Introducción
La crisis mundial en que nos encontramos, de carácter estructural y civilizatorio, ha dado lugar a la emergencia de diversos proyectos estratégicos alternativos a la globalización financiera neoliberal, reivindicando la particularidad de pueblos-naciones, culturas y civilizaciones otras, oprimidas e invisibilizadas por el Occidente blanco, europeo y angloamericano.
En un mundo en transición histórico-espacial, se desarrollará en este trabajo una lectura geopolítica de la crisis mundial en pos de dar cuenta de la disputa por la reconfiguración del ordenamiento mundial y social, y los actores que protagonizan la misma. Ello nos llevará a afirmar que los proyectos de las fuerzas antiimperialistas que luchan por salir de la situación de dependencia, subordinación y subdesarrollo, en las históricas periferias del sistema-mundo, encuentran oportunidades de respaldo coaligándose con los esquemas de poder que impulsan un orden mundial multipolar, en tiempos en que la escala del Poder-Valor-Estado no es ya continental sino planetaria.
Tanto el proyecto que parte de China y los BRICS como el proyecto humanista ecuménico/interreligioso que emerge desde la iniciativa del Papa Francisco -pero que pone de manifiesto diálogos, acuerdos y una estrategia común de las cinco grandes religiones monoteístas- ofrecen perspectivas de consolidación y realización de los proyectos nacionales antiimperialistas del mundo, dado el enfrentamiento de aquéllos con el capitalismo financiero global que amenaza la supervivencia de la naturaleza y la humanidad misma con sus destructivos e insostenibles patrones de acumulación, producción y consumo. Y se anuda aquí, como necesario horizonte futuro, la propuesta pluriversal de mundo.
Un mundo en crisis estructural, sistémica y de civilizaciones
Para pensar las condiciones para una geopolítica antiimperialista hoy, es menester situar y contextualizar la situación mundial en que nos encontramos. El siglo XXI dio lugar a una profunda crisis mundial, de carácter estructural y sistémico, que redefine el ordenamiento mundial y social, abre una transición histórico-espacial de orden geopolítico, y ello da lugar a condiciones de posibilidad excepcionales para los procesos emancipatorios en las periferias del sistema mundo (Dierckxsens y Formento, 2018).
Esta crisis mundial y transición histórica en curso pone en cuestión el diseño del orden mundial, desde el unipolarismo estadounidense-angloamericano instituido hacia 1989-1991 hacia una creciente multipolaridad, a la par que se pone en cuestión la potencia hegemónica y el “centro de gravedad” del poder mundial, desde Estados Unidos (EUA) y el polo angloamericano occidental hacia los polos emergentes con centro en China, el Asia-Pacífico y los BRICS1 (Dierckxsens y Formento, 2016). Ello da lugar, a su vez, a una posible desoccidentalización del mundo ante la reemergencia asiática, para volver a centrarse en Oriente cinco siglos después de constituida la modernidad occidental capitalista, con sus implicancias en términos civilizatorios (Arrighi, 2007; Dussel, 2004).
El carácter civilizatorio de la crisis mundial se aprecia en el cuestionamiento creciente del proyecto ilustrado universalista de la Modernidad eurocéntrica, que conlleva colonialidad, racismo epistémico y sometimiento de pueblos y naciones diferentes (Grosfoguel, 2008). Se ha abierto en la actualidad una fuerte disputa y debate de orden civilizatorio. Si con la conferencia de Bandung en 1955 y la creación del Movimiento de Países No Alineados se dio una primera oleada del despertar de las naciones y pueblos del Sur, algunas de cuyas naciones se cuentan entre las más antiguas de la historia universal, en la actualidad nos encontramos en una segunda oleada (Amin, 2018).
Se encuentra en desarrollo, pues, un cambio profundo de paradigma: del “choque de civilizaciones” (Huntington, 2005), de carácter racista, xenófobo y supremacista occidental, hacia un nuevo enfoque de “alianza de civilizaciones”, para promover nuevas formas de convivencia planetaria, basadas en el respeto mutuo, la tolerancia como principio fundamental, la diversidad cultural y civilizatoria como posibilidad de enriquecimiento y no de exclusión (Bruckmann y Dos Santos, 2015), de carácter ya no universal sino pluriversal (Dussel, 2004).
