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Un momento crucial en la historia, estamos ante una situación sin precedentes
La Asamblea se da en “un momento crucial en la historia, estamos ante una situación sin precedentes, esta pandemia nos ha puesto en una situación de vulnerabilidad que nunca antes habíamos vivido”
“Este es un momento en el que defendemos la vida, en clave de justicia, de Reino, de Evangelio para la Iglesia”
El Papa Francisco “nos invitaba firmemente a buscar alternativas y caminos que puedan liberar a la Amazonía de todos los males que la afectan”
La pasividad de los diferentes gobiernos ante el sufrimiento de los pueblos amazónicos en este momento de pandemia es una constante que ultrapasa las fronteras. Ante esta falta de compromiso, denunciada repetidas veces por las organizaciones indígenas y sociales, así como por la propia Iglesia católica, que se han expresado a través de diferentes comunicados, ha sido convocada laAsamblea Mundial por la Amazonía.
La auto convocatoria, que este miércoles, 15 de julio, ya contaba con más de 700 adhesiones, entre ellas más de 300 organizaciones provenientes de diferentes países del mundo, es una tentativa de parar el etnocidio, el ecocidio y el extractivismo en la Amazonía que se agrava con la pandemia del COVID – 19. La asamblea tendrá lugar de forma virtual los días18 y 19 de julio, aunque desde el día 16 ya se llevarán a cabo webinars para contextualizar y dialogar sobre las campañas que pretenden ser construidas en común.
En el Sínodo para la Amazonía, la Iglesia católica se comprometió a ser aliada de los pueblos amazónicos, especialmente de los pueblos indígenas. Fruto de esa alianza, la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, a través de su secretario ejecutivo, Mauricio López, hacía un convite a sumarse a la Asamblea Mundial por la Amazonía. El define la coyuntura actual como “un momento crucial en la historia, estamos ante una situación sin precedentes, esta pandemia nos ha puesto en una situación de vulnerabilidad que nunca antes habíamos vivido”. Lo que se está viviendo, según Mauricio, “desnuda y revela todas las situaciones de exclusión, desigualdad e injusticia que habíamos estado viviendo, sobretodo en los pueblos originarios y comunidades de la Amazonía”.
Para una Iglesia que es aliada de los pueblos amazónicos, “es imposible no hacer un levantamiento de voz ante esta situación, donde estos territorios han contribuido para el supuesto desarrollo de nuestras sociedades y de nuestros países, y estén viviendo una situación de la magnitud que estamos viviendo ahora”, insiste el secretario ejecutivo de la REPAM. De hecho, como recogen los datos levantados por la propia REPAM, “estamos llegando cerca de 600 mil contagiados en el contagiados y cerca de 20 mil muertos, con más de 170 pueblos originarios afectados por esta pandemia”, constata Mauricio López.
Por eso, Mauricio no duda en afirma que “este es un momento de sumar fuerzas, como Red Eclesial Panamazónica – REPAM, queremos suscribir esta iniciativa, sumarnos a los hermanos y hermanas indígenas de la COICA, al Foro Social Panamazónico – FOSPA, y a todos los que están sumando en esta convocatoria para levantar la voz, para buscar caminos juntos y sobretodo para hacer propuestas de futuro posible”.
Las palabras del Secretario Ejecutivo de la REPAM son un eco de lo afirmado por el Papa Francisco en el Sínodo para la Amazonía, donde “nos invitaba firmemente a buscar alternativas y caminos que puedan liberar a la Amazonía de todos los males que la afectan”. Mauricio recuerda en su mensaje los cuatro sueños recogidos en la exhortación postsinodal, Querida Amazonía. En primer lugar habla de “un sueño social, en defensa de los derechos de los pueblos originarios, de sus territorios, de su identidad”. Junto con eso, “un sueño cultural, en el respeto profundo de sus culturas, de su historia, de sus cosmovisiones, para un intercambio que nos enriquezca mutuamente y que le permita al mundo tener esa diversidad, esa pluriformidad que le enriquece.
Un tercer sueño, al que se refiere Mauricio López, es el “sueño ecológico, que es poder proteger la vida, la belleza, el misterio de la Amazonía, que es fuente de vida para el mundo”. Finalmente habla de “un sueño eclesial, con una Iglesia mucho más encarnada, que pueda acompañar y vivir en esta realidad, para dar nuevas perspectivas de futuro junto con todos los que ahí habitan”. Movidos por todo eso, desde la REPAM se afirma que “este es un momento en el que defendemos la vida, en clave de justicia, de Reino, de Evangelio para la Iglesia”, invitando a todos y todas, y pidiendo a los miembros de la REPAM sumarse este 18 y 19 de julio a esta Asamblea Mundial por la Amazonía.
Se trata de “marcar, de la misma manera que esta pandemia está marcando un antes y un después, poder marcar también, juntos y juntas, un antes y un después en la respuesta para defender la vida, para defender el futuro, para acompañar a los pueblos y comunidades más amenazados en este territorio”, enfatiza Mauricio López. Sin duda una nueva oportunidad de seguir avanzando en la construcción de un futuro mejor para la Amazonía y sus pueblos.
