jueves, 10 de enero de 2019

La terrible destrucción que se planea ‎para la «Cuenca del Caribe»‎

por Thierry Meyssan

En momentos en que el presidente Trump ha anunciado la retirada de las tropas ‎estadounidenses desplegadas en el «Medio Oriente ampliado», el Pentágono sigue adelante con la ‎aplicación del plan Rumsfeld-Cebrowski. Ahora se trata de destruir los Estados en los ‎países de la «Cuenca del Caribe». Pero el objetivo ya no es el mismo que en los ‎años 1970, cuando Washington se esforzaba por derrocar los gobiernos que ‎se acercaban a la Unión Soviética. Ahora se trata de destruir los Estados en los países ‎de esa región, sin importar que sean amigos o adversarios políticos de Estados Unidos. ‎Thierry Meyssan observa los preparativos que apuntan a iniciar esta nueva serie de ‎guerras. ‎

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Thierry MeyssanIntelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las "primaveras árabes"(2017).


En una serie de artículos anteriores presentamos en este sitio web el plan del SouthCom (que los ‎latinoamericanos designan como el “Comando Sur” estadounidense) destinado a provocar una ‎guerra entre naciones latinoamericanas para destruir los Estados en todos los países de la ‎llamada «Cuenca del Caribe» [1].‎
La preparación de una guerra de esa envergadura, sucesora de la serie de conflictos provocados ‎en el «Medio Oriente ampliado» (o «Gran Medio Oriente»), es un proceso que exige alrededor ‎de 10 años [2].‎
Después de la fase de desestabilización económica [3] y del ‎subsiguiente periodo de preparación militar, la operación propiamente dicha debería comenzar en ‎los próximos años con una agresión militar contra Venezuela. En esa agresión participarían Brasil ‎‎(con apoyo de Israel), Colombia (aliada de Estados Unidos) y Guyana (o sea, el Reino Unido). ‎
Vendrían después agresiones militares contra Cuba y Nicaragua, los dos países que completan la ‎‎«troika de la tiranía», según el consejero estadounidense de seguridad nacional John Bolton.‎
Pero el plan inicial pudiera verse modificado, principalmente por las nuevas ambiciones ‎imperiales del Reino Unido [4], que ‎podría ejercer cierta influencia sobre el Pentágono. ‎
Veamos el panorama actual:‎ ‎ ‎

La evolución de Venezuela

El presidente bolivariano Hugo Chávez había desarrollado relaciones con el «Gran ‎Medio Oriente» sobre una base ideológica. Chávez se acercó principalmente al entonces ‎presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y al presidente sirio Bachar al-Assad. Juntos, estos ‎tres presidentes habían concebido la posibilidad de fundar una nueva organización ‎intergubernamental –el «Movimiento de Aliados Libres»–, siguiendo un modelo similar al del ‎Movimiento de Países No Alineados, actualmente paralizado este último por el alineamiento de ‎ciertos miembros tras las políticas de Estados Unidos [5].‎
El actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mantiene el discurso de Hugo Chávez pero ha ‎optado por una política exterior diferente. ‎
Maduro sigue adelante con la política de acercamiento a Rusia, recibiendo en Venezuela la visita ‎de bombarderos estratégicos rusos y firmando con Moscú un contrato para la importación de ‎‎600 000 toneladas de trigo, que permitirá enfrentar la escasez en Venezuela. Más importante ‎aún, Rusia invertirá en Venezuela 6 000 millones de dólares, de los cuales 5 000 millones irán al ‎sector petrolero. Ingenieros rusos reemplazarán en ese sector a los especialistas venezolanos que ‎abandonaron su país atraídos por los cantos de sirena de las compañías extranjeras. ‎
Nicolás Maduro ha reorganizado las alianzas de su país sobre bases nuevas, estableciendo ‎estrechos vínculos con Turquía, un país miembro de la OTAN y cuyas tropas ocupan actualmente ‎amplios territorios en el norte de Siria. En el marco de esas relaciones, Maduro ha viajado ‎‎4 veces a Estambul y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan visitó Caracas recientemente. ‎
Suiza fue un país aliado de Hugo Chávez, llegando incluso a impartirle consejos para la redacción ‎de la actual Constitución de la República Bolivariana. Actualmente, por temor a no poder seguir ‎tratando en Suiza el oro venezolano, Nicolás Maduro lo envía a Turquía para convertir ‎el mineral bruto en lingotes. En el pasado, ese oro quedaba depositado en bancos suizos como ‎garantía del cumplimiento de los contratos de exportación de petróleo. Ahora, los fondos ‎provenientes de las ventas de petróleo se transfieren a Turquía mientras que el oro ya convertido ‎en lingotes regresa a Venezuela. Esta orientación puede interpretarse como basada ya no en ‎una ideología sino en intereses, quedando por definir qué tipo de intereses. ‎
Al mismo tiempo, Venezuela está siendo blanco de una campaña de desestabilización que ‎comenzó con manifestaciones antigubernamentales extremadamente violentas (las llamadas ‎‎«guarimbas»), antes de pasar al intento de golpe de Estado de febrero de 2015 (la «Operación ‎Jericó») y a ataques contra la moneda venezolana y la orquestación de una ola migratoria. En ese ‎contexto, Turquía proporcionó a Venezuela la posibilidad de sortear las sanciones ‎estadounidenses. Los intercambios entre ambos países se multiplicaron por 15 durante el ‎pasado año 2018. ‎
Sea cual sea la evolución del «régimen» de Venezuela, nada justifica lo que hoy se prepara ‎en contra de la población de ese país. ‎

