De acuerdo con el Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina, publicado por UNICEF, en nuestra región viven actualmente 522 pueblos originarios, que componen el 10% de la población y que hablan 420 lenguas. Ante la necesidad de protección las Naciones Unidas declaró el 2019 como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas
Por ONU
La Organización de las Naciones Unidas, a través de noticia difundida en su portal web, resaltó que en este año 2019 declarado como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas se persigue proteger un “universo de conocimientos” y, en el caso concreto de América Latina, alertó sobre el serio riesgo que corren algunas lenguas originarias de desaparecer. Concretamente, se indicó que, según el Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina (UNICEF), en nuestra región viven actualmente 522 pueblos originarios, que componen el 10% de la población y que hablan 420 lenguas.
De ellas, lenguas todavía vivas en la región, 103 son transfronterizas y se utilizan en al menos dos países. Entre ellas destaca el quechua, hablado en siete países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador y Perú). Sin embargo el Atlas reporta que casi una quinta parte de los pueblos indígenas de América Latina ha dejado de hablar su lengua, con 44 usando como único idioma el español y 55 sólo el portugués.
Del total de lenguas amerindias vivas en la región, el 26% corre el riesgo de desaparecer. En áreas como el Caribe insular la situación es ya irreversible y esas lenguas están prácticamente extinguidas. Las zonas más afectadas por el desplazamiento idiomático debido a las estructuras sociales, económicas y educativas son Patagonia, Baja Centroamérica, Orinoquía y el Caribe continental, mientras que el área menos impactada por la pérdida del idioma es Mesoamérica.
El director de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura de Perú, Agustín Panizo Jansana, indicó que en América Latina esas lenguas tienen un estatus diferenciado, para comenzar, en la legislación. “Tenemos un estatus dispar en los países con respecto a la forma en que son reconocidas las lenguas originarias y los derechos de sus hablantes en las normas nacionales.”
Así, hay algunos países en los que esas lenguas se consideran lenguas nacionales a nivel federal, tal es el caso de México, mientras que en Perú, por ejemplo existe una cooficialidad según su predominancia en las distintas jurisdicciones geopolíticas. En otros países, el estatus de las lenguas indígenas es incierto o de muy bajo nivel.
En opinión de Panizo, hace falta un ordenamiento jurídico regional o, al menos, una armonización de los distintos órdenes jurídicos para que esas lenguas sean realmente asociadas al ejercicio de derechos y al uso oficial en sus países
Un año internacional para crear conciencia
Según la UNESCO, en el mundo se hablan cerca de 7.000 idiomas. De ese número, se estima que 6.700 son lenguas indígenas, de las cuales 2.680, o el 40%, corren el riesgo de desaparecer a un ritmo alarmante. De cara a esta realidad, en 2016 la Asamblea General de la ONU declaró el 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas para crear conciencia sobre la cuestión y generar una labor mundial orquestada que las proteja, las promueva y revitalice y que ayude a mejorar la vida de quienes las hablan.
Según Panizo, trabajar en pro del fortalecimiento de las lenguas no sólo es ir en pos de la conservación y aprendizaje de los conocimientos que conllevan, “sino que también es trabajar por la supervivencia de los pueblos, que tienen en su lengua originaria un elemento de identidad central que permite su cohesión y su tejido social”.
“Las Naciones Unidas han puesto la atención para trabajar con las lenguas como recursos lingüísticos importantes para el desarrollo sostenible de la humanidad y para el fortalecimiento de la paz, la amistad y la reconciliación entre los pueblos. Muchas razones como esas hacen que el trabajo por las lenguas sea esencial”, enfatizó Panizo.
Con base en un plan de acción de enfoque holístico cuyo centro son los pueblos indígenas, el Año Internacional buscará que se cumplan las normativas y estándares internacionales para asegurar la supervivencia de sus lenguas, integrándolas a los esfuerzos de desarrollo, paz y reconciliación en el mundo.
Discriminación y “ciudadanía restringida”
Por lo general, la pérdida de una lengua indígena responde a la asimilación, reubicación forzada, migración económica, analfabetismo, pobreza, exclusión, discriminación y violaciones de derechos humanos de quienes las hablan.
Aunque según algunos lingüistas, la desaparición de las lenguas es natural con el paso prolongado del tiempo; la modernidad ha acelerado el proceso y los idiomas dominantes en el mundo presionan cada vez más el uso de las lenguas originarias de muchos pueblos minoritarios.
A ello se suma el racismo y marginación rampantes que sufren los hablantes de lenguas indígenas, que lleva a muchos jóvenes a no usarlas ni transmitirlas a las nuevas generaciones con el afán de defenderse y tratar de integrarse al mundo globalizado de hoy.
En palabras de Panizo, las lenguas indígenas que han desaparecido han llevado también a los pueblos que las hablaban a desaparecer. “Es decir, a disolverse como entidades sociales cohesionadas y disolverse en la sociedad mayor, perdiendo su identidad.”El experto sostuvo que esto ocurre en los lugares donde los pueblos indígenas tienen menos posibilidades de ejercer sus derechos.
El Año Internacional tiene la intención de frenar este fenómeno y sensibilizar a las sociedades para que aprendan a apreciar el valor incalculable de las lenguas indígenas, para que sean conscientes de que cada uno de esos idiomas tiene algo que aportar para lograr un mundo mejor. La iniciativa también apuesta a tender puentes, a abrir los canales de entendimiento entre los pueblos indígenas y la población en general y a conocer la filosofía de esos colectivos.
Los pueblos indígenas son líderes en la protección del medio ambiente y sus lenguas deben reconocerse como un recurso nacional estratégico para el desarrollo, la consolidación de la paz y la reconciliación.
La UNESCO también considera que la protección de las lenguas indígenas puede contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a fortalecer los derechos humanos y la dignidad de los pueblos a los que pertenecen.
“La solución para fortalecer las lenguas originarias y evitar su pérdida pasa, por supuesto, por muchas decisiones en el orden de las políticas lingüísticas, pero pasa principalmente por la corrección de las relaciones jerárquicas que existen entre los pueblos y las comunidades de hablantes y las posibilidades que tienen para ejercer sus derechos lingüísticos igual que los hablantes de las lenguas dominantes porque esos derechos son de suma importancia para acceder a servicios básicos como la salud, la justicia y la educación”, dijo Panizo.
Evitar su pérdida supone corregir la relaciones jerárquicas entre los pueblos y las posibilidades de los hablantes de ejercer sus derechos. Cuando el derecho lingüístico impide el goce de otras garantías, se cae en una situación de “ciudadanía restringida” que obliga a los pueblos indígenas a abandonar su lengua como una medida de subsistencia, añadió.
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