Entrevista con el hijo de Santiago Manuin, líder del pueblo awajún y wampís fallecido por COVID-19
"Para mí, a parte de ser padre, un dirigente que inició ese trabajo desinteresado, sin buscar el protagonismo, hasta ganar esa autoridad que él tenía de liderazgo"
"Un grupo de mestizos que llegaban de la ciudad de Iquitos... exigían el trabajo forzado y no les pagaban bien. Todo ese maltrato, mi padre dice que le había motivado a estudiar para poder ser defensor de las personas más vulnerables"
"Él no diferenciaba entre el Dios extranjero y el Dios awajún, sino que hay un solo Dios, pero que actúa de manera diferente de acuerdo a los contextos de cada cultura"
"Era una esperanza, una buena noticia, que el Papa asumiera como defensa la Amazonía y los pueblos indígenas, que el Papa comprenda que tan importante es la Amazonía y las personas que habitamos ahí"
"La partida de mi padre y de otros hermanos indígenas es por COVID, pero a raíz de una indiferencia del gobierno e ineficiencia en sus políticas públicas"
"Quedamos cientos de Santiagos Manuin, él no está acá, pero quedamos cientos de Santiagos Manuin, con la misma ideología, con la misma convicción, con las mismas ganas de seguir luchando por la paz, por la libertad, por la igualdad, para que el Perú sea un Perú intercultural e inclusivo"
El pasado 1 de julio fallecíaSantiago Manuin Varela, alguien que a lo largo de su vida “se ha identificado con lalucha del pueblo awajún y wampísy otros pueblos amazónicos”, alguien que “ha entendido que necesitabaestar al servicio de su pueblo”. Quien así le define esSantiago Jesús Manuin Mayan, uno de sus hijos, que en primer lugar siempre le vio como su padre, pero también como un hombre “identificado con las causas de los otros, una persona muy entregada,muy dispuesto a estar al servicio de los demás”.
Desde niño, los jesuitas tuvieron un papel destacado en la vida de Santiago Manuin, con ellos se fue formando, movido por el maltrato que veía que su pueblo sufría, siendo “motivado a estudiar para poder ser defensor de las personas más vulnerables”. A eso se dedicó a lo largo de sus 63 años de vida, convirtiéndose en alguien reconocido a nivel mundial, hasta que el COVID-19, como a casi mil indígenas de la Panamazonía, según datos de la COICA y la REPAM, se lo llevó, por falta de oxígeno, que no deja de ser la punta del iceberg de una historia de descaso de los diferentes gobiernos para con los pueblos amazónicos.
En su lucha de más de 40 años, Santiado Manuin enarboló muchas banderas, como la erradicación de la coca, la titulación de tierras, la derogación de los decretos legislativos dentro del marco del Tratado de Libre Comercio, que casi le costó la vida, el 5 de junio de 2009, donde murieron 34 peruanos y hubo un desaparecido, la lucha para que los pueblos indígenas puedan tener un gobierno territorial autónomo, o la creación de una escuela de formación de líderes para jóvenes indígenas, entre otras.
Su hijo señala la importancia que la espiritualidad tenía para Santiago Manuin, que la veía como el fondo de todo lo relacionado con la vida. Él defendía que “existe el único Dios, pero ese Dios actúa de acuerdo a la realidad de cada pueblo, utilizando los cosmos que están a su alrededor, pero es el mismo Dios”, afirmando que “la Iglesia católica debe evangelizar al pueblo amazónico, pero sin quitarle lo que es propio”. En referencia con el Papa Francisco, a quien conoció en Puerto Maldonado, decía que “era una esperanza, una buena noticia, que el Papa asumiera como defensa la Amazonía y los pueblos indígenas”.
Santiago Manuin Mayan denuncia que “la partida de mi padre y de otros hermanos indígenas es por COVID, pero a raíz de una indiferencia del gobierno e ineficiencia en sus políticas públicas”, que muestra “que el estado ha postergado a los pueblos indígenas desde hace muchos años”, insistiendo en que “es lamentable ver morir a los pueblos indígenas en el pulmón de la Amazonía por falta de oxígeno”. El legado permanece, pues “quedamos cientos de Santiagos Manuin, él no está acá, pero quedamos cientos de Santiagos Manuin, con la misma ideología, con la misma convicción, con las mismas ganas de seguir luchando por la paz, por la libertad, por la igualdad, para que el Perú sea un Perú intercultural e inclusivo”.
¿Quién fue Santiago Manuin?
Santiago Manuin fue mi padre, en primer lugar, pero también fue alguien que como dirigente se ha identificado con la lucha del pueblo awajún y wampís y otros pueblos amazónicos. Ahí él, por lo que hablaba con él permanentemente, ha entendido que necesitaba estar al servicio de su pueblo. Ese liderazgo se lo ha ganado, se le ha considerado como líder por toda esa trayectoria, por toda esa lucha permanente que él ha hecho en favor de la Amazonía y de las comunidades nativas de nuestro pueblo.
Para mí ha sido un buen padre, no solamente padre para los hijos que ha procreado, sino padre para los pueblos awajún y wampís, a quien ha servido con toda esa dedicación, con paciencia, con amor, en la defensa de ese territorio. Ha sido para mí, a parte de ser padre, un dirigente que inició ese trabajo desinteresado, sin buscar el protagonismo, hasta ganar esa autoridad que él tenía de liderazgo. La gente le conocía tal como era, muy sencillo, muy humilde, atendía por igual a la gente, tenían problemas e iba a su comunidad, resolvía sus conflictos.