Coordinación de los medios logísticos

Desde el 31 de julio y hasta el 12 de agosto de 2017, el “Comando Sur” (SouthCom) organizó un ‎gran ejercicio militar con la participación de más de 3 000 efectivos provenientes de 25 países aliados –‎entre ellos Francia y Reino Unido. El objetivo era la preparación de un desembarco relámpago de ‎tropas en Venezuela [6]. ‎

Colombia

Colombia es un Estado, pero no llega a ser una nación. La población colombiana vive dividida en ‎clases sociales geográficamente separadas. Casi ningún colombiano se aventura en un barrio ‎perteneciente a una clase social que no sea la suya. Esta estricta separación geográfica ‎en función de las clases o categorías sociales ha hecho posible la multiplicación de fuerzas paramilitares y, ‎por consiguiente, los conflictos armados internos que han dejado en Colombia más de 220 000 muertos en ‎unos 30 años. ‎
Desde su llegada al poder, en agosto de 2018, el presidente colombiano Iván Duque ha hecho ‎tambalearse la frágil paz que su predecesor, Juan Manuel Santos, ya había concluido con las ‎FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y que estaba por concretarse con el ELN ‎‎(Ejército de Liberación Nacional). Duque no ha excluido la opción de una intervención militar ‎contra Venezuela. Según revelaciones del presidente Nicolás Maduro, Estados Unidos entrena ‎actualmente 734 mercenarios en un campamento de la región colombiana de Tona, para ‎utilizarlos en una operación de “bandera falsa” [7] destinada a ‎desatar la guerra contra Venezuela. Debido a la particularidad sociológica de Colombia, no es ‎posible decir con certeza si ese campo de entrenamiento está o no bajo control del gobierno de ‎Bogotá. ‎
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Rex Tillerson, era director de ExxonMobil en el momento del ‎descubrimiento de yacimientos de petróleo en Guyana. Poco después, se convirtió en el ‎primer secretario de Estado de la administración Trump. ‎

