Redacción LR
Aunque no le guste, es imposible no comparar a este jesuita discreto y apacible, ungido hace unos meses como Cardenal de la Iglesia Católica –el más alto título honorífico que puede conceder el Papa–, con el otro cardenal peruano, Juan Luis Cipriani, tan dado a la polémica y la confrontación. Sin embargo, no teme llamar a las cosas por su nombre y, desde una vetusta sala de la Parroquia de San Pedro, a pocos metros del mar de gente que sigue a la Procesión del Señor de los Milagros, se pronuncia firmemente en contra de la corrupción que ha hecho metástasis en nuestras instituciones y no tiene ningún reparo en señalar a sus verdaderos responsables. Con ustedes, nuestro otro Cardenal, monseñor Pedro Barreto.
La última vez que lo entrevisté me dijo que el demonio existe y se encarna. ¿En quién ha encarnado en nuestro país?
Está en cada uno de nosotros, pero tenemos que luchar contra este espíritu demoníaco. Tenemos una tendencia muy fuerte a hacer el bien, porque somos creados a imagen y semejanza de Dios, pero también tenemos una tendencia a la maldad, y cuando la libertad de cada uno deja actuar definitivamente al mal, invade, corrompe, destruye, divide, enfrenta…
Vivimos un momento político en el que unos a otros se acusan de corruptos. ¿Quién tiene la razón?
La maldad está enquistada en el corazón del hombre, y nunca va a reconocer esa realidad. Y el papa Francisco dice claramente: “Somos pecadores, somos débiles, estamos tentados”. A veces caemos, pero reconocemos nuestros errores. En cambio, el corrupto nunca va a reconocerlos.
¿Es signo de corrupción echarle la culpa a otro?
Así es. Es el espíritu del mal que está ahí, y la diferencia está en que el bien une, el bien perdona, el bien se solidariza con el otro. La maldad siempre echa la culpa al otro, nunca reconoce su propio mal. Y la mayor señal de la maldad es la división. Fíjese lo que está pasando: parece un ping pong que ofende al país...
¿Se refiere a la fuga del ex juez Hinostroza…?
Así es. ¿Quién tiene la culpa? ¡Nadie! El único que reaccionó de inmediato fue el presidente Vizcarra, aceptando la renuncia del ministro del Interior. Eso significa dignidad y engrandece al ministro, porque no le podemos echar toda la culpa. Aquí también está el Poder Legislativo, el Ministerio Público, el Poder Judicial, pero el único que ha dado un signo evidente de agilidad para luchar contra la corrupción ha sido el presidente.
Hoy justamente el presidente ha anunciado la captura de Hinostroza…
Sí, y esto me ha causado tranquilidad. Está a todas luces comprobado que ha tenido que fugar para ser capturado, y no ha podido ser capturado en el país. Esto implica responsabilidades de las entidades llamadas a vigilar la actitud de un funcionario del Poder Judicial seriamente cuestionado, de quien incluso se dice que es jefe de una banda criminal.
El presidente dijo en su momento que, así como asumía su responsabilidad, también eran responsables quienes blindaron a Hinostroza, es decir, la mayoría en el Parlamento...
Yo creo que no solamente el Parlamento ha blindado ahí, sino también el partido Fuerza Popular. Y Chávarry e Hinostroza han sido públicamente amigos cercanos y, por tanto, lo que tenemos que decir es que hubo un blindaje por todos lados...
Usted ha sido muy crítico de Chávarry porque ha mentido reiteradamente. ¿Se ratifica en que no debe mantenerse en el cargo?
Eso no lo puedo afirmar de manera categórica, porque no tengo los datos, pero yo escucho el sentir de la población. Hay un blindaje. Y aquí hay algo en lo que quisiera poner énfasis, porque a veces al Perú le falta memoria histórica: si recordamos cuando salieron los famosos vladivideos, casi de inmediato Vladimiro Montesinos huyó y, a los pocos días, Alberto Fujimori huyó en el avión presidencial y presentó su renuncia vía fax desde Japón. Esto es real, y como peruanos lo tenemos todavía en carne viva. En cambio, me he enterado ayer que recién el siete de octubre Hinostroza ha fugado. Yo me preguntaba: ¿por qué antes sí fugaban y por qué ahora no se fugaba?
¿Por qué piensa usted?
Porque estaba blindado por todos lados. Más seguro se sentía en el Perú por este blindaje. Y no podemos tolerar más estos blindajes en las altas esferas del Estado.
Y hablando de blindajes, la lideresa de Fuerza Popular dijo que las mentiras (del fiscal de la Nación) hay que entenderlas en su contexto…
Me hace a recordar la frase del juez supremo Hinostroza, que dijo: “Bueno, hay mentiras, pero no delitos”. Entonces, es toda una cultura de corrupción, y yo creo que aquí hay que combatir la corrupción no con el silencio. Como dice el papa Francisco, hay que hablar. No podemos interpretar que hay venganza o hay rencores.
¿Usted no piensa que quienes cuestionan estos blindajes estén llevados por el odio, como dicen algunos?
No. Solamente que la justicia tiene que ser imparcial, y la verdad es que los blindajes sí tienen otros intereses muy mezquinos.
Su discurso es muy contrapuesto al de su colega, el cardenal Juan Luis Cipriani, quien dijo que Chávarry había tenido mucha entereza al juramentar a su cargo, pese a los cuestionamientos…
Yo respeto la opinión del cardenal. Él tiene su visión, no es algo esencial, pero como peruano yo digo que esto (la juramentación) no podía darse por dignidad. Porque ahora está la frase “dar un paso a un costado”, y yo creo que esa es la dignidad.
