Canadá cometió un “genocidio cultural” durante años al permitir el mantenimiento de una red de escuelas con régimen de internado a cargo de la Iglesia Católica que cometió graves atrocidades contra niños (Se afirma que la Iglesia Anglicana también participó de estos crímenes). Esa es la conclusión de un contundente reporte que se presentó el martes 6 de marzo de 2015 como parte de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación creada a fin de investigar dicha situación. Por más de seis años esa comisión investigó, entrevistó y analizó uno de los capítulos más oscuros de la historia de Canadá y de la Iglesia Católica y por el que todavía el país paga las consecuencias frente a las comunidades indígenas del país.
El juez Murray Sinclair explicó los detalles del sumario de ese reporte que fue presentado durante una rueda de prensa en Ottawa. El informe final, que cuenta con miles de páginas, fue publicado a fines de 2015. La investigación reveló todos los abusos que se cometieron en estas escuelas que operaron por un siglo entero, entre 1870 y 1970. El informe relata que durante sus más de 100 años de existencia desde 1883 hasta 1996 cuando fue cerrada la última residencia, cerca de 150.000 niños indígenas fueron internados en contra de los deseos de su familias en establecimientos situados a centenares de kilómetros de sus hogares. En los centros, en su mayoría gestionados por instituciones religiosas, los niños sufrieron castigos físicos y abusos sexuales y psicológicos de forma rutinaria. Al menos 6.000 de ellos murieron en los internados por malnutrición, enfermedad o por los propios abusos. La investigación asegura que en muchos casos los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes y no se comunicó el fallecimiento a sus familias. También se denuncia que entre los años 1940 y 1950, las autoridades canadienses utilizaron a los niños en experimentos médicos.
“La negligencia infantil estaba institucionalizada y la falta de supervisión creó situaciones que convertían a los estudiantes en la presa de agresores sexuales y físicos”, señala el reporte. Al menos 3.200 muertes están documentadas, sin embargo, la comisión estima que la cifra real podría ser mayor de 6.000, en base a las investigaciones. Muchos de los niños murieron por el maltrato que recibieron en estas escuelas, otros por el descuido al momento de ser tratados. Pero muchos también se quitaron la vida ante la situación que vivían dentro de estos establecimientos. De igual forma, se registraron casos de niños que murieron abandonados luego de que escaparan de estos lugares. “El Gobierno canadiense mantuvo esta política de genocidio cultural porque buscaba desvincularse de sus obligaciones legales y financieras con los pueblos indígenas y poder así controlar sus tierras y recursos”, señala también el contundente reporte.
Dicha comisión fue aprobada en el año 2008 luego de un acuerdo entre las Primeras Naciones y el Gobierno Federal. Hasta el año 2015 Ottawa había pagado alrededor de $4.000 millones en compensaciones por daños ante esta situación. De igual forma, el primer ministro Stephen Harper ya había pedido disculpas en 2008 de forma oficial, señalando que este capítulo de la historia ha sido uno de los más tristes para Canadá.
Una nota final:
AFP. (28/3/18)- El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo el miércoles que estaba “muy decepcionado” de que el papa Francisco se negara a ofrecer personalmente unas disculpas a los niños aborígenes canadienses por haber sido arrancados de sus familias y sometidos a abusos sexuales en internados católicos. “Después de examinar cuidadosamente la solicitud” de una disculpa formal de la Iglesia, el papa “consideró que no puede responder personalmente”, escribió el obispo Lionel Gendron, presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense, en una carta a los pueblos indígenas.
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