El gobierno quiere cerrar el año legitimando su “gane electoral y su reelección presidencial” mediante un “diálogo nacional” en el “que todos caben y son importantes”. Es más “debe ser incluyente y participativo; y sin temor a propuestas de todos los sectores. Debe ser franco, honesto y sin discriminaciones”. Así lo define Juan Orlando Hernández. Sin embargo, tanto la Oposición como otros sectores sociales, no han acudido y lo rechazan por no admitir fundamento alguno cuando, en realidad, lo que se ha producido es un fraude, un robo y un saqueo electoral. ¡Y con eso no se puede dialogar!
Las contradicciones se dan tanto en el “sector opositor como en el oficialista y el internacional”. Salvador Nasralla anuncia la creación del “Frente Nacional Democrático anticorrupción” que será encabezado por él mismo en calidad de jefe máximo o coordinador: “es el mismo movimiento político que busca desvanecer el robo del cual estamos siendo objeto”. Sin tener en cuenta la crítica que le hace Mel Zelaya, de ser “una imitación de JOH”, defiende su postura diciendo que “me seguiré considerando el presidente, independientemente de lo que pase con la justicia o los organismos internacionales que pretenden legitimar una votación a favor de otra persona a la que gané, por lo menos con un millón de votos”.
El “gobierno del diálogo” se topa con su negativa e intransigencia cuando “dice “no” al envío del delgado de la OEA”. Considera que la autorización para un enviado especial en materia de derechos humanos invade las atribuciones de la CIDH: ninguna de estas disposiciones la autoriza a intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados”. La negativa viene fundamentada en que “Honduras está en un proceso de diálogo incluyente y participativo a fin de definir entre hondureños, como nación, el proceso de reformas políticas, económica y sociales”. Se le olvida que la puesta en práctica de este diálogo está basado en la represión, el desmantelamiento de todo tipo de oposición, torturas, encarcelamientos y una treintena de muertos.
Por otra parte, el diálogo oficialista se enfrenta a un “sector de la clase política y empresarial de origen palestino” cuando es uno de los primeros en apoyar y aceptar a Jerusalén como la capital de Israel. Y que no tardará mucho, como Guatemala, es trasladar allá su embajada. Este sector con su poder mediático olvida asimismo que la “intifada” hay que defenderla en el país de origen y el país que los ha acogido, enriquecido, dado poder y riqueza. De lo contrario, la lucha para que el Pueblo Palestino sea reconocido como estado, con su territorio y modo de vida, quedará relegado a ser una burguesía globalizada que se limita a defender sus intereses económicos y no una “sociedad basada en justicia y la paz”. Al final, ni acá ni allá, tendrá nada que decir acerca de su identidad, raíces y la construcción de un mundo donde la economía no se imponga a la cultura y los pueblos.
A la OEA le está pasando lo que a David Matamoros Batson, ha pasado de ser mediador y portavoz sumiso de un ente que no decide por sí mismo a ser cuestionado, rechazado y estigmatizado por el gobierno y su propia institución. Es una muestra de que no “puede pasar por encima del guión que se le ha asignado”. Y, además, el doble rasero, con que juega esta institución. La prensa internacional nos dice que “el presidente del Tribunal Electoral de Nicaragua, Roberto Rivas, artífice de los fraudes electorales que han perpetuado en el poder al presidente Daniel Ortega, fue sancionado este jueves por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que lo acusa de corrupción y fraude electoral. La sanción impide que Rivas tenga acceso al sistema financiero estadounidense, además de congelar los activos que el funcionario pudiera tener en ese país. Se trata de un golpe a la imagen del Gobierno de Ortega, quien hasta ahora ha podido imponer un sistema autoritario sin que se desate la presión internacional.
¿Por qué se juzga y condena de manera distinta a dos andaduras que siguen el mismo camino? ¿Por qué allá se juzga a los victimarios y acá se condena a las víctimas? ¿Por qué allá el TSE es condenado y acá se aprueba su saqueo y fraude electoral?
Finalizamos el año con una gran tarea pendiente para el 2018: construir un país donde la trasparencia, la paz y la justicia estén por encima de toda dictadura, juego del poder, organismos multilaterales y avaricia de los deciden por otros.
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viernes, 29 de diciembre de 2017
Las contradicciones de fin de año
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