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Tres días de encuentro estudiando el Instrumento de Trabajo
“El Papa Francisco está pidiendo una conversión no sólo a la Iglesia de la Pan Amazonía, lo está pidiendo al mundo entero, a toda la Iglesia”
“La Iglesia tiene que ser capaz de dejarse interpelar por aquello que son los grandes gritos y sueños, el grito de la Tierra, de los pueblos, sobre todo de los pueblos originarios”
Es necesario “entrar en contacto con la vida de la selva y de las aguas, y prioritariamente con la vida de las comunidades, repleta de sabiduría y de respuestas a los desafíos de la región”
El ejercicio de lasinodalidades un gran desafío en la Iglesia actual, algo que fue lanzado en el Vaticano II, pero que podemos decir que elPapa Francisco, con laEpiscopalis Conmunio, ha querido colocar como prioridad para toda la Iglesia, insistiendo en el imperativo decaminar juntos como Iglesia y siempre abiertos a la realidadde la que no podemos aislar o huir.
La Iglesia de la Amazonía brasileña, encabezada por sus obispos, ha llevado a cabo durante tres días un ejercicio de esa sinodalidad, de escucha mutua, deinterpelación, como actitudes básicas para convertir en algo concreto ese deseo del Papa Francisco. El estudio del Instrumento de Trabajo ha sido el hilo conductor de un encuentro en el que los 120 participantes, en las reuniones plenarias y en pequeños grupos, han ido escudriñando su contenido y aportando nuevas visiones en vista de los trabajos en la asamblea sinodal. Los presentes han mostrado que este es un Sínodo en el que la Iglesia y los pueblos de la Pan Amazonía se sienten implicados, unidos a los hombres y mujeres que, de 6 a 27 de octubre, estarán dentro de la asamblea sinodal buscando nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.
Como reconocía el cardenal Claudio Hummes, “el Sínodo nos interpela sobre nuestro modo de ser pastores y agentes de evangelización en la Iglesia” insistiendo en que, “nos sentimos llamados, interpelados, no podemos ignorarlo”. El Presidente de la Red Eclesial Pan Amazónica recordaba que “el Papa Francisco está pidiendo una conversión no sólo a la Iglesia de la Pan Amazonía, lo está pidiendo al mundo entero, a toda la Iglesia”, algo que ya aparece en Evangelii Gaudium y Laudato Si.
El cardenal Hummes hacía una llamada a los presentes para que no sea olvidado que “la Iglesia tiene que ser capaz de dejarse interpelar por aquello que son los grandes gritos y sueños, el grito de la Tierra, de los pueblos, sobre todo de los pueblos originarios”. Refiriéndose al proceso de escucha, el purpurado afirmaba que los pueblos de la Amazonía, “al ser escuchados, sintiendo que podían hablar, hicieron propuestas fuertes, lo que nos tiene que llevar a estar atentos”. Por eso, el relator del Sínodo para la Amazonía, destacaba que “esa escucha es fundamental si queremos hoy interpretar los signos de los tiempos”.
Según el cardenal brasileño, ese “sentirse interpelados y dispuestos a caminar, eso trae exigencias nuevas, nuevos problemas, pues los nuevos caminos siempre tienen problemas”, pero eso no puede hacer que la Iglesia tenga miedo y llevarla a “dejar de hacer un esfuerzo de caminar hacia lo nuevo, pues no podemos olvidar que Jesucristo es el eternamente nuevo”. En ese caminar juntos, en sinodalidad, es muy importante, según el cardenal Claudio Hummes, “dejarse iluminar por los otros, por las realidades de los otros países de la Pan Amazonía”, insistiendo una vez más en que “este momento es un kairós, un tiempo de gracia, un momento privilegiado que no podemos perder”. Desde ahí somos desafiados a “aprender a mirar para un futuro que no es muy promisor, donde la Iglesia no puede estar menos presente de lo que debería estar, dejando interpelarse por el Espíritu”, completaba el cardenal.
Los participantes han elaborado una carta en la que se destaca que el trabajo en común entre los obispos de la Amazonía brasileña es algo que se remonta a 1952. Al mismo tiempo se resalta la importancia que la Iglesia católica ha tenido en la vida social de la región en los últimos cuatro siglos, insistiendo en que mucha “sangre, sudor y lágrimas fueron derramados en defensa de los derechos humanos y la dignidad, especialmente de los más pobres y excluidos de la sociedad, de los pueblos originarios y del medio ambiente tan amenazados”. Al mismo tiempo señala los riesgos de la situación actual y la importancia de un Sínodo que “llega en un momento crucial de nuestra historia”.
Como reconocía Monseñor Mario Antonio da Silva, obispo de Roraima y vicepresidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, es necesario “entrar en contacto con la vida de la selva y de las aguas, y prioritariamente con la vida de las comunidades, repleta de sabiduría y de respuestas a los desafíos de la región”. El obispo insiste en que hay que “oír la voz de la Amazonía a través del clamor de los pueblos originarios, que reclaman un cuidado mayor con la Creación y una conversión ecológica integral”. Por último, reconocía que es fundamental “reconocer los caminos recorridos y trazar nuevos para avanzar en la propuesta del Papa Francisco de ecología integral y realización del Reino de Dios”.
Carta del encuentro de estudio del Instrumento de Trabajo del Sínodo de la Amazonía
"Cristo señala a la Amazonía" (Sao Paulo VI)
Reunidos en Belém de Pará, con el objetivo de estudiar el Instrumento de Trabajo del Sínodo de la Amazonía, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicas y laicos de las iglesias amazónicas, como también hermanas y hermanos que comparten el viaje ecuménico, queremos expresar nuestras preocupaciones sobre la "Casa Común" y una misión evangelizadora encarnada, samaritana y ecológica.