Esta crisis mundial emerge con toda potencia con el estallido financiero del 2008 en EUA, en tanto crisis del sistema capitalista: una crisis de sobreacumulación y realización, resueltas con financiarización y creación de las famosas “burbujas” especulativas (Harvey, 2014), que contiene una pugna entre proyectos estratégicos con diferentes modos de territorialidad y proyección de poder, disputando a lo interno de EUA y el polo angloamericano occidental (Formento y Merino, 2011). Dada la incesante construcción de poder para la “acumulación sin fin” de capital (Arrighi, 2014), se aprecia una profunda disputa entre “imperios financieros” por las bases de la acumulación y reproducción capitalista: conflicto que da cuenta de que se ha producido una ruptura en el núcleo del poder mundial angloamericano, lo cual hace a su vez a la específica forma en que se expresa esta crisis global, y la emergencia del multipolarismo como opción de poder (Dierckxsens y Formento, 2016).
Un conflicto que enfrenta al clásico imperialismo norteamericano con un nuevo imperialismo de escala global, es decir, a aquellos intereses y actores de escala continental que tienen asentado su poderío (económico, político, militar, ideológico-cultural) en el Estado-nación estadounidense y el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, según sus siglas en inglés), enfrentados a intereses y actores que han dado el salto hacia una escala global, en base a la consolidación de una nueva forma de capital dominante que ha emergido con la globalización neoliberal (denominada Red Financiera Global), impulsando una nueva institucionalidad y tendencial estatalidad global supranacional (Formento y Merino, 2011).
Emergencia de proyectos alternativos
Aprovechando la “oportunidad histórica” que representa esta crisis mundial y transición histórica, el siglo XXI ha dado lugar a la reemergencia de proyectos estratégicos alternativos al globalismo financiero neoliberal capitalista, reivindicando la particularidad y dignidad de pueblos-naciones, culturas y civilizaciones otras, las cuales han sido históricamente oprimidas e invisibilizadas por el Occidente blanco, europeo y angloamericano. Nuestra América constituye un claro ejemplo de ello, con el “cambio de época”, “giro a la izquierda” o emergencia del proyecto nacional popular latinoamericano en los distintos procesos políticos del subcontinente.
Esta crisis mundial se encuentra en pleno proceso de desarrollo, y lejos de haberse resuelto con la imposición de un ganador o un conjunto de ganadores, se profundiza día a día. Así es que, mientras que en Nuestra América tomaban fuerza los discursos acerca del “fin de ciclo” de los gobiernos nacional-populares y el proyecto latinoamericanista a raíz de la derrota del kirchnerismo en Argentina en 2015, la destitución de Dilma Rousseff mediante un golpe de Estado parlamentario en Brasil en 2016, la crisis económica y política en la Venezuela chavista desde la muerte de Chávez en 2013-2014, principalmente, ello no respondía a un cierre de las condiciones generales excepcionales a nivel mundial. Por lo contrario, los fenómenos del Brexit en Reino Unido2 y la victoria de Trump en Estados Unidos, ocurridos en 2016, marcan una nueva fase de profundización de la crisis, como expresión de amplias y diversas fuerzas sociales que emergen contra la globalización financiera transnacional (tanto “por derecha” como “por izquierda”) en el seno de las últimas potencias hegemónicas del sistema-mundo3.
Lejos de asistir a un “fin de ciclo” del proyecto nacional popular latinoamericano y los procesos emancipatorios antiimperialistas, consideramos que sigue abierta la oportunidad histórica que brindan esas condiciones generales de crisis mundial para la reemergencia y el desarrollo de un proyecto estratégico propio (soberano, autónomo, alternativo y antiimperialista), en una “segunda oleada” del proceso emancipatorio y revolucionario (García Linera, 2016).
