por Transparencia Perú |
Fuente: El Comercio
Entrevista: Jaime de Althaus
El ex ministro de Relaciones Exteriores Allan Wagner señala que es peligroso que en el país se agudice la división entre fujimoristas y antifujimoristas en un contexto de crisis política y del sistema de justicia.
—¿Cómo ves la situación política en este momento en el país, el gobierno, el camino al 2021, al bicentenario?
La situación es preocupante. Lo es desde que se inició el gobierno del presidente Kuczynski y continúa siéndolo, salvo un breve lapso que duró muy poco, cuando asume Martín Vizcarra la presidencia y había la expectativa de que eso podía generar un espacio de concertación. Y nuevamente estamos en una confrontación política importante. Esto, además, en un contexto en donde investigaciones en materia de corrupción están teniendo lugar, tanto sobre los aportes a las campañas electorales como las relacionadas a los sobornos aún pendientes, y que políticamente tendrán un impacto muy fuerte. Y luego surge esta corrupción que hemos visto a través de los audios en el sistema de justicia, que nos ha dejado a todos atónitos. Porque lo que no se conocía es que se había formado este grupo de crimen organizado para copar los puestos más importantes en el sistema de justicia y con el objeto no solo de intercambiar favores, sino de negociar sentencias e ingresar a aspectos incluso vinculados a la política. Y se da en un contexto de crisis política, en donde ya no se sabe bien si lo que está mal es la política o si la política está siendo utilizada para tratar de encubrir otro tipo de cosas. Entonces, yo siempre pienso que deben auspiciarse todos los espacios posibles de diálogo y tratar de encontrar formas de entendimiento y de concertación.
—¿El papel que está desempeñando el presidente Vizcarra es correcto desde el punto de vista de la necesidad de buscar una concertación?
Bueno, lo intentó y fracasó...
—¿Cuándo lo intentó?
Cuando asume el cargo, con el primer ministro, eso es lo que tenemos entendido. Y luego hemos sabido que hubo además dos entrevistas entre él y Keiko Fujimori. Pero el caso es que esto le comenzó a jugar en contra y al no tener éxito en lograr una agenda básica de trabajo con la oposición, entonces el 28 de julio decide replantear el terreno político del país.
—La otra versión es que hasta el 28 de julio había una relación relativamente buena, pero en el discurso del 28 de julio el presidente rompe fuegos, planteando la no reelección de congresistas, que era un desafío al Congreso. Eso, a su vez, provocó reacciones.
Creo que es algo que venía incubándose. El discurso del presidente Vizcarra del 28 de julio hay que entenderlo en el contexto de algo que ya venía detrás: una falta de entendimiento para lograr una gobernabilidad sobre la base de un programa. Tenemos entendido que el primer ministro Villanueva tuvo conversaciones con las bancadas, se intentó algo, pero al parecer eso no funcionó.
—El primer ministro tuvo reuniones con las bancadas, pero para escuchar, no para proponerles una agenda. Lo cierto es que el referéndum abre una gran oportunidad para reformas fundamentales, ¿pero te parece adecuado plantear como parte de ellas la no reelección de congresistas?
Si conviene o no conviene, ese es un tema opinable. Como sabemos, el presidente lo planteó en el sentido de que si ninguna autoridad elegida puede ser reelegida, por qué sí pueden serlo los parlamentarios. Fue una percepción que él tuvo y la planteó.
—Presionar al Congreso es válido, pero hay declaraciones y titulares que instigan la confrontación. El miércoles el propio Pedro Cateriano, que es el arquetipo del antifujimorista, dijo que hay una confrontación que no conduce a nada y consideró que es necesario un diálogo franco y abierto entre el presidente Martín Vizcarra y Keiko Fujimori. ¿El presidente debería convocar a Keiko Fujimori?
Yo creo que sería conveniente, no hay que escatimar ninguna oportunidad de diálogo. No debemos hacer apuestas al desastre, a que se descarrile el tren y se polarice el país a un extremo en que empiecen a surgir opciones radicales en los extremos, derecha o izquierda no democráticas y, además, populistas. Ese es el peor escenario frente a las elecciones del 2021. Tenemos que ir construyendo bases que permitan llegar a las próximas elecciones con un país más sosegado, más organizado, con instituciones que hayan podido depurarse y, además, habiendo avanzado frontalmente en la lucha contra la corrupción. La corrupción hoy día se ha generalizado en el país. Ya no es una mafia que controla todo, son muchas mafias y luego hay enorme cantidad de dinero ilegal en el sistema financiero proveniente del narcotráfico, de la minería ilegal, de la tala ilegal, de la trata de personas. Todas esas formas de crimen organizado buscan penetrar las instituciones para obtener inmunidad y mejorar sus rendimientos, con el riesgo de derribar la democracia.