Era identificado con las causas de los otros, una persona muy entregada, muy dispuesto a estar al servicio de los demás, incluso dar la vida, sobretodo por el territorio, que le significó bastante a él como líder, como representante de los pueblos awajún y wampís. Una de las cosas que me decía es que no hay que buscar el protagonismo, mucha gente fracasa cuando busca el protagonismo, cuando busca el liderazgo, cuando uno coloca como objetivo ganar más protagonismo, y en base de eso los fines económicos y la popularidad, termina mal.Él decía que no buscó el protagonismo, que su trabajo es muy entregado y el protagonismo viene después, que él no había buscado eso, había estado entregado al servicio de los demás.
Tu padre tuvo otras posibilidades, se formó en Europa, pero una vez formado decidió volver y estar al servicio de sus pueblos y de la defensa de la Amazonía. ¿Qué es lo crees que llevó a tu padre a hacer esa opción de vida?
En una oportunidad, mi padre me contaba que cuando era niño, la Compañía de Jesús había hecho el contacto con las comunidades nativas y había instalado una escuela para la formación de los awajún y wampís en Santa María de Nieva. Ahí es donde él acude a estudiar con los jesuitas, había visto que muchos de nuestros paisanos que no hablaban el castellano, de alguna manera eran marginados. Un grupo de mestizos que llegaban de la ciudad de Iquitos, de Loreto, compraban caucho, pieles de animales, madera y abusaban de la buena voluntad de los awajún y wampís. Exigían el trabajo forzado y no les pagaban bien.
Todo ese maltrato, mi padre dice que le había motivado a estudiar para poder ser defensor de las personas más vulnerables. Inició esa formación, terminó su primaria, y luego se encontró con un sacerdote jesuita, que era cubano y francés, que había llegado y seleccionó cuatro jóvenes para iniciar un proceso de formación integral, no escolarizada. Mi padre recibió varias formaciones sociales, políticas, territoriales, para después iniciar un trabajo como catequista, como profesor de educación intercultural bilingüe.
Después le mandan a una comunidad del Río Santiago, con el pueblo wampís, y ahí es donde conoce a mi madrastra, mi padre tenía dos esposas. Su primera esposa es del pueblo wampís, de la comunidad de Villa Gonzalo, distrito de Río Santiago. Ahí dedicó la vida a la comunidad, estaba trabajando como una persona común y corriente, pero la formación que había recibido no le dejaba tranquilo, soñaba más allá, visibilizar este conflicto, la ineficiencia del estado para accionar a los territorios amazónicos, la vulneración que comenten los gobiernos con los territorios indígenas, todo eso le tenía inquieto.
En el año 1977 se crea una organización que se denominó consejo awajuna y wampisa, que fue la principal organización que unió al pueblo awajún y wampís e hicieron frente a la defensa del territorio, de la Amazonía en general y de la población que habita en ella. Varios dirigentes estaban asumiendo esa responsabilidad, mi padre era joven, tendría sus 22 años. No podía llegar a ser líder de la noche a la mañana, él decía que había iniciado una primera etapa de cómo trabajar de manera colectiva con la comunidad. Asumió ser jefe de la comunidad, que le llamamos apu, en otro términos pamu.
Este consejo awajuna y wampisa hacía reuniones y llamaba solamente a los jefes y delegados de las comunidades. Mi padre participa en esos eventos y le caracterizó su valentía, su coraje, el planteamientos de sus propuestas. En dos reuniones que participó le eligen vicepresidente del consejo awuajuna y wampisa, y luego de ser vicepresidente asumió ser presidente. En ese tiempo ya había varias agendas, como el tema de la erradicación de la coca, la titulación de tierras, entre otros. Él comenzó a institucionalizar el consejo awajuna y wampisa con presupuestos, articuló a las entidades públicas con las organizaciones de la sociedad civil, e inició su etapa de formación.
Se vio necesario que él pudiera acceder a otros cursos, a otra formación, para completar su conocimiento. Ahí es donde fue becado por la Universidad de Deusto, en Bilbao, en España, donde hizo su maestría, hizo su práctica en Ginebra, en la ONU, y luego realizó varios cursos de espiritualidad, de liderazgo, que completaron su formación, y retornó para poder asumir, con toda esa responsabilidad y conocimiento, el liderazgo del pueblo awajún y wampís. Con esa humildad que le caracterizaba, se ganó el cariño del pueblo y en todas las comunidades donde iba era bienvenido. En las reuniones, alguna vez le acompañaba, era muy gracioso, carismático, la gente lo recibía. No le gustaba que la gente dijese que Santiago es líder, él quería estar con la gente, se acercaba, escuchaba, resolvía sus conflictos, tenía esa paciencia de escuchar a la persona y ayudarle. Por todo ese trabajo se gana ese liderazgo, este aprecio del pueblo.
¿Cuáles podríamos decir que han sido las grandes banderas de lucha de tu padre?
Las gran bandera de lucha, en primer lugar, creo que ha sido la erradicación de la coca, cuando fue presidente del consejo awajuna y wampisa. Él inició la titulación de tierras, él gestionó presupuestos para titular tierras y asegurar a las comunidades con títulos de propiedad, porque la ley peruana lo permitía y el estado pensaba que en la Amazonía no había población, por lo que había una ley de colonización de la selva. Entonces, para que no pudieran quitar a los indígenas el territorio, él tenía que adecuarse a la normativa vigente en aquel tiempo, e inició la titulación de tierras, ese ha sido el segundo trabajo importante que ha iniciado mi padre, la defensa del territorio y la defensa de los derechos colectivos.