Desde 1952, los obispos de la Amazonía se reúnen periódicamente para posicionarse en la misión del Iglesia en la peculiar realidad de la Amazonía. "Cristo señala a la Amazonía" es la expresión profética y programática del Papa San Pablo VI que en 1972 se reflejó en el Encuentro de Santarém. Nuestra iglesia asumió, entonces, el compromiso de "encarnarse, en la sencillez", en la realidad de los pueblos y de esforzarse para que por medio de la acción evangelizadora se hiciese cada vez más nítido el rostro de una Iglesia amazónica, comprometida con la realidad de los pueblos y la tierra. En el encuentro de 1990 en Belém-Icoaraci, los obispos de la Amazonía fueron los primeros en advertir al mundo de un inminente desastre ecológico con "consecuencias catastróficas para todo el ecosistema (que) ultrapasan, sin duda, las fronteras de Brasil y el continente "(Documento "En defensa de la vida en la Amazonía").
Nuevamente reunidos en Icoaraci, Pará en 2016, los obispos de la Amazonía dirigieron una carta al Papa Francisco pidiendo un Sínodo para la Amazonía. Acogiendo el deseo de la Iglesia en los nueve países amazónicos, el Papa convocó el 15 de octubre de 2017 la "Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Pan-Amazonía", con el tema "Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral".
La Iglesia Católica desde el siglo XVII ha estado presente en la Amazonía, preocupándose por la evangelización y promoción humana al mismo tiempo. Cuántas escuelas, hospitales, talleres, obras sociales se construyeron y fueron mantenidas durante siglos en todos los rincones de la Amazonía. Pueblos y ciudades se edificaron a partir de las "misiones" de nuestra Iglesia. Cuanta sangre, sudor y lágrimas fueron derramados en defensa de los derechos humanos y la dignidad, especialmente de los más pobres y excluidos de la sociedad, de los pueblos originarios y del medio ambiente tan amenazados. Lamentamos mucho que hoy, en lugar de ser apoyados y alentados, nuestros líderes son criminalizados como enemigos de Patria.
Junto con el Papa Francisco, defendemos firmemente la Amazonía y exigimos medidas urgentes de los Gobiernos ante agresiones violentas e irracionales contra la naturaleza, la destrucción sin escrúpulos del bosque que mata la flora y fauna milenarias con incendios provocados criminalmente.
Estamos angustiados y denunciamos el envenenamiento de ríos y lagos, la contaminación del aire por el humo que causa envenenamiento peligroso, especialmente de los niños, la pesca predatoria, invasión de tierras indígenas por la empresas mineras, buscadores de oro y madereras, el comercio ilegal de productos de biodiversidad.
La violencia, que recientemente ha aumentado de manera alarmante, nos causa horrores y también exige el compromiso de nuestra Iglesia para que la paz y el respeto, la fraternidad y el amor prevalezcan.
Defendemos vigorosamente la Amazonía, que cubre casi el 60% de nuestro Brasil. La soberanía brasileña sobre esta parte de la Amazonía es incuestionable para nosotros. Entendemos, sin embargo, y apoyamos la preocupación mundial por este macro bioma que desempeña una función reguladora del clima planetario muy importante. Todas las naciones están llamadas a colaborar con los países amazónicos y con las organizaciones locales que se comprometen a preservar la Amazonía porque de esta macrorregión depende la supervivencia de los pueblos y el ecosistema en otras partes de Brasil y el continente.
El Sínodo, convocado por el Papa Francisco, llega en un momento crucial de nuestra historia. Queremos Identificar nuevos caminos de evangelización de los pueblos que habitan la Amazonía. Al mismo tiempo, la Iglesia se compromete a defender este terreno sagrado que Dios ha creado en su generosidad y que debemos cuidar y cultivar para las generaciones presentes y futuras.
Un agradecimiento especial a la Red Eclesial Pan-Amazónica / REPAM por todos su esfuerzo dedicado en el importante proceso de escucha de las comunidades, con la participación de los diversos segmentos de la Pueblo de Dios, especialmente mujeres y con fuerte participación de los jóvenes y de los pueblos originarios.
Pedimos que rezem por nós, irmãs e irmãos, para que a caminhada sinodal reflita “as alegrias e as esperanças, as tristezas e as angústias dos homens e das mulheres de hoje, sobretudo dos pobres e de todos aqueles que sofrem” (GS 1). Que Maria de Nazaré, expressão da face materna de Deus no meio de nosso povo, por sua intercessão, acompanhe os passos da Igreja de seu Filho nas terras e águas amazônicas para que ela seja sinal e presença do Reino de Deus. Que ajude, com sua missão evangelizadora e humanizadora, a dignificar cada vez mais a vida em nossa região. Participantes do Encontro de Estudo do Instrumento de Trabalho do Sínodo da Amazônia
Les pedimos que recen por nosotros, hermanas y hermanos, para que el camino sinodal refleje "las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de hoy, especialmente los pobres y todos los que sufren” (GS 1).
Que María de Nazaret, expresión del rostro maternal de Dios entre nuestro pueblo, a través de su intercesión, acompañe los pasos de la Iglesia de su Hijo en las tierras y aguas amazónicas para que sea signo y presencia del Reino de Dios. Que ayude, con su misión evangelizadora y humanizadora, a dignificar cada vez más la vida en nuestra región.
Participantes del Encuentro de Estudio del Instrumento de trabajo del Sínodo de la Amazonía
Por una salida democrática a la crisis: ¡Que se vayan todos! ¡Elecciones ya! ¡Por una nueva Constitución! ¡Solución a las demandas del pueblo peruano! ¡No a la violencia contra la mujer!
PRONUNCIAMIENTO
A dos años del Bicentenario de nuestra Independencia, vivimos una de las más graves crisis políticas de la República. Se trata de una crisis del régimen político instaurado por la constitución neo liberal de 1993. Cada semana, nuevos episodios dan cuenta de su gravedad y extensión. Las denuncias de casos de corrupción que involucran autoridades, altos funcionarios, jueces y fiscales, periodistas y empresarios se acrecientan. En el Congreso la mayoría encubridora de la corrupción y promotora de la impunidad se atrinchera en sus posiciones de poder a pesar del unánime repudio ciudadano. Muestra de ello es la elección de una Mesa Directiva encabezada por un representante del empresariado reaccionario promotor de la anulación de derechos laborales, discriminadores y hostiles a la igualdad de género, de los pueblos indígenas y originarios, y que descalifica groseramente a sus adversarios políticos. Esta se refleja en la nueva composición de las comisiones de trabajo del Congreso.
