La Iglesia mexicana conmemora la visita del papa Francisco a México hace 5 años
"En su visita, Francisco abrazó con ternura a nuestras familias, jóvenes, enfermos, migrantes, pueblos originarios e internos de centros penitenciarios"
"Nos motivó a seguir valorando las raíces de nuestro pasado para reconocer la riqueza que poseemos como nación; y a entregarnos, para que nuestra sociedad tenga el aliento vital de la Iglesia"
"¡Gracias, Santo Padre! Por su oración y cariño para nuestro pueblo. Lo tenemos siempre presente, en nuestras oraciones, en nuestra mente y corazón. México lo quiere mucho"
Conmemorando la Visita del Papa Francisco a México
Hoy con gran alegría rememoramos la hermosa Visita Apostólica del Santo Padre, el Papa Francisco a nuestro País, que se llevó a cabo del 12 al 18 de febrero del 2016. Llegó a nuestra Patria como misionero de misericordia y de paz, para confirmarnos en la fe y alentarnos en la esperanza.
El escenario de la tierra bendita de nuestro pueblo, tan querida por Dios y por Santa Maria de Guadalupe, experimentó la unión de mentes y corazones en una “Casita Sagrada”, como soñó nuestra Madre de Guadalupe. Y la voz de Cristo resonó con gran fuerza en los labios de aquel que es bendito, porque vino en el nombre del Señor, el Papa Francisco, quien nos recordó la verdad simple y fundamental para todo fiel: que Dios nos quiere con amor infinito y que permanece siempre a nuestro lado.
El mensaje del Papa Francisco, como Pastor, penetró el corazón de todo nuestro pueblo, y con especial predilección y paternidad espiritual abrazó con ternura a nuestras familias, jóvenes, enfermos, migrantes, pueblos originarios e internos de centros penitenciarios. Buscó estrechar lazos entre los distintos actores de la vida social, política y laboral de nuestro país. Nos motivó a seguir valorando las raíces de nuestro pasado para reconocer la riqueza que poseemos como nación; y a entregarnos, para que nuestra sociedad tenga el aliento vital de la Iglesia, que con la trasmisión viva de la fe, contribuye a construir la paz.
La presencia del Papa fue un gran aliento e impulso para toda la Iglesia: pastores, laicos y religiosos. A los obispos y sacerdotes nos exhortó a ser pastores con mirada transparente y a llevar en el corazón la gran preocupación de acompañar y atender a todo nuestro pueblo, para que vean en nosotros, sacerdotes y obispos, las huellas del Maestro de Nazaret, Jesucristo. Para ello, nos alentó a tener audacia profética, y a implementar un serio y cualificado proyecto de pastoral para testimoniar la presencia del Señor en medio de nosotros. Lo cual hemos hecho, y hoy, guía nuestra acción pastoral hacia el 2031, V Centenario del Acontecimiento Guadalupano, y hacia el 2033, II milenio de nuestra Redención.
Finalmente nos animó mucho a ser testigos de Jesucristo, en nuestras familias y comunidades, a trabajar por la reconciliación social y, sobre todo, a mantener la esperanza ante los problemas que afligen a nuestro país.
¡Gracias, Santo Padre! Por su oración y cariño para nuestro pueblo. Lo tenemos siempre presente, en nuestras oraciones, en nuestra mente y corazón.
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