Otra de las batallas que lideró mi padre fue la movilización para la derogación de los decretos legislativos. En el marco del Tratado de Libre Comercio, el gobierno había decretado esas normas que afectaban la integridad amazónica, y mi padre, con el equipo técnico, había evaluado eso y se consideró el impacto negativo que podría generar ese proyecto. En coordinación con otras organizaciones regionales, ellos iniciaron esta movilización. Mi padre, en aquel tiempo, no tenía ningún cargo en ninguna organización, estaba ayudando a la gente, resolviendo, pero era muy importante su presencia, aunque no tenía cargo. Llegaba mi padre en una asamblea, todo mundo le recibía y resolvía. Mi padre no necesitaba cargos para actuar.
En esa movilización, a mi padre le eligen para que pueda organizar la logística, las mesas de diálogo. Entonces sucedió la masacre del 5 de junio, donde dejaron 34 peruanos fallecidos y un desaparecido. Esa fue otra de las banderas, que provocó que él quedase herido. Otra de las banderas que ha dejado es el proceso del gobierno territorial local, dado que el gobierno del Perú criminaliza las protestas, no deja el derecho a la autonomía y a la libre autodeterminación como merecen los pueblos amazónicos, amparados en los tratados internacionales, incluso en algunos artículos de la Constitución. El estado siempre ha mezquinado este ejercicio del derecho a obtener la libre determinación.
Mi padre, con otros dirigentes, iniciaron esta etapa de articulación para incidir ante el gobierno de que nosotros necesitamos organizarnos para ser un gobierno territorial autónomo, con nuestras propias propuestas de educación, salud, territorio, entre otros, sin dejar de ser peruanos. Eso era el propósito de mi padre, buscar ser parte de una estructura del estado, pero que nos den la autonomía en cuanto a diseñar un modelo de educación desde nuestra perspectiva, para no perder esa sabiduría. También el tema de la salud, no perder ese conocimiento tradicional de plantas. Buscaba esa parte de incorporar esta propuesta ante el estado, porque si bien es cierto el Perú es un país pluricultural y pluriétnico, esto no debería estar solamente traducido en los afiches, sino también que estos pueblos indígenas puedan ejercer ese derecho y realizar sus actividades de acuerdo a sus usos y costumbres, como establece la norma internacional.
Otra de las banderas que considero importante es que mi padre, en el territorio, el gobierno concesionó nuestro territorio para poder extraer el petroleo en el año 2007, casi la mitad del territorio indígena. Después del baguazo, cuando la empresa retoma la perforación que había dejado pendiente, mi padre se organizó con otros dirigentes y demandaros al gobierno peruano por haber incumplido el derecho de la consulta previa. Esta demanda ha durado tres a cuatro años y, finalmente, ganamos al gobierno peruano y sacamos a la empresa, no perforó y ahora no hay empresas en el territorio. En el Perú ha sido la primera sentencia en cuestiones de hidrocarburos a favor de los pueblos indígenas.
Algo que ha dejado iniciando, que es lo que ahora está resonando en toda la Amazonía, es la propuesta de formación de líderes indígenas. Él se daba cuenta que había dirigentes que, de una u otra manera, se habían desviado del propósito común que había sido trazado, de defender el territorio, no aceptar la corrupción, ser transparente. Todos esos valores que él impartía y practicaba, los dirigentes no lo hacían. Entonces, él quería asegurar el territorio con los jóvenes, que sean líderes profesionales, pero con valores culturales y espirituales. A eso se dedicó, abrimos una escuela de líderes, donde muchos jóvenes, de diferentes sectores de ríos, participaban, que es donde él daba charlas, cursos sobre la espiritualidad, el territorio, la importancia del bosque, la acción del estado con los pueblos amazónicos, todo esto estaba trabajando.
Has hablado sobre espiritualidad, también has hablado sobre los jesuitas en la vida de tu padre. ¿Cómo él fue combinado la espiritualidad de los pueblos originarios con lo que fue descubriendo de la espiritualidad cristiana con los jesuitas y cómo crees que eso le ha ayudado a enfrentar todas esas luchas a lo largo de su vida?
He estado muy cerca de mi padre por estas luchas, y él me decía que el awajún que no entiende su propia espiritualidad, no necesariamente ese awajún puede luchar por su territorio, porque la columna vertebral del indígena awajún o wampís, que quiera defender su territorio, es conocer el fondo de su pueblo, y ese fondo es la espiritualidad indígena, que está basado en plantas maestras, como toé, ayaguasca, cabaco, que son plantas que ancestralmente se han ido utilizando. Mi padre tenía conocimiento de esto, pero para él era complejo conocer y adaptar este cristianismo foráneo en nuestro territorio.
¿Cómo aceptar ese Cristo extranjero sin dejar de ser indígena awajún y wampís? Él había meditado bastante, había llevado cursos de espiritualidad ignaciana, había reflexionado sobre espiritualidad indígena, sobre cuales eran los procesos para que un indígena awajún pudiera observar una visión que le otorgaba el ajuta, el Dios, como nosotros le llamamos. Yo entiendo un poco de esto porque nos sentábamos y me explicaba. Él hacía dos comparaciones, una decía que cuando Moisés mató a un egipcio porque maltrataba a un hebreo, él había descubierto que era miembro de su pueblo, después se escapa a una tierra muy lejana, donde se puede decir que hacía un retiro lejos de su casa y donde se aparece Dios en forma de fuego ardiente y le habla, yo soy el Dios de tus antepasados.