El Gobierno de Vizcarra y Del Solar, por su parte, intenta cubrir su debilidad política apelando a gestos e iniciativas parciales en el terreno de la reforma política, confrontando al Congreso y siguiendo las principales demandas de la agenda CONFIEP. Por ello promulgaron el Decreto Supremo 345-2018-EF y el DS 237-2019-EF que en nombre de la Productividad y la Competitividad afectan seriamente entre otros los derechos laborales y ambientales; dieron curso a la autorización inicial para el inicio de las obras en Tía María, provocando un conflicto social que involucra no solo al Valle del Tambo sino a toda la Región Arequipa y luego retrocedieron, más recientemente han iniciado el proceso de privatización de las pocas empresas públicas que aún existen y que atienden servicios básicos como Sedapal y otras. (DL 1436 del 2018 y DS 214-2019-EF). Frente a la parálisis económica del país, el gobierno mantiene una errónea política fiscal que prioriza los incentivos a la gran empresa privada y restringe el gasto público.
La insistencia en medidas económicas de inspiración neo-liberal, proyecto que comparten el Gobierno y la mayoría parlamentaria, ha llevado a un marcado deterioro de las condiciones de vida de la población. No es casual que en los últimos meses se hayan incrementado justas protestas y movilizaciones de diversos sectores en el campo y la ciudad las mismas que son criminalizados La economía en general está paralizándose, el empleo formal se reduce a un ritmo no visto desde la crisis del 2008-2009, los ingresos de trabajadores y trabajadoras formales e informales han disminuido, los pequeños y medianos productores y productoras agrarios siguen abandonados. El deterioro económico y social es el caldo de cultivo para el incremento de la precariedad, la inseguridad y la violentización de las relaciones cotidianas. Si a esto sumamos además del machismo y conservadurismo con la proliferación de los discursos promotores del odio y la exclusión, no extraña que siga creciendo la cifra de mujeres víctimas de violencia y de feminicidios.
Desde los inicios de la crisis en curso, a fines del año 2017, las organizaciones sindicales y populares, los movimientos ciudadanos, colectivos de mujeres, jóvenes, organizaciones indignas y ambientalistas y los movimientos lgtbiq los partidos progresistas, levantamos la demanda de cambios de fondo. Asumiendo que la raíz de la crisis está en el régimen político y económico heredado del fujimorismo y que se sintetiza en la Constitución del 1993, exigimos abrir un proceso que culminaría con una Asamblea Constituyente y nueva Constitución. Tras la renuncia obligada de PPK levantamos la exigencia de que se vayan todos –Ejecutivo y Parlamento- y se convocase a nuevas elecciones con nuevas reglas. Los intentos de paliar la crisis con medidas parciales no han hecho sino profundizarla. Es por ello que ahora es el mismo Gobierno, dada la presión popular, plantea adelantar las elecciones encontrando una férrea resistencia en las fuerzas políticas comprometidas con la corrupción y la impunidad, en alianza con la Confiep y los sectores conservadores.
Constituidos en Asamblea de los Pueblos del Perú, en febrero del 2019, las organizaciones y movimientos que nos hemos movilizado una y otra vez respaldando la lucha anti-corrupción, rechazando a mafiosos y corruptos, así como demandando cambios profundos en la política económica, nos ratificamos en la exigencia de una salida de fondo a la crisis. El Perú requiere una nueva Constitución que garantice todos los derechos para todas y todos, que defienda la Soberanía Nacional y promueva un Desarrollo Sostenible, Diversificado y Equitativo, respetuoso del Medio Ambiente. En esa perspectiva reiteramos la exigencia de adelanto de elecciones Congresales y Presidenciales siempre y cuando estas se efectivicen con nuevas reglas que garanticen la más amplia participación ciudadana, la paridad y alternancia a todo nivel, excluyan a sentenciados y penalicen el financiamiento ilícito de las campañas políticas.
Tal como acordamos en nuestro Encuentro fundacional, llamamos a organizar las asambleas sectoriales, regionales y/o provinciales que permitan la coordinación más amplia posible de organizaciones sociales, movimientos, colectivos, partidos políticos progresistas y ciudadanas y ciudadanos para luchar por darle una salida democrática y progresista a la actual crisis histórica que vive nuestro país. De manera simultánea llamamos a luchar por cambios inmediatos en las nefastas políticas del actual Gobierno y por solución a las demandas más sentidas del pueblo peruano.
Frente a la crisis el Pueblo exige cambios profundos al modelo económico, político y social del país:
Anulación definitiva de la licencia de construcción para Southern en Tía María y solución a las demandas de la Región Moquegua frente a los incumplimientos de Southern en Quellaveco.
Derogatoria de los dispositivos anti-laborales contenidos en el D.S. 345-2018 EF y el DS 237-2019-EF en particular los contenidos en el quinto objetivo de dicho plan.
Solución integral a las justas demandas de los gremios agrarios. Incremento del presupuesto público del sector, en particular para el financiamiento del Plan Nacional de Promoción de la Agricultura Familiar.
Políticas efectivas de protección a las mujeres frente a la violencia. Implementación de la política de Igualdad de Género a todo nivel. Paridad y alternancia en todas las instancias de gobierno del país.
Alto a los procesos de privatización de las empresas públicas y los servicios básicos Sedapal y las públicas estratégicas. Derogatoria del DS 214-2019-EF.
Un Presupuesto Público 2020 reactivador que apunte a garantizar los derechos integrales de la población y a diversificar la economía; presupuesto financiado por una reforma tributaria que garantice que paguen más los que más ganan sin excepción.
Plena vigencia de la libertad de organización y el derecho a la negociación colectiva en el sector público. Aumento del salario mínimo vital y de las pensiones a los afiliados de la ONP. – Que se resuelvan la legislación para las trabajadoras del hogar, trabajadoras de la agro exportación.
