Por: Martín Soto Florián,@msotoflorian
Los hombres hacemos planes... y Dios se ríe. Fue hace casi 20 años cuando estuvimos frente a un escenario parecido pero distinto. En aquellos días, fue el cuzqueño Valentín Paniagua quien enfrentó el desafío de enrumbarnos nuevamente como país. Entonces como ahora tuvimos gente negociando desde el poder las cosas que son de todos, muchos de ellos con impunidad.
La transición democrática dejó lecciones que no aprendimos. En el olvido quedó la «Iniciativa Nacional Anticorrupción», cuyo informe final entregó Paniagua a Toledo en julio de 2001, para que se adopten estrategias y políticas concretas que fomenten la integridad y prevengan los riesgos de la corrupción; entre otras medidas que buscaban reformar el Estado y descentralizarlo.
Con la llegada del Presidente Vizcarra y el anunciado premierato Villanueva un ciclo inicia. Por primera vez tendremos una dupla provinciana y regionalista en el poder, sin embargo el desafío de la hora actual no gira en torno a desplegar un intenso proceso descentralista tan necesario como postergado, sino que reclama más bien enfrentar un país en pausa y expectante frente a una corrupción de escala internacional que compromete a casi la totalidad del elenco estable de la política. La dupla Vi-Vi (Vizcarra- Villanueva) deberá producir y garantizar gobernabilidad, mirando al bicentenario, con los pies firmes en el territorio y procurando integridad y transparencia en sus acciones (y en la de sus acompañantes).
Gobernabilidad e integridad, elementos claves para recuperar la confianza y avanzar con cualquier agenda pública. Útil además para no repetir lo ocurrido con lo que se anunció como un objeto de lujo y termino demostrando que en la vida como en la política, las cosas de lujo suelen ser innecesarias.
Es importante asegurar una transición que no sea una repartija sino un espacio para adecentar la política y construir agenda que contribuya a la gobernabilidad democrática necesaria para enfrentar el bicentenario. En ese contexto, la dupla Vi-Vi tiene como misión tornar lo que hoy son dudas, preguntas y temores, en política, políticas y gentes capaces de renovar la ilusión de un pueblo que hoy desconfía.
Debo repetir que en política —no hablo de religión—, los profetas casi nunca predicen los desastres que se avecinan y por el contrario, a menudo, colaboran con ellos. Conviene recordar también que los técnicos no salen de los bancos, los académicos no solo encuentran en las universidades y los políticos, lamentablemente, ya no están en los partidos.
Con los regionalistas en el poder, debemos de mirar el 2021 pensando en el territorio y en lo que esperamos de esta transición. Otras inquietudes también quedan en el horizonte: ¿cómo afrontar los años faltantes y hacer frente al fujimorismo?, ¿de qué forma se revuelve el déficit de liderazgo de democrático que impacta negativamente en el futuro de la democracia y de sus instituciones?, ¿de dónde vendrá la nueva generación llamada a adecentar el país, enfrentar la corrupción y hacerse cargo de la agenda republicana pendiente?
@msotoflorian, Abogado y Director del Grupo Valentín Paniagua
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