martes, 30 de enero de 2018

Fray José Álvarez Fernández, el Apaktone=Papá viejo

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Nació en Cuevas (Asturias) el 16 de mayo de 1890. Llegó al Perú en 1917, dedicándose durante 51 años a la misión evangelizadora. Falleció en Lima, el 19 de octubre de 1970. Sin lugar a dudas es el más representativo Misionero Dominico por su servicio en la Selva Amazónica del sur oriente peruano.
Es conocido como "Apaktone" que significa "Papá Viejo" o “Papaíto Anciano”, como le llamaban la etnia de los Amarakaeris, término de la familia lingüística de los Harakmbut.

La explotación del caucho en la Amazonía

El misionero dominico José Álvarez Fernández llegó al Perú cuando predominaba la extracción del caucho, originando la presencia de inmigrantes europeos, asiáticos y también peruanos, que incrementaron la población del departamento Madre de Dios de Perú.
Impulsados por el mercantilismo inglés, no solo era codiciada la explotación del caucho como materia prima, sino porque en la selva existía mano de obra barata del indígena nativo.
Los misioneros acudían a favor de los indígenas pero se encontraban con dos circunstancias adversas, los nativos se encontraban al servicio de los caucheros y los que pudieron huir se internaron en la inmensidad del bosque.
Estos últimos, conocidos en esos tiempos como los Aislados Forzosos que escaparon de la explotación de los caucheros y del exterminio, se instalaron en la zona del Alto Madre de Dios, zona inaccesible para los exploradores. En este lugar se produjeronsanguinarias confrontaciones e infinidad de muertes. Los misioneros llegaban hasta los lugares de trabajo, tratando de inculcar los preceptos cristianos y de defender al indígena.
La competencia entre brasileños y peruanos en el intercambio de productos y en la venta de los peones, ocasionó un conflicto económico con consecuencias políticas, siendo los indígenas los que más defendieron heroicamente las fronteras.

Inicio de la labor misionera de fray José Álvarez

Cuando fray José Álvarez inicia su labor misionera, había comenzado a decaer el caucho. Tenían que buscar otra actividad económica y los indígenas, entendiendo esta situación, empezaron a sublevarse en los campamentos caucheros, acabando con la vida de sus patrones y de otros empleados.
Fray José Álvarez con los indígenas Mashcos

La valentía del padre Álvarez se muestra con claridad al internarse audazmente con un grupo de amigos indígenas, con quienes convivía, hasta la zona del Colorado. Se salvó de morir porque sus acompañantes hicieron entender a los Aislados Forzosos, que el barbudo cura era su Apaktone o Papá viejo.

Expediciones y diálogo en la selva

Infatigable en el peregrinar por todas las zonas del departamento a pie y en canoa, acompañó a diversas comisiones y exploraciones. Las expediciones a Puerto Leguía, Colorado con Werner Green e Ixiamas a Bolivia confirman el duro trajinar de este misionero ejemplar.
Son conocidas sus hazañas atravesando la selva en busca de los Mashcos, un pueblo que fue muy castigado por los caucheros y que huyeron a lo más profundo de la selva desconfiando de los occidentales. Pronto se hicieron conocidos por su agresividad, como reacción a las agresiones sufridas, y pocos se atrevían a acercarse a sus territorios. El padre José Álvarez se ganó su confianza dirigiéndose al líder en su lengua: “Paijaja hermano mío”, y logró su amistad, haciéndoles recuperar su confianza, pacificándolos y evangelizándolos.
"Fue tal el asombro que les causó verme, a mí, solo entre ellos, hablándoles en su lengua, que logré lo que nadie había soñado, calmar odios y allanar miles de dificultades"
Su vida estuvo plenamente identificada con el mundo indígena, llegando a afirmar: "¡Pasar la vida aquí sin otras modas ni otros lujos ni otras especiales innovaciones que el santo amor y temor de Dios y la dulcísima práctica del bien! ¡Qué feliz sería en este pueblo nuevecito, en el que no tendrían lugar las maldades y delitos y los tan abominables abusos de todo género que hacen odiosa y aborrecible la vida, que dicen culta, entre los civilizados!".

Una vida de entrega

Fray José Álvarez Fernández, el "Apaktone", realizó cientos de arriesgadas expediciones por todos los ríos y afluentes del Departamento de Madre de Dios que le merecieron recibir innumerables reconocimientos. Fue nombrado miembro de la Sociedad Geográfica de Lima, Gran Cruz al Mérito por servicios distinguidos, otorgada por el gobierno peruano; medalla y diploma del Consejo Superior de Misiones del Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno Español y Caballero de la Orden de Isabel La Católica, diploma del Departamento de Madre de Dios.
La Santa Sede de Roma también lo ha nombrado Siervo de Dios. Un reconocimiento especial al noble misionero, que no solo llevó el mensaje evangelizador y humanitario, sino además por los importantes aportes que realizó en sus crónicas de viaje, precisando acontecimientos importantes y personajes que han quedado impresos en la historia de Madre de Dios. 

Grabaciones en audio

En estas grabaciones de radio Quillabamba fray José explica diferentes experiencias de su día a día en la misión.
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