Apoyo a las plataformas sociales y gremios en conflictos como: la federación minera, sector salud y la coordinadora de Lima norte que lucha por la nulidad de los peajes.
Pleno apoyo a la lucha anti-corrupción y a una efectiva reforma del sistema de justicia, y solidaridad plena con los jueces y fiscales honestos. Sanción penal a todos los involucrados en los procesos en curso.
Demandamos justicia y reparación a las miles de víctimas y comunidades que a 16 años de la entrega del Informe Final la Comisión de la Verdad que todavía no alcanzan justicia.
Corte inmediato de los juicios a los líderes sociales criminalizados por participar en la lucha social en el campo y la ciudad.
Exigimos una política exterior soberana, integracionista y opuesta a toda forma de injerencia ajena a la región condenamos el papel del grupo de Lima y la política exterior liderada por el embajador Popolicio.
Por estas demandas llamamos a las organizaciones que forman parte de la Asamblea de los Pueblos del Perú, y a las ciudadanas y ciudadanos en general, a movilizarnos de manera conjunta el 22 de agosto en todos los rincones del país. En Lima la concentración será en el Parque Kennedy a partir de las 4:00 pm.
Por todo ello, desde el Comité Promotor de la ANP convocamos a la II ASAMBLEA NACIONAL DE LOS PUEBLOS DEL PERÚ que se realizará el sábado 14 de setiembre del 2019.
"El Sínodo para la región Pan Amazónica, para un indígena Tuyuka, es muy importante porque la Iglesia, de una manera muy clara, decisiva y profética, se pone del lado de los más amenazados, los pueblos amazónicos"
"Este rostro indígena de la Iglesia también equivale a decir que las comunidades deben organizarse de tal manera que los valores aparezcan cada vez más, que nuestros valores indígenas enriquezcan los valores de las Buena Nueva de Jesús"
"Las experiencias buenas, positivas, eclesiales, culturales, con los pueblos amazónicos también pueden convertirse en nuevos modelos de acción misionera para la cuestión ministerial"
La primera vez que hablé con el padreJustino Sarmento Rezende, me dijo queantes de ser salesiano ya era indígena. Con el tiempo descubrí que esta afirmación no era gratuita y que se le puede considerar como unconstructor de puentes entre dos visiones del mundo, dos formas de entender la vida, mucho más cercanas de lo que muchas personas piensan: el mundo indígena y el mundo cristiano. .
Por su condición de indígena tuyuka, tiene claro que el Sínodo "se posiciona del lado de los más amenazados, que son pueblos amazónicos" y que "es una gran oportunidad para que seamos conocidos por toda la Iglesia", aunque "todavía falta entrar es el espíritu del Sínodo, hablar en las celebraciones”. Él ve como un desafío crear una Iglesia con rostro indígena, pero para esto los misioneros “necesitan crear nuevas actitudes de convivencia con los pueblos indígenas” y al mismo tiempo “estar más presentes en la vida de la gente”.
Uno de los desafíos asumidos por el Padre Justino es ayudar a las vocaciones indígenas a comprender cómo asumir su condición de sacerdotes indígenas y religiosos, un elemento presente en el Instrumento de Trabajo. Él siempre insiste en la necesidad de conversiónde aquellos que llegan a las comunidades indígenas para proclamar el Evangelio. Su profundo conocimiento de la realidad puede ser de gran ayuda en este momento del proceso sinodal, especialmente en vista de una asamblea sinodal, en la que debe participar, pues desde la elaboración del Documento Preparatorio fue uno de los asesores, que cada vez tiene más desafíos por delante.
Como indígena, independiente de su condición de sacerdote salesiano, a menos de dos meses del comienzo de la Asamblea Sinodal, ¿cómo se posiciona ante el Sínodo para la Amazonía?
El Sínodo para la región Pan Amazónica, para un indígena Tuyuka, es muy importante porque la Iglesia, de una manera muy clara, decisiva y profética, se pone del lado de los más amenazados, los pueblos amazónicos, no solo los indígenas, sino también ribereños, quien vive en las carreteras y caminos del interior, también en los grandes centros urbanos. Entonces, la Iglesia, se convierte en la voz de estos pequeños, en el sentido social, porque la grandeza no está en la relación entre los poderosos y los humildes, la grandeza humana, ella sigue existiendo en esta grandeza de las culturas, de los pueblos, que la Iglesia quiere mostrar. .
Como indígena, veo que es una gran oportunidad para que seamos conocidos por toda la Iglesia, para que las diócesis, las congregaciones y nosotros pueblos indígenas redescubramos el gran valor que tenemos en el mundo y los valores que los pueblos tienen para contribuir a ser eco de la voz indígena en defensa del mundo, en defensa de la ecología, en materia de ríos, bosques, grandes tradiciones, pequeñas tradiciones, también de la vida cotidiana. Para nosotros, los pueblos indígenas, este momento sinodal es significativo. Muchos pueblos indígenas contribuyeron y ahora el trabajo se está canalizando. Los pueblos indígenas estarán allí, pero conectados con las bases, con los sueños, con las propuestas de las comunidades.
Son estas voces las que deben resonar en los corazones de los obispos, ya hablé en la reunión que tuvimos en Brasilia, 24 obispos que asistirán al Sínodo y ahora, a fin de mes, en la reunión en Belém, repetiremos esta llamada de que los obispos, como pastores, no olviden lo que quieren los pueblos indígenas. No pueden simplemente aprovechar sus propios intereses personales, sino que deben ser la resonancia y los portavoces de los grandes desafíos que enfrentan los pueblos indígenas.
Ahora vive en São Gabriel da Cachoeira, el municipio con el mayor porcentaje de población indígena en Brasil, incluso ha visitado algunas comunidades del interior recientemente. ¿Qué dicen sus familiares, los que viven en las comunidades en la base, sobre el Sínodo?