Para resumir, ¿un funcionario cuestionado con pruebas no debe aferrarse al cargo, sino dar un paso al costado por dignidad?
Así es. Y esto está blindado por el Congreso. Ya alguna vez afirmé que el Congreso estaba de espaldas al país, y lo reafirmo. Ahora mucho más.
Usted es un duro crítico del Congreso. ¿Estaría de acuerdo con su cierre, como ha dicho el premier, en última instancia?
Eso es un proceso constitucional en el que yo no quisiera pronunciarme, pero que el Congreso no está a la altura de las circunstancias, eso es verdad. El presidente del Congreso hoy no puede decir que el Congreso no tiene nada que ver con la fuga de Hinostroza, porque se demoró más de diez o doce días (en informar a la Fiscalía), y al que le tocaba la decisión de tomar las medidas era el fiscal de la Nación.
¿Hay motivos para pensar que esto fue intencional?
Yo no diría intencional, pero sí es parte del blindaje. De esto, el pueblo ya está cansado, está harto. Una persona me dijo: “A mí me da asco mi país”. Ya hay putrefacción, no es solamente corrupción.
El presidente Vizcarra hizo un parteaguas al plantear el referéndum sobre determinados temas. ¿Qué le pareció?
Primero, el referéndum es una posibilidad real para que el pueblo se sienta identificado. Un sistema democrático, aunque no es perfecto, expresa la voluntad popular.
Su colega, el cardenal Cipriani, ha dicho que hablar de referéndum o cierre del Congreso es amenazante, antidemocrático…
Yo no quisiera pronunciarme sobre sus opiniones, porque las sé a través de los medios, pero creo que lo más amenazante es el blindaje que todo el pueblo reconoce. Esto sí es algo, yo diría, inmoral. Algo que la Iglesia no puede aceptar. Y hay responsables. Por tanto, yo no diría que cerrar el Congreso, que esto, lo otro... No, no. La situación es amenazante.
Hay quienes dicen que la actitud del presidente Vizcarra de plantear un referéndum o admitir la posibilidad de que se pueda cerrar el Congreso nos acerca a una dictadura castro-chavista. ¿Usted lo ve así?
No. En realidad, aquí se está procediendo conforme a la Constitución. Si la posibilidad del referéndum no estuviera dentro de la Constitución, podríamos pensar en una dictadura. Lo que se está planteando es devolverle al pueblo su voz y la ciudadanía debe acostumbrarse a participar cívicamente, con paz, sin violencia, en vigilar a aquellas autoridades legítimamente elegidas, y apoyar lo que hay que apoyar. Este crecimiento del presidente Vizcarra en la opinión pública es porque el pueblo se está dando cuenta de que hay que cambiar.
Por su parte, la lideresa de Fuerza Popular asegura que ella es víctima de una persecución política. ¿Qué opina usted?
Yo no sé a qué se refiere con persecución política. Si hay un proceso judicial, no podemos hablar de persecución política. La anulación del indulto no es persecución política. Es un poder del Estado el que ha dictaminado así. En ese sentido, esta palabra, persecución política, debemos erradicarla del vocabulario, porque la política es buscar el bien común, no el bien del grupo. Lo que sí percibo es que la sociedad ya está cansada de esta situación del poder omnímodo de un solo partido. El Perú es mucho más grande.
El que haya dos voces tan disímiles en la Iglesia Católica, como la suya, que está tan del lado de la lucha contra la corrupción, y la de monseñor Cipriani, que a menudo defiende a quienes están blindando a estas personas, ¿qué nos dice?
Sobre eso quiero repetir lo que dijo el papa Francisco: hay un flagelo social en el país que es la corrupción. Y una corrupción generalizada. También nos preguntó a los obispos qué pasa en el Perú, que todos los presidentes (lo dijo en enero) están en la cárcel o rondándola… Incluso dio nombres.
¡Está muy bien informado el Papa!
El Papa está muy bien informado. Pero eso fue en enero. Hinostroza todavía no aparecía. Chávarry tampoco. Entonces, lo que dice el Papa es verdad. Yo también me pregunto con él: ¿qué está pasando en el país?
¿Y qué dijeron ustedes cuando les hizo esa pregunta?
Bueno, nos quedamos callados. Dejo eso para que la opinión pública y los obispos reflexionemos.
De otro lado, usted dijo que, en esa reunión, el Papa les había dicho que en febrero salía la sentencia del proceso contra (Luis Fernando) Figari. ¿Qué se ha sabido de esa sentencia?
No ha habido información, pero en febrero salió la sentencia, que es condenatoria, de Luis Fernando Figari. Sin embargo, él apeló y hay un proceso que va hasta la Signatura Apostólica de la Santa Sede, que es el equivalente a la Corte Suprema. Se calcula, como todo proceso jurídico, que allí revisarán la sentencia y es bien difícil, por la gravedad de los hechos, que la Signatura Apostólica le dé la razón a Figari.
Su colega, el arzobispo de Piura, ha querellado por difamación a los periodistas que han estado investigándolo a él y, en general, al Sodalicio. ¿Qué posición tiene usted al respecto?
Es un asunto personal que la Conferencia Episcopal, los obispos, no tenemos nada que ver. Tengo entendido que él ha presentado la denuncia contra Paola Ugaz y también contra Pedro Salinas.
El papa Francisco expulsó a Fernando Karadima y a otros obispos (chilenos denunciados por pederastia) de la Iglesia. ¿Cabe esperar que esto ocurra también con Figari en algún momento?
Yo espero que sí, porque el Papa dijo –cuando regresaba en enero, después de la visita– que la situación es grave. Entonces, realmente la sentencia me parece que va a confirmar aquella acusación, que es grave.
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