A diferencia de las condiciones mundiales con que contó la “primera oleada” emancipatoria y revolucionaria en Nuestra América, existen hoy en día esquemas de poder alternativos, de carácter multipolar y potencialmente pluriversal, expresados en la propuesta BRICS comandada por el eje China-Rusia, y el humanismo ecuménico interreligioso comandado por el Vaticano del Papa Francisco. Esto es, proyectos estratégicos que confrontan y se presentan como alternativas sistémicas y civilizatorias frente a las variantes del proyecto estratégico del capitalismo financiero angloamericano.
El BRICS, si bien nace como estrategia de bancas financieras globales para apalancar y conducir la expansión del capital transnacional y darle “solución espacial” de la crisis capitalista (Harvey, 2014), y por ello, aparecían como tendenciales actores de una nueva institucionalidad global multilateral, cambia su carácter. Luego de la crisis financiera global de 2008 estos actores avanzan en la pretensión de constituirse en nuevos polos de poder mundial, desarrollando mayores niveles de autonomía relativa, aprovechando la crisis e internas en el viejo centro del poder mundial para impulsar sus propios proyectos estratégicos, lo cual se manifiesta ya claramente en la cumbre del BRICS en Fortaleza, en 2014. Allí se lanza la propuesta de un Nuevo Banco de Desarrollo y un Fondo de Reservas de Contingencia, dos instrumentos que aparecieron como alternativas a los organismos internacionales de crédito tradicionales -FMI y BM-, buscando así una mayor soberanía productiva y una nueva arquitectura financiera global (Schulz, 2016). Junto con el megaproyecto de transporte comercial y productivo euroasiático denominado Nueva Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, los BRICS comenzaron a perfilar nítidamente su apuesta por un nuevo orden mundial multipolar (Dierckxsens y Formento, 2016).
Por otro lado, y en creciente articulación con el anterior, con la elección de Jorge Bergoglio para constituirse como nuevo Papa de la Iglesia Católica, en 2013, emerge lo que puede denominarse como humanismo ecuménico interreligioso: un planteo de articulación de las cinco grandes religiones monoteístas que incluye también la cosmogonía de las religiones de pueblos originarios (el denominado “poliedro”), en busca de retomar diálogos y establecer acuerdos en defensa de la vida y el ser humano, frente a un capitalismo salvaje que pone en riesgo la continuidad de la naturaleza y la especie con sus actuales patrones de acumulación, producción y consumo, irracionales e insostenibles (Dierckxsens y Formento, 2017).
Escala planetaria de Poder-Valor-Estado
La emergencia de esquemas de poder mundial alternativos presenta condiciones favorables en términos de respaldo internacional para una eventual próxima oleada emancipatoria en América Latina, y para los proyectos nacional-populares y antiimperialistas del orbe, en tiempos en que ha escalado el umbral de poder (Gullo, 2015). En efecto, a raíz del estudio del devenir de la crisis mundial se puede afirmar que en la actualidad el poder se impone, define y proyecta a nivel planetario, dada la globalización financiera transnacional de la presente fase del capitalismo y la emergencia de esos proyectos alternativos (Dierckxsens y Formento, 2016). Según esta lectura y abordaje geoestratégicos, quedan superadas y subordinadas las nociones de potencias, superpotencias o imperialismos de país central, tanto de escala nacional como continental, con sus respectivos modos de territorialidad preponderantes. Si bien los Estados-nacionales y sus respectivos gobiernos no han desaparecido, sino que juegan un papel de relevancia (y de hecho su número se ha ampliado en las últimas décadas), va quedando cada vez más en evidencia la limitación que presenta un enfoque acotado únicamente a ellos, en un mundo el que las grandes empresas transnacionales y las redes financieras globales que las articulan y coordinan, los superan ampliamente en escala, poderío y capacidad de diseño y desarrollo de estrategias.