El Sínodo todavía, como dije al principio, muchos tendrán dificultades para entrar en este proceso de conocer el Sínodo. Las comunidades que tuvieron contacto a través de sus catequistas, sus misioneros, los sacerdotes que trabajan en las comunidades indígenas, porque depende mucho de ellos, allá en las comunidades, entender qué es el Sínodo. Donde ha habido este trabajo de comunicación, de transmitir los trabajos del Sínodo, veo y escucho que hay una gran esperanza de que la Iglesia se comprometa a apreciar los sueños de los pueblos indígenas.
Precisamente para trabajar de manera diferente en el contexto de São Gabriel da Cachoeira, que tiene un movimiento indígena que trabaja con el tema de la autodeterminación, el fortalecimiento de las lenguas, las culturas, la revitalización de estas tradiciones. La Iglesia, diócesis de San Gabriel, que está creciendo con otras congregaciones, muchas indígenas en las universidades, estudiando diversos cursos. Todo esto muestra que la Iglesia necesita ser diferente. Como soy de esa región, puedo mostrar dónde estoy presente, en estos lugares de la ciudad, en el campo, la importancia del Sínodo, la importancia que tenemos para el mundo. Pero no es suficiente ser consciente de su importancia; debemos mostrar cuáles son nuestras contribuciones.
Eso todavía falta por hacer, pocas personas consiguen avanzar en eso en la vida diaria, entrar en este espíritu del Sínodo, hablar en las celebraciones. Entonces eso es lo que se necesita hacer, pero veo que la gente de San Gabriel, y en las comunidades, Iauarete, Pari Cachoeira, Taracua, a donde voy, siguen preguntando, Padre y el Sínodo, ¿cómo está? ¿Qué vas a tratar? ¿Nos vendrán cosas buenas, cosas mejores para nuestra pastoral, en materia de ministerios? Tienen una muy buena y gran expectativa ante el Sínodo. Es por eso que soy consciente de que estoy contribuyendo con nuestros obispos que estarán en el Sínodo, para que tratemos de cumplir con estas expectativas.
Ya no se puede pensar en la región del Alto Río Negro como una región grande, con muchos avances, porque hay regiones en nuestra Amazonía que no están en este nivel de tener tanta gente con formación académica, con tanta organización indígena, jóvenes, mujeres, líderes, chamanes. Nuestra región de São Gabriel tiene esta vitalidad, este dinamismo que muchos lugares no tienen. Por eso le dije al obispo Monseñor Edson, que es obispo de nuestra diócesis, que tenga la fuerza, la valentía de ser la voz de los pueblos indígenas del Río Negro, veintitrés pueblos. Haremos este puente durante el Sínodo.
El Instrumentum Laboris dice que la Iglesia ha recorrido un largo camino, que debe profundizarse y actualizarse hasta convertirse en una Iglesia con rostro indígena y amazónico. Usted ha dicho que es necesario una Iglesia diferente, ¿qué es lo que falta para que la Iglesia asuma este rostro indígena y amazónico?
Lo he repetido muchas veces en mis escritos, en mis charlas, e insisto en esta clave. Mientras la Iglesia no reconozca a los indígenas, los pueblos indígenas como personas capaces de asumir la propuesta de la Iglesia y contribuir a la propuesta en cada cultura será muy difícil. Cuando digo que la Iglesia debe asumir el rostro indígena, los padres sinodales también dicen que la Iglesia debe seguir ganando o creando un rostro indígena, es precisamente decir que los misioneros, misioneras, obispos, sacerdotes no indígenas necesitan crear nuevas actitudes de convivencia con los pueblos indígenas, junto con ellos crear nuevas metas pastorales. Esto ya se hace en la región de Río Negro, pero aún debe concretarse.
Debería salir de este campo o fase discursiva para la práctica. Esto pasa por varias acciones eclesiales, acciones pastorales, en la catequesis, ya soñamos muchas veces con hacer una catequesis indígena, trabajar temas indígenas, temas de espiritualidad indígena, creencias, ceremonias, rituales. No solo falta esto para sacerdotes, misioneros, obispos, sino para nosotros, indígenas, llegamos a esta conciencia del valor, no solo de forma aislada, como Iglesia, sino también influenciados por estos cambios históricos del Río Negro, el movimiento indígena, las organizaciones no gubernamentales que también vienen a alentar el estudio de las culturas, la apreciación.
Yo, por mi parte, cuando pienso en una Iglesia con rostro indígena, es desde estas nuevas actitudes, nuevas prácticas pastorales asumidas por los hombres, jóvenes y mujeres indígenas laicos, haciendo que otro modo, lo que ya hacen muy bien, las celebraciones con los cantos en sus propias lenguas, hacer las lecturas, la Biblia en su propio idioma. Esto, aún no lo hemos hecho, nos falta una inversión humana y material para lograrlo. Hay traducciones de la Biblia hechas en el pasado, aquí en Brasil, traducciones del Evangelio de San Marcos. En el lado colombiano hay más, existe la traducción de todo el Nuevo Testamento, en el área de lengua tukano se usa. También los baniwa, con sus traducciones a través de sus pastores, usan, escuchan, leen la Palabra de Dios en sus lenguas.
Este rostro indígena de la Iglesia también equivale a decir que las comunidades deben organizarse de tal manera que los valores aparezcan cada vez más, que nuestros valores indígenas enriquezcan los valores de las Buena Nueva de Jesús. Uno complementa al otro, ni se puede decir que el anuncio de la Buena Nueva de Jesús, que llega a través de los misioneros que vienen con su propia visión, misioneros italianos, españoles, incluso de aquí del sur de Brasil, que vienen con sus estructuras culturales. Es por eso que también es más difícil para ellos inculturarse en una cultura, aprender las lenguas indígenas de donde trabajan, aprender las costumbres buenas. Eso daría el rostro indígena, el rostro de la Iglesia indígena, pero es un trabajo. Aun así, yo mismo, pienso mucho en cómo podría ser esta iglesia con rostro indígena, ¿o es sólo una idea, un sueño?