—Un alto nivel de confrontación abre espacio al crimen organizado y a los ‘outsiders’. Da la impresión de que todo este proceso estuviese dominado por las barras bravas de los dos lados. ¿Fuerza Popular está aguantando las reformas, no quiere el referéndum?
Eso está por verse. Digamos que podría haberle impreso un ritmo mayor al trabajo, pero vamos a ver.
—Pero ya aprobaron el primer predictamen y un cronograma. ¿Eso no te convence?
Me convence en el sentido de que hay la expectativa de que se pueda cumplir con el objetivo. Y que no hay que apostarle al fracaso, hay que apostarle al éxito; si no, se convierte en la crónica de un desastre anunciado. Hay que trabajar para que esas cosas se puedan realizar. El martes estuve tres horas en la Comisión de Justicia. Fue una reunión bastante positiva y se ha trazado un cronograma para avanzar en los ocho proyectos de ley que tienen ellos entre manos. Ahora, yo también creo que los congresistas van a tener en cuenta que la ciudadanía está muy atenta a lo que está sucediendo en el Congreso respecto de estos temas.
—¿Fuerza Popular se ha propuesto vacar al presidente Vizcarra?
No, no tengo esa percepción. Además yo creo que si se lo propusiera, sería suicida. No olvidemos que ya hay una percepción popular en el sentido de que la lideresa de Fuerza Popular está convirtiéndose en una figura obstruccionista, sea verdad o no. Entonces, una vacancia al presidente sería realmente suicida. Y para el país sería realmente catastrófico. Yo eso simplemente lo borraría. Los periodistas, cuando salen de sus redacciones por la mañana para ir a entrevistar personas, llevan una pauta para hacer preguntas. Hay ciertos temas que debieran ser removidos de esa pauta.
—¿Como por ejemplo?
Este de la vacancia presidencial, que dejen de estar preguntando: “¿Y qué opina usted de la vacancia presidencial?”. El tema se mantiene en agenda porque está en la pauta que les dan a los periodistas.
—¿No ocurre con la cuestión de confianza? Es un caballito de batalla incluso del gobierno...
Si fracasa todo este intento de reforma y lucha contra la corrupción, entonces esa sería la medida de último recurso que está en la Constitución. ¿Pero es algo deseable? No es lo deseable. Lo deseable es el éxito, ¿no?
—En este momento, ¿cómo podría hacer Transparencia para crear un ambiente más dialogante y menos confrontacional?
Bueno, a través justamente de pronunciamientos como el que hicimos últimamente. Se ha establecido una división entre los peruanos, entre fujimoristas y antifujimoristas. Eso es fatal, eso no debe existir. La división debe ser entre honestos y corruptos.
—O entre más o menos defensores de la economía de mercado.
Así es, eso es lo que tenemos que estar discutiendo y viendo cuáles son las mejores ideas para nuestro país. Pero partir de arranque con una división como aquella, que muchos agudizan, es gravísimo y realmente destructivo. Eso solo se supera generando confianza y te lo digo yo como diplomático. La diplomacia se basa en la confianza que tú generas entre las partes y que te conduce a una negociación con resultados positivos. Hay que trabajar generando confianza, no generando anticuerpos.
—¿Transparencia podría convocar unos conversatorios en los que estén las distintas partes precisamente para generar esa confianza?
Encantados de hacerlo. Transparencia es un espacio abierto, no político, y comprometido únicamente con la democracia.
—Está la famosa frase de que en la democracia no hay enemigos, sino adversarios. ¿La democracia en el Perú es una de adversarios o de enemigos?
Bueno, algunos se comportan como si fueran enemigos y eso justamente es lo que hay que superar. Y esto parte de esa división entre fujimorismo y los antifujimoristas, porque no es que tengamos fujimoristas y no fujimoristas. No, tenemos fujimoristas y antifujimoristas. O sea, es una división de confrontación, que eso es lo que hay que superar.