Mi padre explicaba muy bien este término de que vamos a analizar y comparar con lo que es nuestro pueblo, que también utilizaba los medios cósmicos, lo que nos rodea. El awajún cuando salía a buscar al ajuta, al Dios, llevaba esas plantas y salía al bosque, a las cascadas, a los ríos, al cerro, y a través de tanto esfuerzo, tanto sacrificio, meditaban, cantaban, llamando al ajuta, y ahí es como aparecía al awajún, en fuego, en cerro, en jaguar. Hablaba y decía lo mismo que le dijo a Moisés, yo soy el Dios de los antepasados, estoy acá para mostrarte que tú eres quien vas a conducir a tu pueblo.
Con esa comparación explicaba que existe el único Dios, pero ese Dios actúa de acuerdo a la realidad de cada pueblo, utilizando los cosmos que están a su alrededor, pero es el mismo Dios. Él no diferenciaba entre el Dios extranjero y el Dios awajún, sino que hay un solo Dios, pero que actúa de manera diferente de acuerdo a los contextos de cada cultura. Por eso, había entendido perfectamente esa espiritualidad y lo practicaba, lo vivía, con ese fondo enfrentaba los problemas y confiaba plenamente en el ajuta.
Tu padre conoció al Papa Francisco en su visita a Puerto Maldonado. ¿Qué es lo que representaba para tu padre, y para vosotros como pueblos indígenas, la figura del Papa Francisco y su compromiso en la defensa de la Amazonía?
Como decía mi padre, la Amazonía es la creación a imagen y semejanza de Dios, y por eso hay que defenderla. Por eso el Papa habla de rostro amazónico, cómo entenderlo y la no destrucción de la creación de Dios. La participación de mi padre cuando llegó el Papa, para el pueblo significó mucho, por ser la persona indicada para darle el tabash, por ese compromiso del Papa en la defensa de la Amazonía, porque la defensa de los pueblos indígenas ya se venía haciendo desde hace muchos años.
Era una esperanza, una buena noticia, que el Papa asumiera como defensa la Amazonía y los pueblos indígenas, que el Papa comprenda que tan importante es la Amazonía y las personas que habitamos ahí, que no somos personas ignorantes, que no conocemos, que somos seres humanos con capacidad, con muchas proyecciones, capaces de entender y adaptarnos a cualquier cultura. La entrega del tabash que hizo mi papá, una corona tradicional, ha sido simbólico por ese compromiso del Papa en la defensa de la Amazonía, que también es la creación de Dios.
De cara al futuro, pensando también en la aplicación del Sínodo para la Amazonía, ¿cómo la Iglesia católica, a partir de todo lo que tu pueblo ha ido viviendo, puede ayudar a construir un futuro mejor para los pueblos amazónicos?
Algo que decía mi padre también es que la Iglesia católica debe evangelizar al pueblo amazónico, pero sin quitarle lo que es propio. Muchos de los pueblos han dejado de existir como pueblo porque a veces la Iglesia decía que el Dios de los pueblos indígenas no era bueno y el Dios que ellos traían era la salvación, y eso no es cierto. Adaptar ese Dios, como decía mi padre, ese Dios extranjero, porque es el mismo, adaptar de acuerdo como nosotros concebimos esta religión. La Iglesia católica debe aterrizar con esa perspectiva, con esa visión, para que los pueblos indígenas sean cristianos sin dejar de ser indígenas, con su cultura, su territorio y sus creencias.
La muerte de tu padre, como de muchos otros indígenas en la Panamazonía, según datos de la COICA y de la REPAM ya son casi mil indígenas fallecidos por COVID-19, ¿es una prueba más de la falta de políticas públicas de los diferentes gobiernos para con los pueblos amazónicos?
La partida de mi padre y de otros hermanos indígenas es por COVID, pero a raíz de una indiferencia del gobierno e ineficiencia en sus políticas públicas. El gobierno del Perú, así como otros gobiernos de Latino América, están actuando como ellos piensan que sería la mejor manera de desarrollar a los pueblos indígenas, sin entender la idiosincrasia, la forma de vivir de los pueblos indígenas. Si el Perú, realmente quiere ser un país pluricultural, debe comprender esta particularidad desde cada pueblo indígena, y en base de eso plantear o accionar sus políticas públicas para que esto repercuta de manera positiva en el crecimiento integral de esos pueblos.
Es evidente que el estado ha postergado a los pueblos indígenas desde hace muchos años, y las inversiones públicas, principalmente estaban destinadas en las capitales de la región, en Lima. Sobretodo. Como el Perú es un país centralista, que no diversifica la economía, para poder atender a la población que más necesita, es que ahorita encontramos ese ineficiencia en las implementaciones de los hospitales, médicos, medicamentos, y a falta de eso la gente se está muriendo. Creo que es importante reflexionar en ese espacio para que, a partir de ahora, las políticas públicas sean pertinentes, pero también sean interculturales, para que nosotros, como pueblos indígenas amazónicos, pero también peruanos, seamos sujetos de este derecho de beneficio de este servicio público que el gobierno ofrece.
Es lamentable ver morir a los pueblos indígenas en el pulmón de la Amazonía por falta de oxígeno, es lamentable que los pueblos indígenas de donde se sacan todos los recursos naturales, petroleo, minería, gas, no tengan los medios implementados como hospitales, medicamentos, indígenas profesionales para atender, y que por falta de toda esta implementación, los sabios indígenas, líderes de los pueblos amazónicos estén dejando en vacío a sus pueblos. Esto nos enseña para que realmente la intervención del gobierno sea más pertinente, más real y de verdad.