Necesitaríamos crear grupos indígenas para concretar este ideal del rostro de una iglesia indígena, así como de otras, iglesia con rostro caboclo, femenino y de otras discusiones que vendrán. Es un desafío para nosotros, hay mucho trabajo por hacer, pero se necesitaría una organización de sacerdotes, misioneros indígenas, para pensar eso. Si no hay un pensamiento grupal, de manera organizada, no irá mucho más lejos. Es necesario tener metodologías, personas para pensar sobre este rostro indígena, como debería ser. Porque si no el Sínodo va a discutir, aprobar estas ideas, pero entonces vendrá este gran desafío, ¿quién lo hará? ¿Cómo vamos a hacer esto? Este trabajo sería post sínodo de la Amazonía.
Usted habla de sacerdotes indígenas y vemos que hay cada vez más sacerdotes, religiosas indígenas, que forman parte de las diferentes congregaciones. Incluso en su congregación hay varios sacerdotes y religiosas indígenas. ¿Cree que ustedes están teniendo un papel de liderazgo en la toma de decisiones dentro de sus congregaciones y dentro de la Iglesia Amazónica?
El hecho de este surgimiento de vocaciones indígenas y el aumento en el número de sacerdotes indígenas en las congregaciones no es suficiente para que pensemos en una Iglesia con rostro indígena, porque no es suficiente ser indígena. Necesitas tener ideales, instrumentos, estructuras humanas, para avanzar en este campo, no es suficiente ser indígena para que te guste la cultura indígena, te tiene que gustar ser indígena, ser sacerdote, hermana, hermano indígena. Cuando nos gusta, apostamos por estas nuevas formas de ser y hacer Iglesia, en eso es donde necesitamos avanzar.
Cuando Iaurete cumplió 90 años tuvimos una reunión de sacerdotes indígenas salesianos. Y nuestra preocupación era simplemente eso, ¿qué estamos haciendo o estamos siendo como indígenas en nuestras congregaciones, en la Iglesia de la que salimos, del Río Negro? ¿Cuáles son nuestras contribuciones? Incluso escuchamos a los representantes de las pastorales de Yaurate, ¿qué piensan de nosotros, sacerdotes indígenas, parientes de ustedes? Lo que quieren es que cuando nos convirtamos en sacerdotes, estemos más cerca, no solo geográficamente, sino que seamos más conscientes de nuestras culturas, más comprometidos con la causa indígena, para ser más colaborativos en su formación, no para dejar que solo los misioneros de fuera estén comprometidos con los pueblos.
En cierto modo, comienzan a preguntar, y nuestros parientes, ¿dónde están, qué están haciendo por nosotros? Esta proximidad, actuación por períodos, depende de cada congregación, es muy importante. Tenemos que estar allí con ellos, viviendo, aprendiendo, mostrando, soñando con ellos, lo que es ser un sacerdote indígena. Gracias a Dios, ya sea por suerte o por la comprensión de mis superiores, desde que fui ordenado sacerdote en 94, tuve la oportunidad de vivir junto a mis parientes indígenas, me llamaron la atención, porque quería ir demasiado lejos en ciertas cosas Luego aprendí que no puedo querer tener sueños muy rápidos, querer hacer las cosas rápido, la gente va a su ritmo. El ritmo de comprensión sobre la evangelización es otro ritmo. Un día llegan, luego se invierten las cosas y dicen: Padre, celebraremos desde nuestras culturas, lenguas.
Las hermanas es lo mismo, yo me imagino que las hermanas de varias congregaciones religiosas, deben pasar de treinta hermanas salesianas y franciscanas. También deben mostrar a nuestros parientes otra forma de ser religiosas. Pero muchas tienden a acomodarse, el estilo de vida sacerdotal, religiosa, del modelo no indígena es muy fácil, es muy fuerte. Hay expertos que hablan sobre la descolonización de la mente. Cuando fui a Marauia, con los yanomami, sentí eso muy fuertemente, porque pensaba que no tenía mucha mentalidad colonial, de querer ser mejor, incluso hablando de la importancia de las culturas, las ceremonias rituales, tenía que hacer un trabajo interior muy fuerte para quitar esta vista muy occidental. Hasta que no tuve estas ideas, fue muy difícil para mí quedarme.
Imagínese para los salesianos, mis hermanos jóvenes que no consiguen hacer este trabajo, no se insertan directamente en las comunidades indígenas. Es muy difícil para ellos soñar como podría ser. Por eso les digo a mis hermanos salesianos en estas reuniones de religiosos que, si queremos marcar la diferencia, debemos sumergirnos en esa cultura. Ese es el desafío, cómo hacerlo. Cada congregación crea metodologías para cambiar esto. Por ejemplo, queremos asumir el trabajo de reuniones periódicas, reflexiones, estudios, sobre nuestra vida indígena. Estamos planeando hacer nuestra propia contribución, indígena, de contenido, categorías, conocimiento, desde la formación inicial de los salesianos hasta las etapas de la teología. Quienes podemos hacer esto somos nosotros, sacerdotes indígenas. Y luego hacer esta formación continua, evaluando nuestras acciones pastorales.
Hay salesianos indígenas que actúan en las ciudades, así que hay que preocúpense por ellos. ¿Cómo está viviendo su vida indígena? ¿Cuál es la contribución indígena a este trabajo donde está actuando? Tener esa claridad de que usted, que es indígena, es salesiano, ¿cómo contribuye a esta sociedad brasileña? Estamos reflexionando mucho sobre lo que la congregación salesiana ha estado hablando durante mucho tiempo para inculturar el carisma salesiano. Hoy podemos decir que somos varios salesianos, nosotros que debemos decir ahora, miren, la inculturación del carisma podría ser así, ser más decididos.
En sus palabras aparece una Iglesia que está presente en el Instrumentum Laboris, donde dice que a veces se trata de imponer una cultura extraña en la Amazonía. ¿Podríamos decir que, durante varios siglos, también, se ha intentado imponer una religión extraña en la Amazonía? Y junto con eso, ¿cómo podría la Iglesia apreciar las cosmovisiones indígenas para superar este intento de imposición?
