Por: Carlos Bedoya
La crisis política que atraviesa el Perú está lejos de terminar. La renuncia (obligada) de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no basta para amainar las consecuencias del caso Lava Jato y en general la corrupción público-privada que carcome el aparato estatal peruano de cabo a rabo, y que al son de la implosión de la familia Fujimori se hace día a día más evidente.
Sin embargo, con la toma de mando del vicepresidente Martín Vizcarra se ha producido una pequeña tregua y la VIII Cumbre de las Américas que se organizaba sin mucha propaganda hasta que PPK des-invitó a Nicolás Maduro en febrero, y que parecía pender de un hilo los días previos a la segunda moción de vacancia presidencial, se ha reafirmado y finalmente se realizará los días 13 y 14 de abril próximos.
Es que en medio de la crisis de los audios y videos que desnudaron como un ministro y varios otros operadores del gobierno de PPK compraban parlamentarios al mejor estilo de la dictadura de los noventa, parecía que no habían condiciones para que los presidentes de la región, en especial los del Grupo de Lima o de la Alianza del Pacífico, pongan su pie en el Perú. En buena cuenta ¿quién quiere ir a la fiesta de un vecino cuya casa se ha inundado con aguas servidas?
Hasta el propio nombre “Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción” que lleva la VIII Cumbre de las Américas resulta paradójico cuando el país anfitrión ostenta una gobernabilidad que parece estar más bien al servicio del saqueo de los recursos públicos. No por gusto todos los presidentes peruanos de los últimos 30 años están requeridos por la justicia. O son testigos o investigados e incluso detenidos por delitos cometidos desde el poder: García, Fujimori, Toledo, Humala y PPK.
Así, la Cumbre de las Américas que quería relanzarse en Lima como “el” espacio de integración por parte los gobiernos de la derecha continental comandados por el Departamento de Estado norteamericano va a ser impactada. Hasta su foco se ha debilitado, porque bajo los nombres pomposos y vacíos de gobernabilidad, democracia o participación ciudadana se encubría una fuerte ofensiva contra la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), contra Venezuela y contra todo lo que se identifique como parte del campo nacional popular. Esto ya no será posible, pues el escenario político dibujado tras la caída de PPK, es muy propicio para una dura crítica que alcanza a los gobiernos de Brasil, Colombia, Argentina y Honduras, alfiles de la presencia maciza de la geopolítica estadunidense en América Latina.
En este contexto, tanto el proyecto económico de los Tratados de Libre Comercio (Alianza del Pacífico), como el proyecto político de aplicar por parte de las propias cancillerías latinoamericanas la política exterior norteamericana (Grupo de Lima), ambos comprendidos en el espacio de las Américas, serán más fácilmente cuestionados, y no solo por los gobiernos de izquierda que aún quedan, sino por una serie de movimientos sociales del continente que se darán cita en Lima desde el 10 hasta el 14 de abril en la denominada Cumbre de los Pueblos, espacio alternativo de rechazo y diálogo desde el campo social.
Las Cumbres de los Pueblos (CP) realizadas en paralelo a diversas citas oficiales de nivel regional han sido el mecanismo de los movimientos sociales del continente para enfrentar las corrientes neoliberales y antipopulares, especialmente desde que se inició el siglo XXI. Pero sobretodo, las CP han cuestionado históricamente a la Cumbre de las Américas, usada por el gobierno estadunidense para imponer sus políticas en América Latina, de la mano de los gobiernos pro Washington de la región.
Las CP han sido también el mecanismo más importante para establecer un diálogo en igualdad de condiciones con aquellos presidentes dispuestos a interactuar con el movimiento social. La expresión más significativa de ello, fue la Cumbre de los Pueblos de Mar del Plata, Argentina en el 2005, cuando se derrotó el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), casi el propósito original del nacimiento de las Cumbres de las Américas en 1994 en Miami, Estados Unidos.
Asimismo, las CP han contribuido a crear nuevos procesos de integración en la región como CELAC y UNASUR, que van en direcciones radicalmente opuestas a la Cumbre de las Américas.
En esta ocasión, la Cumbre de los Pueblos paralela a la VIII Cumbre de las Américas, es convocada y organizada por el Comité Nacional Unitario de Lucha (CNUL) que se formó al calor del indulto a Fujimori y la vacancia de PPK, y que está encabezado por la CGTP e integrado por varias otras organizaciones sociales, y algunos partidos de la izquierda peruana.
Para inscribirse y conocer el programa de la Cumbre de los Pueblos de Lima, que incluye más de cuarenta eventos autogestionarios en diversos locales sindicales del centro de Lima (10 de abril de 9am a 6pm), su inauguración en el local de la Derrama Magisterial (10 de abril a las 7pm), la plenaria central en local de la Federación de Construcción Civil (11 y 12 de abril), una marcha antiimperialista (12 de abril a las 4pm), un encuentro de articulación social continental (13 de abril) y el Festival Político Cultural en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (14 de abril), se puede consultar el siguiente vínculo: https://www.facebook.com/cumbredelospueblos2018/
Según los organizadores es muy probable que participen de esta Cumbre algunos presidentes de izquierda como el cubano Raúl Castro, el boliviano Evo Morales y expresidentes como el ecuatoriano Rafael Correa, quienes ya habrían confirmado su presencia. Con ello, la segunda semana de abril se presenta muy interesante en el Perú.
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