De todo lo vivido en los últimos días y en general de la figura de tu padre, ¿con qué te quedas?
Mi padre falleció, nosotros comprendemos esta realidad, aceptamos también, aunque nos duela, pero nosotros, con los jóvenes de la escuela de líderes que él ha iniciado, quedamos cientos de Santiagos Manuin, él no está acá, pero quedamos cientos de Santiagos Manuin, con la misma ideología, con la misma convicción, con las mismas ganas de seguir luchando por la paz, por la libertad, por la igualdad, para que el Perú sea un Perú intercultural e inclusivo. Nosotros vamos a seguir en pie de lucha, la lucha de mi padre no puede quedar como un recuerdo. Vamos a exigir que el gobierno realmente nos reconozca como pueblos indígenas, con nuestra propia autonomía, como nosotros planificamos o proponemos, desde el modelo de desarrollo integral que requerimos.
Cardenal Pedro Barreto, durante un evento desarrollado en Roma en el contexto del Sínodo de la Amazonía. Foto: Guilherme Cavalli – REPAM
Por: Beatriz García Blasco
12:00|12 de julio de 2020.-Mientras el mundo, y especialmente Europa, trata de ubicarse en una nueva normalidad, Latinoamérica intenta despertar para reponerse del duro golpe social y económico que está suponiendo la pandemia. Brasil, Perú y Colombia son los países más afectados. Lugares donde la enfermedad no solo provoca pérdidas, sino hambre con millones de familias sumidas en la pobreza y, literalmente, sin un pan que llevarse a la boca. Sobre esta realidad y, a la vez, sobre el nacimiento de la Conferencia Eclesial Amazónica dialogamos, desde Perú, con el cardenal Pedro Ricardo Barreto Jimeno, SJ, arzobispo de Huancayo y vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
¿Por qué el virus está golpeando tan fuerte a Latinoamérica?
Bueno, en realidad también en Europa han tenido momentos muy fuertes y están en un proceso de salida preocupante. América Latina tiene a favor ser un pueblo muy aguerrido, con gran fortaleza de espíritu, a pesar de las limitaciones que, por supuesto, son muchas. Esto se está traduciendo en una dinámica muy fuerte de contagios, sobre todo en Brasil y en Perú. Aquí estamos muy obligados a cuidar, en paralelo, tanto la vida como nuestro entorno natural. Estas circunstancias necesariamente deben pasar por una propuesta integral de solución. Tenemos que ir aprendiendo de nuestros errores, pero siempre buscando caminos de solución integral a esta pandemia. Esta experiencia es única, inédita para todos y, por tanto, la solución también debe ser global. Ahí está el gran desafío. Sin duda, cada uno en momentos de desesperación quiere salvarse, él solo. Creo que la mejor manera de vivir esta dolorosa experiencia es caminar juntos para buscar juntos la solución y arribar a conclusiones que impliquen una acción integral.
Los Estados latinoamericanos, ¿están buscando, y hallando, esos caminos y soluciones?
Bueno, no solamente los Estados de América Latina, sino a nivel mundial, creo que todos están preocupados por las consecuencias que trae la pandemia y están dictaminando medidas que, considero, se toman con buena voluntad, porque es una situación inédita. Por ejemplo, en Perú somos costa, sierra y selva. Son realidades e incluso caracteres muy diversos. Aquí, en algunos sitios donde la pandemia estaba muy fuerte hace tres semanas, ahora están saliendo lentamente del contagio exponencial, pero sin embargo hay diez u once regiones, como es Junín, donde yo me encuentro, donde estamos viviendo ahora la mayor subida de contagios y donde están colapsando los servicios de salud. Creo que los Estados están respondiendo a lo inmediato, máximo están pensando de aquí a tres o cuatro meses. Pero la pregunta es, ¿qué va a pasar con el Perú, con América y el mundo cuando pase la pandemia?
Es lo que todos nos preguntamos, ¿cierto?
Sí, es lo que nos preocupa a todos, porque da la impresión de que esto es un accidente que estamos viviendo y que todo va a seguir igual que antes, pero seguir igual que antes sería un suicidio. Sería volver a una situación consumista en un sistema tecnocrático. Lógicamente la tecnología tiene cosas muy positivas, pues la comunicación virtual está ayudando en la vida familiar y social, pero el sistema económico imperante que, ya antes de la pandemia, el Papa Francisco afirmó con claridad es un sistema que excluye, que mata, que realmente pone en primer lugar el lucro por encima de la dignidad de la persona humana, y debe cambiar. Esta es mi preocupación personal. Por esto es que el Papa Francisco, al hablar del plan para resucitar, nos habla de una mirada a mediano y largo plazo que nos permita responder a los grandes desafíos de cambio, no solo de las personas, sino un cambio estructural para que la solidaridad, la justicia y la prioridad de la persona en su desarrollo humano integral sean la luz, la guía.
Campaña de atención en el río Napo, en el marco de la emergencia sanitaria. Foto: Ginebra Peña
En este «volver a nacer» hay quienes piensan que nada cambiará y quienes aseguran que sí, que esto nos hará mejores. ¿Qué opina?