Uno de los desafíos en las propuestas es ser una Iglesia más presente, es decir, la Iglesia en este caso son los sacerdotes misioneros, misioneras, los obispos, los agentes pastorales, para estar más presentes en la vida de la gente. A menudo repito que más que estar presente, que me gusten los pueblos donde estoy trabajando, las culturas, los conocimientos. Eso hará que el misionero, el sacerdote, el obispo, comiencen a decir: quiero aprender el idioma de este pueblo, participar en la fiesta con ellos, ser un iniciado. Cuando les gusta mucho un misionero, dicen, hermana, padre, le daremos un nombre tukano, tuyuka, es decir, están tomando este camino de aceptación del misionero como miembro propia cultura.
De hecho, existen las llamadas bendiciones, de crear esta interacción de fraternización, de acoger al otro. La Iglesia, se vuelve extraña cuando ella, a través de sus misioneros, de sus sacerdotes, quiere prescindir del diálogo, sin comprender, sin escuchar a las comunidades, quiere imponer, sin decir que esto es bueno para mí, pero como lo es para mí, proponerlo, sin escuchar la contribución de los miembros de esa comunidad, de esa gente. Ahí deja de ser extraño, porque dirán, decidimos eso con el misionero, con la misionera, ella estará con nosotros, estaremos con ella. Eso forma esta unión, unidad de ideales misioneros. Ya no existe esa separación de miradas, la Iglesia es el sacerdote, es la hermana, es el obispo, parece que nosotros no somos Iglesia.
A través del discurso, nos damos cuenta de que muchos de nosotros indígenas, no digo yo, pero una gran parte, no nos sentimos parte del Pueblo de Dios, miramos a los demás como a una Iglesia que no somos, somos personas que vamos en algún momento. Esta parte de la reflexión es muy importante ya que ayuda a reconocer al otro, que e otr es muy importante para la Iglesia. No todos los sacerdotes, no todos los misioneros, están en condiciones de entender esto. Así, también, en la formación del misionero debe haber esa formación, que para mí serían los propios indígenas dando su contribución, para decir cómo es la cultura, cómo son los comportamientos, cómo funciona la organización social.
El misionero a menudo hace las cosas porque no tiene idea de lo que está haciendo, no sabe cómo es la gente. Si no puede hacer este cambio desde el entendimiento, se da por vencido, se molesta, piensa que no le gusta a la gente, se desanima. La gente debe animar al misionero, al obispo. Por eso el Papa dice: ayuden a sus obispos, misioneros, sacerdotes, para que juntos puedan formar una Iglesia con rostro amazónico, con rostro indígena. No es solo un trabajo de los indígenas, solo del misionero, sino que debe ser un trabajo conjunto. Es muy bueno cuando la gente, el sacerdote, los misioneros, las misioneras, logran esta comunión, la comunidad se vuelve muy feliz, satisfecha, juega espontáneamente con el misionero, y el también con la gente, esta libertad de estar bien.
Cuando esto no sucede, se genera insatisfacción en ambos lados. Por eso, en muchos puntos del Instrumentum Laboris, ya lo decía el Documento Preparatorio, que debe haber una conversión profunda en ambos lados, tanto indígenas como misioneros, misioneras, obispos, ahí las cosas van avanzando, poco a poco, estos cambios en la Iglesia, se va creando o configurando una Iglesia con rostro amazónico, con su propio ritmo, su forma de relacionarse, de estar con ellos. En el interior, en comunidades pequeñas, es más fácil hacer esta experiencia de una Iglesia con rostro indígena. En los grandes centros urbanos, ya es más difícil, porque hay otro ritmo, pero también debe haber una apreciación de las culturas en las diversas culturas urbanas. No es sólo nacionalizar las canciones, las pastorales, sino valorar el tema del lugar de actuación.
Al organizar la Iglesia de la Amazonía, es esencial tener en cuenta la cosmovisión de las propias comunidades, especialmente las comunidades indígenas. En las comunidades indígenas, el Instrumentum Laboris, cuando habla sobre cosmovisiones indígenas, reconoce el alto sentido de comunidad, igualdad y solidaridad, y que esto debería conducir a una conversión pastoral que ayude a superar el clericalismo de la Iglesia y de los misioneros que provienen de fuera ¿Cuáles son los pasos que deben darse para que esto suceda?
Para esta simple convivencia fraterna, el misionero, la misionera, la conversión personal en el sentido de apartarse de su propia forma de ver el mundo, la Iglesia, los pueblos indígenas, los indígenas de ver al misionero, debe haber esta conversión, en el sentido de que tengo que ver al otro como un hermano. Los pueblos indígenas, con sus culturas, son hermanos del misionero, misionera, obispo, que no haya tal distancia. Por lo tanto, al pensar en esta nueva forma de ser Iglesia, los interlocutores, los protagonistas de esta nueva Iglesia, deben ser los propios indígenas. El misionero estará allí con ellos, la cuestión ministerial pasa por ahí, hoy no se puede concentrar todo, se necesita distribuir los servicios, los ministerios, para que más personas puedan estar al servicio del bien de la comunidad, y esto, en materia de tradiciones. Los indígenas tienen quienes los bendicen, quienes se ocupan de otras partes de la vida comunitaria, tienen catequistas, mujeres responsables del canto, jóvenes para ornamentación. Esto ya existe dentro de cada cultura, los roles especializados para quienes serán maestros en curación, bendición, quienes organizarán las canciones, los bailes, quienes se encargarán de la casa, la preparación de los alimentos.
Estos servicios ya existen, y la Iglesia, el misionero, la misionera que llega, debe conocer estas importantes realidades que son expresiones de una comunidad. Estos valores ya son valores cristianos, que provienen de Dios. Él ya ha puesto en los corazones de los pueblos indígenas todo este deseo de hacer el bien, y han tenido éxito, cada uno con sus filtros culturales, son indígenas, pero cada pueblo tiene su propia forma de actuar. También está la cuestión de la interculturalidad en el Instrumentum Laboris, precisamente para decir que esta interacción con otros pueblos, con otras realidades no humanas, el mundo del agua, el mundo forestal, el mundo subterráneo, es existencial, y esto aparece mucho en rituales, ceremonias. Indígenas, que nos muestran que no estamos sólo nosotros en el mundo, interactuamos con los seres de arriba, las constelaciones, quienes son nuestros hermanos, los truenos, el inframundo del mundo del agua, los seres que viven allí.