—Hay quienes opinan que Transparencia de alguna manera estaría atizando el fuego. Por ejemplo, se ha formado esta Red Cívica por el Referéndum, muy buena idea, pero forma parte de ella la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, que es muy antifujimorista, polarizadora, poco convocante.
Transparencia no tiene ninguna orientación política determinada. Un requisito para ser miembro de Transparencia es no militar en ningún partido político. Su misión es velar por la democracia y por el mejoramiento de su calidad. Y si tú miras nuestros pronunciamientos, en todos siempre enfatizamos en el diálogo y la concertación, nunca buscamos la confrontación. Ahora, lo que ocurrió fue que invitamos a la sociedad civil para entablar un diálogo y allí monseñor Barreto planteó la idea de crear esta Red Cívica por el Referéndum. Hay un comité central y más de 30 organizaciones de la sociedad civil, una participación muy amplia.
—El comunicado invita a todas las organizaciones y ciudadanos a sumarse a “esta cruzada nacional por la democracia”. ¿La democracia está en peligro en el Perú?
Bueno, nosotros en Transparencia venimos reiteradamente diciendo que la situación que estamos atravesando eventualmente puede llegar a afectar las bases de la democracia. O sea, en una situación de gran polarización política y en situaciones extremas sufre la democracia.
—Y qué va a hacer la red cívica en ese sentido. ¿Tiene un plan de trabajo?
Lo que están haciendo es un plan para recolectar firmas, ¿no? Haciendo uso de la iniciativa ciudadana que prevé el artículo 206 de la Constitución.
—Hay una iniciativa también de los colegios profesionales para recoger firmas. ¿Está coordinada con esa iniciativa?
Son convergentes.
—Si se aprueban las reformas para el referéndum en diciembre, ya no es necesario.
En buena hora, en buena hora. Pero quiero reiterarte: Transparencia siempre apuesta por el diálogo y la concertación democrática, siempre.
—Pero hablabas de honestos y deshonestos. Hay un sector que dice que Fuerza Popular estaría protegiendo a Chávarry porque está interesada en detener posibles procesos judiciales. ¿Coincides con esa tesis?
Mira, nosotros no hemos emitido opinión sobre el señor Chávarry. Lo único que hemos sostenido es que ante el informe de la fiscal Sandra Castro, que lo imputa como miembro de una organización criminal, él debiera dar un paso al costado; es decir, suspender sus funciones para que se permita una investigación. Nosotros no lo estamos condenando de antemano ni tampoco estamos suponiendo que él tenga intenciones de otro tipo.
—La Comisión de Constitución terminó el predictamen sobre el CNM el martes pasado, tiene 92 páginas.
Sí, lo he leído. Se han eliminado unos requisitos muy exigentes planteados en el proyecto que debieran cumplir los postulantes al CNM –que fueran abogados con 30 años de experiencia y con una trayectoria impecable, etcétera–, con la idea de que los miembros del CNM fueran personas que estén por encima del bien y del mal, en la medida en que es la piedra angular de todo el sistema de justicia. Eso lo han eliminado y lo han reemplazado por una cláusula en que hay que ser peruano de nacimiento, mayor de 45 años y no mayor de 75. Francamente, es un absurdo.
—También han eliminado una disposición complementaria transitoria que facultaba a revisar los nombramientos y ratificaciones efectuados por estos consejeros removidos. No sé por qué han hecho eso.
Así es. Y eso nos preocupa también porque esa fue una disposición que la pensamos mucho. Porque es evidente que estos consejeros removidos, corruptos, han tomado una serie de decisiones en función de su red de intereses corrupta.
—¿Este nuevo CNM no debería estar facultado también para designar una nueva Corte Suprema de muy alto nivel, que pudiera regenerar todo el sistema?
Bueno, eso es algo que, de hecho, lo podría hacer el Consejo Nacional de la Magistratura nuevo, porque tiene la capacidad para remover jueces y fiscales supremos.
—Sí, pero en ese caso tendría que haber alguna causal.
Puede haber una causal de renovación. La Ceriajus recomendó que la Corte Suprema se convirtiera en una corte pequeña de once miembros que se dedicara a sentar jurisprudencia.
—¿Y esa reforma por qué no la propusieron?
Porque ya no teníamos tiempo de avanzar más en los temas propios de la reforma de largo plazo.
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