Diálogo con Jesús
Señor Jesús, aquí estoy de nuevo, comenzando este nuevo día que por tu misericordia me has permitido vivir. Te quiero pedir que me des la capacidad de liberarme de aquello que me ata y no me deja crecer. Quiero ser libre frente a recuerdos, amores, amistades, vicios, que me están haciendo daño y que me cuestan mucho desprenderme. Hoy quiero solicitarte tu ayuda poderosa, quiero que actúes con todo el poder que hay en Ti y me hagas libre de esas situaciones. Que pueda vivir para Ti, amarte y abrirme a nuevas experiencias de bendición que la vida está trayendo. No quiero seguir inmóvil mientras la vida pasa y suma más días y más experiencias de dolor. Quiero vivir comprometido con el bien y hacer lo que Tú quieres que haga. Te suplico que hoy pueda dar testimonio de libertad y de fortaleza, y confiar plenamente en tu amor misericordioso. Amén
Evangelio del día: Conocer al Dios vivo desde el fondo del corazón
Lucas 9,18-22 - XXV viernes tiempo ordinario: Caminando con Jesús aprendemos quién es Él, su ciencia, lo conocemos como discípulos
Evangelio según San Lucas 9,18-22
Jesús es el Mesías de Dios: En aquel tiempo, Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?" Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
Pedro, fue ciertamente el más valiente ese día, cuando Jesús preguntó a los discípulos: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?. Pedro respondió con firmeza:
"Tú eres el Mesías".
Y después de esta confesión probablemente se sintió satisfecho dentro de sí: «¡he respondido bien!»...
[...] También hoy, escuchamos muchas veces dentro de nosotros la misma pregunta dirigida por Jesús a los apóstoles. Jesús se dirige a nosotros y nos pregunta: para ti, ¿quién soy yo? ¿Quién es Jesucristo para cada uno de nosotros, para mí? ¿Quién es Jesucristo?». Y también nosotros seguramente daremos la misma respuesta de Pedro, la que hemos aprendido en el catecismo: ¡Tú eres el Hijo de Dios vivo, Tú eres el Redentor, Tú eres el Señor!.
[...] Para responder a esa pregunta que todos nosotros percibimos en el corazón, quién es Jesús para nosotros, no es suficiente lo que hemos aprendido, estudiado en el catecismo. Es ciertamente importante estudiarlo y conocerlo, pero no es suficiente. Porque para conocerlo de verdad es necesario hacer el camino que hizo Pedro...
Pedro siguió adelante con Jesús, contempló los milagros que hacía Jesús, vio sus poderes. Luego pagó los impuestos, como le había dicho Jesús, pescó el pez y tomó la moneda: vio muchos milagros de este tipo.
Sin embargo, a un cierto punto Pedro negó a Jesús, traicionó a Jesús. Precisamente en ese momento aprendió esa difícil ciencia, más que ciencia, sabiduría de las lágrimas, del llanto. Pedro pidió perdón al Señor.
[...] En los cuarenta días sucesivos, Pedro escuchó muchas explicaciones de Jesús sobre el reino de Dios. Y tal vez estuvo tentado de pensar: ¡ah, ahora conozco quién es Jesucristo!. En cambio, aún le faltaban muchas cosas para conocer quién era Jesús.
Y así, esa mañana, en la playa del Tiberíades, Pedro fue interrogado otra vez. Tres veces. Y él sintió vergüenza, recordó aquella tarde del jueves santo: las tres veces que había negado a Jesús. Recordó el llanto.
En la playa del Tiberíades, Pedro lloró no amargamente como el jueves, pero lloró. Y sobre esa frase "Señor, Tú conoces todo, Tú sabes que te quiero" estoy seguro que la pronunció llorando.
[...] Para conocer a Jesús, no es necesario un estudio de nociones sino una vida de discípulo. De este modo, caminando con Jesús aprendemos quién es Él, aprendemos esa ciencia de Jesús.
Conocemos a Jesús como discípulos. Lo conocemos en el encuentro cotidiano con el Señor, todos los días. Con nuestras victorias y nuestras debilidades. Es precisamente a través de estos encuentros que nos acercamos a Él y le conocemos más profundamente. (Homilía en Santa Marta, 20 de febrero de 2014)
Oración de Sanación
Señor mío Jesucristo, gracias por todo el amor que a diario vas derramando en mi vida. Me haces sentir amado, valioso, importante, alguien especial.
Quiero en este día, dedicarte todas mis acciones y pensamientos. Poner todo de mi parte para que al menos una persona a mi alrededor, sonría y sea feliz.
Tú eres el Dios vivo, el Dios poderoso que bajó del Cielo para acompañarme, acariciar con ternura mis heridas y para ayudarme a comprender tu amor.
Ilumina mi camino Señor mío. Libérame, antes que nada, de todos mis egoísmos, de esos sentimientos de inseguridad que hay en mi corazón.
Clamo en este momento a tu compasión para que me llenes de tu paz que todo lo supera. Acaba con ese miedo que me perturba y no me deja avanzar.
Sé que me amas y por eso confío en tu poder, en tus milagros, en tu bondad. Ayúdame a comprender que estando Contigo siempre podré salir adelante.
Por esas situaciones complicadas en las que hoy estaré expuesto, te pido que soples sobre mí la fuerza del Espíritu Santo para no dejarme derrotar.
Oh Señor, Tú pones en mi corazón la fuerza que necesito para creer y ser un verdadero testigo de tu reino, de tu amor y de tu plena felicidad. Amén
Propósito para hoy
Rezar un Avemaría por aquellos laicos desconocidos que atienden a los enfermos y a los ancianos con verdadera compasión y amor de Dios.
Frase de reflexión
"Jesús bajó a la tierra para hacernos subir al cielo: este es el misterio de la Cruz". Papa Francisco
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