En este nivel donde pisamos, hay muchos hermanos de diferentes continentes que interactúan con nosotros. El misionero que viene de fuera, viene de algún lugar, llega al área de su actividad misionera, se convierte en un miembro de la comunidad y también debe recibir a estos pueblos con un corazón misionero, y los indígenas lo deben recibir con un corazón indígena. Eso sería, en mi opinión, la inculturación del misionero, pero no es fácil. A menudo me cuesta, y cuando lo siento, me pregunto cuánto más difícil será para los no indígenas, por un lado. Por otro lado, veo que para muchos indígenas es mucho más difícil que para los que no son indígenas, que se acercan, se insertan, les gusta, se entusiasman, porque esto no se delimitará, porque no se puede decir que los que son misioneros indígenas tendrán más facilidad. Por el contrario, sufren más barreras, conflictos que el misionero no indígena. Las formas de ser un buen misionero son abiertas, existen impedimentos para uno y otro, todos tienen la posibilidad de ser buenos misioneros, buenos sacerdotes.
En sus palabras, habló sobre uno de los temas que ya ha suscitado mayor controversia, incluso en los principales medios de comunicación, que es la posibilidad de la ordenación sacerdotal de las personas que ya tienen una familia constituida y estable para garantizar los sacramentos. ¿Cómo podemos ayudar a comprender, especialmente para aquellos que viven fuera de la Amazonía, la necesidad de que esta posibilidad se establezca en las comunidades indígenas más remotas?
Es un sueño para la región amazónica, inicialmente. Como dijo el Papa Francisco, pensaremos en la Amazonía, pero, por supuesto, los críticos también tienen razón al criticar esto, porque estas experiencias o soluciones relacionadas con la Amazonía pueden terminar influyendo en todo el mundo. No estoy en desacuerdo con nada de eso, ya se dijo desde el principio. Las experiencias buenas, positivas, eclesiales, culturales, con los pueblos amazónicos también pueden convertirse en nuevos modelos de acción misionera para la cuestión ministerial. Como la tradición de la Iglesia es muy antigua, siempre fue una preocupación muy fuerte, incluido el sacerdocio para hombres casados, personas maduras. En algunos lugares pudieron hacerlo, y aquí en la Amazonía se pensó como una solución para el pequeño número de sacerdotes para servir a cientos, miles de comunidades, pensó en este modelo. No surgió de la nada, surgió de otras experiencias de otros lugares.
Es por eso que hubo el simposio teológico en Roma con varios especialistas, biblistas, historiadores de la iglesia, derecho canónico, pastores de otras experiencias de la Iglesia Anglicana, otros, para mostrarnos que hay posibilidades de pensar esto. Por supuesto, los cardenales europeos, más específicamente en Alemania, lo han criticado con dureza. No lo veo como una propuesta inalcanzable, muchos obispos amazónicos, discutirán y mostrarán que es importante para la Iglesia en la Amazonía, en algunas regiones. Hay obispos que tampoco son favorables, por lo que será una discusión muy interesante, muy importante y profunda, porque entonces entenderemos el alcance de esta propuesta, de este sueño.
Para mí, en mi opinión, también habría matrimonios o no matrimonios, que podrían asumir esto para servir a una región o a algunas comunidades, como ya se hizo con algunos ministros de la Eucaristía. Sirve a las comunidades cercanas a él, aproximadamente tres, cinco comunidades, pero vive su vida. Porque cuando piensas en este ministerio, muchos ya piensan en asuntos financieros, cómo apoyarán a sus familias, cómo vivirán. Para mí se convierten en excusas para no aceptar esta nueva propuesta. Para mí está claro que solo en la práctica se puede ver, él no está disputando nada con otros sacerdotes que viven el celibato, este sacerdocio continuará existiendo, pero quien piensa lo contrario, piensa que aboliremos el sacerdocio existente hoy. Eso es no comprender nada, continúa, eso sería una propuesta.
Por lo que ya dije, incluso he escrito sobre eso, habría que pensar en este sacerdocio de hombres casados desde la perspectiva de que los pueblos indígenas u otros pueblos de la Amazonía son muy importantes en su dignidad, no solo para decir, hagamos esto porque no hay sacerdotes allí, realmente no los hay, pero para reconocer la grandeza de la persona humana, eso tiene sentido, yo presiono esa tecla todavía. Antes de aprobar esto, tenemos que, como Iglesia, reconocer a los pueblos indígenas, los pueblos amazónicos, tan importantes como personas humanas. Si consideramos a los indígenas como inferiores, incapaces, no ganará fuerza. La misma historia lo aprobará también, es como yo lo veo.
Lo mismo es decir que los pueblos indígenas no están en condiciones de vivir el celibato. Pero quién está en condiciones de vivir o quién nace para tener la capacidad de vivir el celibato. El celibato se vive con la gracia de Dios, con esfuerzo humano, esto salió incluso en el simposio teológico cuando alguien dijo que el celibato es muy difícil de vivir. Donde has visto esto, es difícil para todos vivir el celibato, pero no se puede decir que los indígenas no vivan el celibato, por supuesto. Estos son cambios profundos, con el tiempo, por ejemplo, nosotros los indígenas estamos aumentando el número, lo que demuestra la capacidad de ser sacerdotes como otros sacerdotes. También tenemos debilidades, y también lo será con este ministerio de hombres casados. Con el tiempo veremos la ausencia de ciertos elementos en su formación, que tendremos que ofrecerles, respondiendo al desafío de la nueva realidad que puede surgir. Pero no dependerá de este Sínodo para la Amazonía. Tengo la expectativa de que esto sea una indicación, con muchas probabilidades, es un sueño.