Guyana

En el siglo 19, las potencias coloniales se pusieron de acuerdo sobre el trazado de la frontera ‎entre la Guayana británica (la actual República Cooperativa de Guyana) y la Guayana holandesa ‎‎(hoy República de Surinam). Pero ningún texto fijó la frontera entre la zona británica y la zona ‎española (la actual Venezuela). Hoy en día, Guyana administra de facto 160 000 kilómetros ‎cuadrados de jungla aún sujetos a litigio con Venezuela. En virtud del acuerdo de Ginebra del 17 ‎de febrero de 1966, ambos países recurrieron al entonces secretario general de la ONU –el ‎birmano U Thant. Pero la solución sigue pendiente. Guyana propone poner el problema en manos ‎de la Corte de Arbitraje de la ONU mientras que Venezuela prefiere la negociación directa entre ‎los dos países. ‎
Este diferendo territorial no parecía urgente ya que la zona en disputa es una jungla despoblada ‎que aparentemente carecía de valor, pero se trata de un inmenso espacio que representa ‎dos terceras partes de Guyana. El acuerdo de Ginebra ha sido violado 15 veces por Guyana, ‎por ejemplo autorizando la explotación de una mina de oro en ese territorio. Pero lo más ‎importante apareció en 2015 cuando ExxonMobil descubrió petróleo en el Atlántico, ‎precisamente en las aguas territoriales de la zona en disputa. ‎
La población de Guyana se compone en un 40% de descendientes de indios [8], un 30% de descendientes de africanos, un 20% de ‎mestizos y un 10% de poblaciones autóctonas amerindias. Los indios están muy presentes en los ‎organismos públicos de Guyana y los descendientes de africanos son mayoría en el ejército. ‎
El 21 de diciembre de 2018, una moción de censura fue presentada en el parlamento guyanés ‎contra el gobierno del presidente David Granger, un general probritánico y antivenezolano, que ‎llegó al poder en 2015. Para sorpresa de todos, un diputado –Charrandas Persaud– votó contra su ‎propio partido provocando así la caída del gobierno, cuya mayoría se limitaba a un solo voto. ‎Guyana vive desde entonces una situación de grave inestabilidad. Se ignora si el presidente ‎Granger, actualmente bajo quimioterapia, será capaz de continuar ejerciendo sus funciones ‎mientras que el diputado Charrandas Persaud tuvo que abandonar la sede del parlamento ‎utilizando una salida de escape y huyó a Canadá. ‎
El 22 de diciembre de 2018, en medio de la crisis gubernamental guyanesa, dos barcos ‎contratados por la transnacional estadounidense ExxonMobil –el Ramform Thethys, con bandera ‎de Bahamas, y el Delta Monarch, de Trinidad y Tobago– iniciaron trabajos de prospección en la ‎zona en disputa con Venezuela. Considerando que se trataba de una violación del acuerdo ‎de Ginebra, la marina de Venezuela expulsó los dos barcos de la zona en disputa. El ministerio de ‎Exteriores de Guyana denunció el hecho como un acto hostil.‎ ‎
El 30 de diciembre, el ministro de Defensa del Reino Unido, Gavin Williamson, declaró al ‎‎Sunday Times que la Corona pone fin a la doctrina de descolonización que Whitehall venía ‎siguiendo desde el fiasco franco-británico de Suez, en 1956 [9]. Por consiguiente, Londres, que hoy cuenta con bases militares en Gibraltar, ‎Chipre, en la isla de Diego Garcia y en las islas Malvinas, se prepara ahora para abrir una nueva ‎base militar en el Caribe, quizás en la isla de Monserrat pero más probablemente en Guyana. Esa ‎nueva base militar británica debería ser operacional en 2022 [10].‎
El otro vecino de Guyana es Surinam (la Guayana holandesa). El presidente de Surinam, Desi ‎Bouterse, está acusado en Europa de tráfico de drogas en un caso anterior a su elección. Pero ‎su hijo, Dino Bouterse, fue arrestado en Panamá, en 2013, a pesar de que había entrado a ese ‎país con un pasaporte diplomático. De Panamá, Dino Bouterse fue extraditado a Estados Unidos, ‎donde fue condenado a 16 años de cárcel por tráfico de drogas, pero en realidad fue porque ‎estaba instalando el Hezbollah libanés en Surinam. ‎
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La ceremonia de bautismo de Jair Bolsonaro en las aguas del río Jordán, ‎Israel. ‎