Nuestra fe es optimista, de por sí, como el Papa indica al citar el Evangelio de Mateo, cuando Jesús salió al encuentro de las mujeres que lloraban en el sepulcro y les dijo: «¡Alégrense!». Esta afirmación de Jesús puede, como dice el mismo Papa, llamar la atención. ¿Cómo se puede decir «alégrense» cuando estamos sumidos en la enfermedad, en la angustia, en la desesperación, en la muerte de seres queridos? Desde nuestra fe es ponernos en el camino de Jesús, el Resucitado. Por eso, esas mujeres descubrieron el sepulcro vacío y se toparon con este ángel. «Alégrense» quiere decir que Jesús sale al encuentro de una realidad muy dura que vivimos y dice «alégrense». Esto no significa cerrar los ojos ante una dificultad tan seria. Afirmamos con mucho dolor que este encuentro de transformar el sufrimiento en alegría, consolar a esas mujeres, es la experiencia de Jesús que hoy nos dice lo mismo.
¿Cuál está siendo el papel de la Iglesia en Latinoamérica?
En un primer momento hubo una situación de desconcierto, y hablo de mi propia experiencia, porque creíamos que en 15 o 30 días todo iba a pasar, pero llevamos casi cuatro meses. Todo nos tomó de sorpresa y, cuando nos dimos cuenta, reaccionamos a través del uso adecuado de los medios de comunicación social, a través de las redes. Ahora, cuando uno ve esas redes sociales, se contagia fundamentalmente de mensajes de esperanza, de la iluminación de la Palabra de Dios. Creo que no son pocos los que dicen que la Iglesia en América Latina hemos despertado al uso adecuado para la transmisión evangelizadora de la Palabra de Dios y de las eucaristías, aunque sea de manera virtual. No es lo mismo que las celebraciones presenciales, no podemos acostumbrarnos a esto, pero sí tenemos este gesto muy importante de despertar. Y sí, también hemos despertado de una manera mucho más corporativa como Iglesia, para ver, escuchar y actuar sobre la realidad sufriente del pueblo. Así como hay una emergencia sanitaria ha surgido, por este aislamiento, una emergencia humanitaria. Hay familias angustiadas no solo por la enfermedad, sino por el hambre, por la falta de alimentos. El pan nuestro de cada día se hace un sufrimiento mucho más real. Es una súplica a Dios y a todas las personas de fe en Cristo y de buena voluntad, una súplica de poder compartir lo poco o mucho que podamos tener para saciar el hambre de pan y saciar el hambre del Espíritu que hace falta hoy en el mundo.
¿Es este un momento idóneo para redescubrir a la Iglesia misionera y misericordiosa?
Claro, concuerdo plenamente con el camino misionero de la Iglesia que, en estos momentos de emergencias, se está viendo reimpulsado. Una Iglesia discípula, misionera de Cristo, para iluminar con la Palabra las realidades emergentes de las poblaciones, especialmente de la Amazonía. En lo personal, en estas semanas estoy viviendo un tiempo muy especial de gracia de Dios porque integro el equipo promotor de la Conferencia Eclesial de la Amazonía que se oficializó el 29 de junio como fruto maduro del proceso que se vivió desde la preparación del Sínodo para la Amazonía. La propuesta era buscar nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. En esa línea, esta Conferencia Eclesial Amazónica es un regalo para la Iglesia universal y para la Iglesia de la Amazonía, pues va a coordinar los esfuerzos de la Iglesia de nueve países amazónicos y va a ser eclesial porque no solo va a ser de obispos, sino también de sacerdotes, religiosas y laicos de las poblaciones indígenas. De veras, es motivo de alegría profunda.
¿Qué objetivos se marca la Conferencia Eclesial de la Amazonía?
La novedad es que es de nueve países. En el mundo hay conferencias de cada país y todas son episcopales, es una asociación de los obispos. También hay consejos de obispos de un continente, como es el caso del CELAM, pero son consejos. La otra característica es que sea eclesial, para escuchar a todos. Por eso desde el proceso de conformación participan laicos con voz y, más adelante, con voto. También sacerdotes y obispos. Aquí hay una expresión eclesial que es la gran novedad de una estructura de la Iglesia. Es el pueblo de Dios jerárquicamente organizado, los obispos somos los pastores y estamos a su servicio para escuchar la voz de la tierra, de las poblaciones y escuchar también a Dios que nos pide que trabajemos unidos y caminemos juntos, para poder realizar nuestra misión evangelizadora.
El objetivo parte desde su concepción misma, pues está focalizada en una región amazónica, con 7,5 millones de kilómetros cuadrados, donde viven 33 millones de personas y, de ellas, tres millones de hermanos y hermanas de etnias amazónicas, con diferentes lenguas. Personas que a través de los siglos han cuidado, protegido y han hecho crecer la biodiversidad de este gran bioma. Por tanto, la finalidad es hacer que la Iglesia, que no tiene fronteras, pueda unir los esfuerzos en este gran espacio geográfico que es una bendición de Dios. Unir esfuerzos para su cuidado y, al mismo tiempo, para fortalecer el proceso evangelizador.
Cardenal Barreto, junto al Papa Francisco y una representante indígena de Brasil durante el Sínodo de la Amazonía. Foto: Guhilerme Cavalli.
A pesar de que casi todo se ha parado, la Iglesia ha seguido activa. Un ejemplo, esta Conferencia Eclesial Amazónica. ¿Qué significa nacer en este contexto?