Se aprecia en la actualidad la progresiva desarticulación del Estado-nación en tanto instrumento y escala del Poder-Valor-Estado, en pos de la tendencial imposición de un Estado transnacional global sin barreras nacionales a la libre circulación de capital (Dierckxsens y Formento, 2016). Un diseño institucional y proto-estatal global que se puede observar en instrumentos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial de Comercio (OMC), el G20 y mega-acuerdos de comercio e inversiones como el Tratado Transpacífico y Transatlántico. Si bien luego de la Segunda Guerra Mundial se imponen ya en Occidente con el tratado de Bretton Woods un conjunto de organismos multilaterales, como el FMI y el BM, la forma dominante de entonces era multinacional, mientras que ahora es transnacional. En la actualidad nos encontramos en un momento de transición histórica, en que los bloques económicos se caracterizan por una etapa intermedia en la superación del capital transnacional de todo tipo de frontera.
Ello plantea una dificultad adicional para las perspectivas emancipatorias. Si el desarrollo del pensamiento geopolítico latinoamericano (Barrios, 2017) da cuenta de la necesidad de constituir un Estado continental industrial en Nuestra América en pos de obtener la masa de poder suficiente para poder actuar en forma soberana en el escenario internacional (Methol Ferré, 2009), no es menos cierto que en este siglo XXI y en plena crisis mundial, ese bloque gran-nacional, o polo regional de poder, precisa hacer causa común o ser parte en aquellos esquemas de poder mundial para sustentar la apuesta por salir de la histórica condición de dependencia/subordinación que lo de en posición de vasallo.
Se trata de una oportunidad histórica de romper con esa condición que marcó su inserción subordinada en el sistema-mundo, dejando de reproducir el modelo de acumulación primario financiero exportador y apostando a la industrialización regional basada en el desarrollo científico-tecnológico y la producción de conocimiento orgánica a ese proceso. Lo cual sólo puede ser realizado por una segunda oleada de gobiernos populares en Nuestra América que se planteen estos desafíos, elaborando una agenda estratégica regional ante la convulsionada dinámica mundial (Bruckmann y Dos Santos, 2015).
Sobre la necesaria propuesta pluriversal de mundo
La necesaria propuesta pluriversal de mundo como horizonte futuro encuentra condiciones y perspectivas de ser en esta vía, entendemos. Retomamos el concepto de pluriversalismo, de los estudios decoloniales y la filosofía de la liberación, para referirnos a iniciativas estratégicas que contienen una pluralidad de proyectos y actores convergiendo en una estrategia que es de escala planetaria, no centrada en una iniciativa dominante sino en una síntesis de iniciativas que incluye lo diverso y heterogéneo, es decir, no en tanto síntesis que subsume sino como articulación de diversidades. Por ello la nominación de pluriversalismo y no otro universalismo, como lo fue la propuesta universal eurocéntrica de civilización en donde la historia de la civilización (única) se iniciaba con la configuración civilizatoria europea y concluía con su expansión, mediante la europeización del mundo. Ese universalismo abstracto eurocéntrico se auto concebía como realización y plenitud de la historia de la civilización universal, lo cual coincidía con la iniciativa intelectual europea (francesa/británica/germana) de los siglos XVI y XVII, con intelectuales como Descartes, Kant, Hegel y otros.
El uso del concepto de pluriversalismo para nominar y dar cuenta de la potencialidad que se halla en los esquemas de poder mundial alternativos al globalismo financiero neoliberal, viene a dar cuenta de la escala planetaria de tales iniciativas, a la par de que no hay una sola iniciativa estratégica que convoca, sintetiza y subsume a otras sino que expresa un diálogo y coexistencia de civilizaciones e iniciativas civilizatorias. Por ello hablamos de crisis de civilizaciones para confrontar con los planteos eurocéntricos de crisis civilizatoria (entendida como una única civilización que entra en crisis). Lo que se encuentra en cuestionamiento y transición es la propuesta civilizatoria universalista eurocéntrica angloamericana, pero el actor que produce la crisis que es pluriversal es un diálogo de civilizaciones, lo cual hace que la crisis sea de civilizaciones.
