempre Dios, creatividad amorosa infinita.
[1] Extracto del artículo Silvia Martínez Cano “Lo que nos queda para este siglo. Mujeres, cultura e Iglesia”, en Éxodo “Teresa de Jesús hoy” nº 127, marzo 2015, DL: 30.460-1989, pp. 27-33
[2] Cfr. Elisabeth Schüssler Fiorenza, Cristología feminista crítica, Trotta, Barcelona 2000, capítulo 2.
[3] Suzanne Tunc, También las mujeres seguían a Jesús, Sal Terrae, Santander 1999, p. 158.
[4] Rosa Mª Belda Moreno, Mujeres. Gritos de sed, semillas de esperanza, PPC, Madrid 2009, pp. 117-118.
5] Por ejemplo, el Foro ecuménico de mujeres y la Asociación de mujeres en estudios teológicos (ESWTR), ambas en Europa
[6] Mercedes Navarro, “Mujeres y religiones: visibilidad y convivencia en el sur de Europa”, en de Miguel, Atreverse…. Op. Cit., pp. 95-139, aquí124-125.
[7] Silvia Martínez Cano, “Jesús en las Fronteras. Otro mundo es posible desde Jesús”, en Instituto Superior de Pastoral, Hablar de Jesús hoy, Khaf, Madrid 2014, pp.141-178, aquí 177-178.
[8] Walter Kasper, “Es tiempo de hablar de Dios”, en George Augustin (ed.), El problema de Dios, hoy, Sal Terrae, Santander 2012, 26.