16. 11. 2017
Darle alas al fujimorismo es una estrategia que, un año y tres meses después, ha demostrado que no funciona para que el gobierno de Kuczynski encuentre un poco de estabilidad. Dos diálogos con la lideresa de Fuerza Popular y la entrega de cuatro ministerios (Relaciones Exteriores, Justicia, Salud y Educación) a los allegados al fujimorismo no han amainado en lo más mínimo las bravatas de quienes han sentido una nostalgia noventera.
Aquellos analistas políticos, que en reiterados momentos señalaban que el acercamiento con Keiko Fujimori, era casi un deber patriótico para obtener la gobernabilidad que parecía ausente, se han equivocado tremendamente pues no han calculado -o tal vez sí- los apetitos políticos de una agrupación que no termina -insistimos- de asimilar la derrota electoral del 2016.
Repasemos. Mercedes Aráoz, llegó al gabinete ministerial como una carta de recambio, tras los enfrentamientos del fujimorismo con su antecesor Fernando Zavala, acusado por Fuerza Popular de ser un personaje confrontacional, de dirigir un ejército de “trolls” que en redes sociales se encargaba de fustigar a la bancada naranja.
Su última acción fue generar una “inestabilidad” al exigir que el congreso vote una cuestión de confianza sobre el gabinete, para evitar así la posible censura de la entonces ministra de Educación, Marilú Martens. En ese momento, Zavala señalaba que “Haber censurado a un ministro y pretender censurar a la actual Ministra de Educación a cargo de esta política de Estado, no solo es censurar la política misma, sino que además atenta contra el trabajo del equipo que tengo el honor de liderar.”
El fujimorismo, se la jugó en ese momento y censuró al gabinete ministerial. El momento suponía un recambio por parte del gobierno, pero lo que se hizo más bien fue entregar carteras en las que el fujimorismo y los sectores conservadores pretenden imponer sus propias ideas y estrategias en dichas carteras.
Si ya desde el primer día, el fujimorismo estaba tranquilo con Ricardo Luna en Relaciones Exteriores, ahora se le veía más satisfecho con Idel Vexler en Educación, quien garantizaba el corte de las políticas educativas con equidad de género; Fernando D´Alessio en Salud cuyo perfil en el sector privado lo acercaba al totalitarismo que propugna el fujimorismo y que echaría por tierra las políticas de salud sexual y reproductiva y Enrique Mendoza, quien se ha mostrado cercano al posible indulto a Alberto Fujimori y que respaldó la propuesta de una posible aplicación de la pena de muerte en caso de violación a menores de edad y que origine el fallecimiento de la víctima.
Con este panorama, Mercedes Aráoz se presentó ante el Congreso de la República, llevando su política de “Revolución Social”, conversó con las diversas bancadas en especial el fujimorismo y el aprismo, el pedido final en la presentación fue una delegación de facultades.
La respuesta fue instantánea y negativa. Y la coyuntura pudo más, el caso Lava Jato nuevamente intervino y por debajo de la pantalla el indulto pendiente seguía siendo un elemento de negociación.
Las declaraciones de Marcelo Odebrecht, reveladas en parte por IDL Reporteros, muestran a un Pedro Pablo Kuczynski relacionado laboralmente a la empresa brasilera, a pesar que el mandatario lo negó en reiteradas ocasiones.
Esto, suma un punto adicional a la comisión Lava Jato, presidida por la fujimorista Rosa Bartra para insistir en que el mandatario vaya al grupo de trabajo y responda en persona las preguntas incisivas que tienen para él y para que aclare en vivo si tuvo o no relaciones laborales con Odebrecht y si recibió dinero de la ya famosa “Caja 2”.
La intención, es clara. Ya la adelantó José Chlimper, secretario general de Fuerza Popular “si hay vacancia presidencial no será por razones políticas”. El escenario es evidente, usar las declaraciones de Odebrecht -que en este caso si son creíbles para el fujimorismo, pero no cuando habla de Keiko- para vacar al presidente de la República. ¿Vizcarra es una opción para la gobernabilidad? El fujimorismo puede usar el tema Chinchero para sacarlo de encima. ¿Mercedes Araoz es la carta?
Con Fuerza Popular nunca se sabe, lo que sí se sabe es que la estrategia de “diálogo” y de entrega del gobierno con Araoz a la cabeza, no ha funcionado, como no funcionó la tibia confrontación de Zavala.
Ahora, el presidente dio un Mensaje a la Nación, para negar las acusaciones de Odebrecht y para respaldar a la selección de fútbol. Pero no dijo nada sobre la nueva movida del fujimorismo en busca de la desestabilización institucional.
La subcomisión de Acusaciones Constitucionales dio luz verde para que proceda la débil acusación presentada por el vocero fujimorista Daniel Salaverry, contra el Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez. ¿El objetivo? Sacarlo del camino. ¿Su delito? Que diversas fiscalías hayan iniciado las pesquisas contra: Joaquín Ramírez ex hombre fuerte de Fuerza Popular y contra la misma Keiko Fujimori por la anotación en la agenda de Odebrecht.
Claro, la versión “oficial” del fujimorismo es que Pablo Sánchez está protegiendo a otros políticos y a las empresas asociadas de la brasilera. Pero esa “cortina” no cubre las reales intenciones de un fujimorismo que está socavando las instituciones: El TC, la Fiscalía, el Ejecutivo y de paso la prensa.
¿Qué estrategia tendrá el mandatario para llegar a finalizar con tranquilidad su gobierno hasta el año 2021? En un régimen que anda a la deriva y con un presidente más preocupado por visitar a la selección y negociar acuerdos comerciales, es difícil de predecir.
Fte: otramirada.pe
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