Referencias bibliográficas
-Amin, S. (2004). “Geopolítica del imperialismo contemporáneo”, en A. Borón (coord.) Nueva hegemonía mundial. Alternativas de cambio y movimientos sociales. CLACSO. Recuperado de http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100613083052/5amin.pdf
-Amin, S. (2018). Entrevista de Walter Formento y Wim Dierckxsens a Samir Amin (Junio, 2018). Recuperado de https://ciepeblog.wordpress.com/2018/08/14/entrevista-de-walter-formento-y-wim-dierckxsens-a-samir-amin-junio-2018/
-Arrighi, G. (2007). Adam Smith en Pekín. Orígenes y fundamento del siglo XXI. Madrid: Akal.
-Arrighi, G. (2014). El largo siglo XX. Madrid: Akal.
-Barrios, M. A. (2017). “Las etapas geopolíticas del pensamiento político latinoamericano”, en Noticias de América Latina y el Caribe -Nodal, 20/02/17. Recuperado de https://www.alainet.org/es/articulo/183544
-Bruckmann, M. y Dos Santos, T. (2015). “Por una agenda estratégica de América Latina” en Agencia Latinoamericana de Información - ALAI, 26/05/2015. Recuperado de https://www.alainet.org/es/articulo/169906
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-Dierckxsens, W. y Formento, W. (2017). “Geopolítica de la casa común. Los BRICS y el Papa Francisco” en I. Rauber (comp.). Hagan lio. Mensaje del Papa Francisco a la juventud latinoamericana. Bs. As.: Continente/Peña Lillo. Recuperado de http://deicr.org/geopolitica-de-la-casa-comun-los
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-Dussel, E. (2004). Sistema-mundo y “transmodernidad”, en S. Dube, I. Banerjee y W. Mignolo (coords.). Modernidades coloniales (pp. 201-226). Ed. El Colegio de México. Recuperado de http://207.38.84.119/bvirtual/wordpress/wp-content/uploads/2017/11/Dussel-Enrique1-.pdf
-Formento, W. y Merino, G. (2011). Crisis financiera global. La lucha por la configuración del orden mundial. Bs. As.: Peña Lillo/Continente. Recuperado de https://ciepeblog.wordpress.com/2018/08/09/libro-crisis-financiera-global-continente-2011-para-descargar/
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-Grosfoguel, R. (2008). “Hacia un pluri-versalismo transmoderno decolonial”, en Tabula Rasa, Bogotá-Colombia, No. 9, julio-diciembre, pp. 199-215. Recuperado de http://www.revistatabularasa.org/numero-9/10grosfoguel.pdf
-Gullo, M. (2015). La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones. Caracas: El perro y la rana. Recuperado de http://www.marcelogullo.com/wp-content/uploads/2016/04/Lainsubordinacion.pdf
-Harvey, D. (2014). Diecisiete contradicciones y fin del capitalismo. Quito: Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador (IAEN). Recuperado de https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Diecisiete%20contradicciones%20-%20Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os.pdf
-Huntington, S. (2005). El choque de civilizaciones. Barcelona: Paidós.
-Methol Ferré, A. (2009). Los Estados continentales y el Mercosur. Buenos Aires: Ed. Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche.
-Schulz, J. S. (2016). Los BRICS. El surgimiento de un proyecto de nueva arquitectura financiera y de un nuevo mundo multipolar (2009-2014). Tesis de grado de Licenciatura en Sociología. Memoria Académica, FaHCE-UNLP. La Plata
Wim Dierckxsens, Wallter Formento, Julián Bilmes. CIEPE, enero 2019.
1 Acrónimo que hace referencia a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, potencias emergentes en este siglo XXI que comienzan a reunirse anualmente luego de la crisis financiera global de 2008, y desde 2014 avanzan claramente en la propuesta de una nueva arquitectura financiera y productiva mundial, en aras de impulsar una globalización económica de distinto carácter que la neoliberal (Dierckxsens y Formento, 2016).
2 El Brexit (término que sintetiza las palabras Britain y exit, es decir, salida de Gran Bretaña) refiere al proceso de salida del Reino Unido de Gran Bretaña (RU) con respecto a la Unión Europea (UE), a raíz del referéndum de junio de 2016 en que se impuso esa posición.
3 Estos hechos se trabajan en profundidad en el libro La crisis mundial (Dierckxsens y Formento, 2018).
https://www.alainet.org/es/articulo/197883
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