El país entero se ha convertido en un caos. Se cerraron todas las salidas institucionales internas. Las elecciones traían el detonante de la convulsión que hoy estamos padeciendo. Que no se hayan aprobado reformas a la ley electoral para despolitizar los órganos responsables de implementar el proceso electoral, que no se haya aprobado la segunda vuelta, pero sobre todo que no se hubiese aprobado el plebiscito para que el pueblo decidiera si aceptaba o no la reelección presidencial. Y que el Tribunal Supremo Electoral inscribiera al presidente de la República como candidato a la reelección, convirtió las elecciones y sus resultados en un polvorín que nos tiene literalmente al borde de una guerra civil.
La leche ya está derramada. Más que lamentarnos por lo que no su quiso, tengamos la osadía de ver con audacia lo que podemos y está en nuestras manos hacer para enfrentar al caos y la ingobernabilidad en que ya estamos. Lo primero que tenemos que decir responsablemente es que un factor serio que condujo a este estado de cosas ha sido la decisión de Juan Orlando Hernández de reelegirse sin importar los costos.
Con claridad decimos que nada resolverá el caos e ingobernabilidad actual con Juan Orlando como presidente reelegido. Y alguien con mucho poder se lo debe hacer saber. ¿Y quién es ese alguien? Se llama el gobierno de los Estados Unidos, que ha sido aval del gobierno de Juan Orlando Hernández, incluso avaló su candidatura a sabiendas de que era ilegal y que sería un factor desestabilizador.
Si el gobierno de los Estados Unidos quiere contribuir a evitar más derramamiento de sangre, debe avalar la propuesta de la OEA de anular las inútiles elecciones del 26 de noviembre y poner en marcha un proceso hacia nuevos comicios electorales.
Ratificamos que, para esas nuevas elecciones, y siguiendo lo que dice la OEA de que las mismas se deberán celebrar en estricto respeto al Estado de Derecho, se deberá convocar previamente a plebiscito para que sea el soberano que diga si reforma o no los artículos pétreos que prohíben la reelección. Según los resultados, Juan Orlando Hernández podrá ser candidato o el Partido Nacional deberá proponer un nuevo candidato.
Los caminos internos están cerrados. Y si estos caminos internos quedan en manos de Juan Orlando Hernández, vamos a una ingobernabilidad que hasta puede conducir a derramamientos de sangre sin control. Lo advertimos. Solo nos queda el auxilio internacional. Los caminos que conducen a la OEA, enriqueciendo su propuesta, son decisiones obligadas que tenemos que dar. Señores de la Embajada de Estados Unidos, dejen de seguir avalando a quienes perdieron el derecho y legitimidad para seguir conduciendo el Estado. Y si no ayudan, al menos dejen de sigan haciendo daño.
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miércoles, 20 de diciembre de 2017
A oídos del gobierno de los Estados Unidos
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