A la luz del Concilio Vaticano II la Iglesia quiere poner en práctica la espiritualidad sinodal. El sínodo viene desde el principio de la Iglesia, y el Concilio Vaticano II lo pone como un modo de vivir nuestra fe en sinodalidad, caminando juntos, siempre en movimiento. No olvidemos que Jesús envía a sus apóstoles para que anuncien el Evangelio a toda criatura, es un Jesús que pone en movimiento esta dinámica del Evangelio y que nos pide seguir caminando juntos y, de manera especial, comenzar por aquellos que están más excluidos, como son las poblaciones amazónicas. Eso lo vemos, por ejemplo, en Brasil cuando las orientaciones económicas y sociales no toman en cuenta la realidad de los pueblos originarios que durante muchos siglos han enriquecido con sus culturas el cuidado de la vida y de la tierra. También pasa en el Perú, donde las poblaciones indígenas de la Amazonía son minoritarias y, a pesar de ser históricamente excluidas, la Iglesia las ha incluido y las está haciendo protagonistas de su proyecto de renovación. Todo a través de la sinodalidad, comenzando desde los más pobres. Cuando a Jesús le preguntan: «¿Cómo es esto del reino de los cielos?», Jesús responde que los pobres son evangelizados, y por eso al escoger a sus apóstoles la mayoría son los últimos, los pescadores, los incultos, los que no tienen poder, los que viven al día. Jesús los escoge para hacer el inicio de su Iglesia porque está fundamentada en el espíritu de Dios, de caminar juntos desde los más pobres.
¿Qué mensaje da a las personas que están sufriendo sin tener siquiera un pedazo de pan?
Que miren a Jesús resucitado, pues Él pasó por las mismas situaciones. Pasó por las situaciones más humanas de dolor, de tortura, de sufrimiento, de soledad y de abandono. Lo trataron como el peor de los delincuentes. Su autoridad es que Él nos amó hasta el extremo y eso supone sufrimiento. Mirar a Jesús es mirar a alguien que nos acompaña, cuando nos dice «no los dejaré solos, volveré a recogerlos, aquel que muere creyendo en mí vivirá para siempre». El otro mensaje es que tenemos que trabajar juntos para cuidar este don maravilloso de la vida. La muerte ha sido vencida por la resurrección de Jesús y todos los creyentes participamos de nuestro bautismo. Como dice el apóstol Pablo, hemos sido sepultados por nuestro bautismo en la muerte de Jesús y, si morimos, morimos con Jesús, en Jesús, para vivir una vida nueva. Esa es la esperanza. La otra esperanza, ya más social, o socio-ambiental es que estoy pidiendo a Dios que ilumine las mentes de los políticos y los empresarios que tienen el poder económico, y que se han dado cuenta de que esta pandemia no es solamente para los pobres, aunque sí la incidencia es mayor para ellos, sino que es para todos, pobres y ricos. Que se convenzan que debemos buscar un nuevo modelo de desarrollo económico alternativo al actual, que ponga a la persona en primer lugar, así como la lucha contra el cambio climático que sigue afectando gravemente al mundo.
El COVID-19 ha relegado a segundo plano el debate en torno al cambio climático, ¿no?
Así es. Ahora nadie habla de este problema. Hace unos días leía un artículo de una ciudad en el círculo polar ártico, que es la más fría del mundo, donde antes había 20, 30 y hasta 60 grados bajo cero, pero hace unos días tenía 38 grados de calor. Los científicos están muy preocupados. Y nadie habla de esto que va a causar un efecto muy nocivo al mundo, empezando por el incremento de la desnutrición. En resumen, creo que son tres aspectos: mirar a Jesús, mirar a la humanidad y mirar nuestra creación. Son las tres dimensiones que toda persona, creyente o no creyente, tiene. La dimensión trascendente, que es Dios para nosotros; nuestra relación como hermanos de una sola familia, sin distinción de razas ni culturas; y nuestra dimensión del compromiso de cuidar la creación y luchar juntos contra los efectos del cambio climático, cuyas causas son la irresponsabilidad de la humanidad y la extracción irracional de los recursos que Dios regaló para todos.
Servindi, 11 de julio, 2020.- «Los pueblos indígenas son la mayor riqueza de la Amazonía porque se encargaron de enriquecer y proteger la biodiversidad amazónica» afirmó el cardenal peruano Pedro Barreto.
«Su sabiduría ancestral les permitió sensibilizar a la humanidad sobre la protección socioambiental» dijo en el marco de la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, nueva entidad de la iglesia católica.
La principal tarea de la Conferencia Eclesial será incentivar el diálogo constante entre diferentes actores sociales para establecer consensos de acción que aseguren el respeto a los derechos de los pueblos indígenas.
La creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía responde al deseo del papa Francisco, que es formar una iglesia responsable, participativa y en comunión con la sociedad.
Esta entidad no solo será dirigida por obispos, sino también por diferentes líderes sociales, quienes trabajarán de manera articulada para promover acciones ante cualquier injusticia en la región amazónica.
La reunión para constituir la nueva entidad se realizó el 29 de junio y contó con la participación del presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y los cardenales Pedro Barreto y Claudio Hummes.
También asistieron al evento virtual nueve obispos, un representante de cada país que conforma el territorio amazónico, tres líderes de los pueblos originarios y diversos actores de organizaciones sociales.
Pedro Ricardo Barreto Jimeno, fue nombrado cardenal de la Iglesia católica en mayo de 2018 y se desempeña como primer vicepresidente de la Conferencia Episcopel Peruana y vicepresidente de la REPAM.