Brasil

En mayo de 2016, Henrique Meirelles, ministro de Finanzas del gobierno de transición del líbano-‎brasileño Michel Temer, designó como director del Banco Central de Brasil al israelo-brasileño Ilan ‎Goldfajn. Meirelles, quien presidía además el Comité Preparatorio de los Juegos Olímpicos, ‎recurrió también al ejército israelí (Tsahal) para coordinar el trabajo del ejército y de la policía ‎brasileños en cuanto a garantizar la seguridad de la cita olímpica. Al controlar simultáneamente ‎el Banco Central, el ejército y la policía, Israel no encontró la menor dificultad para incentivar las ‎protestas contra la corrupción entre los dirigentes del Partido de los Trabajadores. ‎
Creyendo que la entonces presidente de Brasil, Dilma Rousseff, había manipulado las cuentas ‎públicas en el marco del escándalo de Petrobras –la empresa mayoritariamente estatal que ‎comercializa el petróleo brasileño– el parlamento destituyó a la mandataria en agosto de 2016, ‎a pesar de que no había hechos comprobados que permitiesen incriminarla. ‎
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Eduardo y Carlos, hijos del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. ‎
En medio de la campaña electoral de 2018, el candidato a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, ‎se fue a Israel, a bautizarse en las aguas del río Jordán, garantizando así el voto masivo a su favor ‎de los electores vinculados a las iglesias evangélicas. ‎
Jair Bolsonaro ganó la elección teniendo como candidato a la vicepresidencia al general Hamilton ‎Mourao. Durante la etapa de transición, el general Hamilton Mourao declaró públicamente que ‎Brasil tenía que prepararse para enviar un contingente militar a Venezuela como «fuerza de ‎paz»… después del derrocamiento del presidente Nicolas Maduro. Esas palabras constituyen una ‎amenaza casi descarada, a la que Bolsonaro trató de restar importancia. ‎
El 3 de enero de 2019, en entrevista concedida al canal de televisión SBT, el ya presidente ‎Bolsonaro mencionó negociaciones con el Pentágono con vistas a la apertura de una base militar ‎estadounidense en Brasil. Esta declaración ha encontrado fuerte oposición en el seno de las fuerzas ‎armadas brasileñas, donde se estima que Brasil es totalmente capaz de defenderse solo. ‎
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El primer ministro israelí Benyamin Netanyahu durante la investidura del ‎presidente Bolsonaro. ‎
En ocasión de su investidura, el 2 de enero de 2019, el flamante presidente Bolsonaro se reunió ‎con el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu. Era la primera vez que una personalidad ‎israelí de tan alto nivel viajaba a Brasil. El presidente Bolsonaro aprovechó la oportunidad para ‎anunciar que la embajada brasileña en Tel Aviv va a ser trasladada a Jerusalén.‎
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quien también asistió a la investidura de ‎Bolsonaro, se reunió en Brasil con el ministro de Exteriores de Perú, Néstor Popolizio, y anunció ‎junto al nuevo presidente brasileño su intención de luchar a su lado contra los «regímenes ‎autoritarios» de Venezuela y Cuba. En su viaje de regreso a Estados Unidos, Pompeo hizo escala ‎en Bogotá para reunirse con el presidente colombiano, Iván Duque. Ambos se concertaron para ‎trabajar juntos con vista a aislar a Venezuela en el plano diplomático. ‎
El 4 de enero de 2019, los 14 países miembros del llamado «Grupo de Lima» (entre los que ‎se encuentran Brasil, Colombia y Guyana) se reunieron para emitir un comunicado donde ‎declaran «ilegítimo» el nuevo mandato del presidente Nicolás Maduro, que comienza el 10 de ‎enero [11]. México se negó a firmar ese comunicado. ‎
Por otro lado, 6 países del grupo acudirán al Tribunal Penal Internacional para acusar al ‎presidente Maduro de «crímenes contra la humanidad». ‎
Es evidente que está en marcha el proceso que debe llevar a la guerra. Están en juego fuerzas ‎enormes y pocas cosas pueden aún llegar a detenerlas. ‎
Es en este contexto que Rusia está estudiando la posibilidad de abrir una base aeronaval ‎permanente en Venezuela. La Orchila –la isla donde estuvo retenido el presidente Hugo Chávez ‎durante la intentona golpista de abril de 2002– ofrece las condiciones necesarias para el ‎estacionamiento de bombarderos estratégicos. Esto sería para Estados Unidos una amenaza ‎mucho mayor que los misiles soviéticos desplegados en Cuba, en octubre de 1962. ‎
[1] «Plan to overthrow the Venezuelan Dictatorship – ‎‎“Masterstroke”», por el almirante Kurt W. Tidd, Voltaire Network, 23 de ‎febrero de 2018; «El “Golpe Maestro” de Estados Unidos contra Venezuela (Documento del ‎Comando Sur)», por Stella Calloni, Red Voltaire, 9 ‎de mayo de 2018; y «Estados Unidos prepara una guerra entre latinoamericanos», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de diciembre ‎de 2018.
[2The Pentagon’s New Map, Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004; ‎‎«El proyecto militar de Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití), ‎‎Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.
[4] «Reino Unido asume su nueva política colonial post-Brexit», Red Voltaire, 3 de enero de 2019.
[6] «Grandes ejercicios militares alrededor de Venezuela», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia) , Red Voltaire , 25 de agosto de 2017.
[7] Una “operación de bandera falsa” false flag es ‎una provocación perpetrada de manera que pueda atribuirse a la parte adversa, proporcionando ‎así el pretexto que justificará una acción de “respuesta”. Nota de la Red Voltaire.
[8] No se trata de ‎amerindios –pobladores autóctonos de la región– sino de descendientes de familias provenientes ‎de la India. Nota de la Red Voltaire.
[9] «Reino Unido asume su nueva política colonial post-Brexit», Red Voltaire, 3 de enero de 2019.
[10] “We are opening new overseas ‎bases to boost Britain”, Christopher Hope, Sunday Telegraph, 30 de diciembre de 2018.
[11] «Declaración del Grupo de Lima», Red Voltaire , 4 de enero de ‎‎2019.

DR

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