Después de casi cuatro años de un peliagudo trabajo y sosegada lectura de documentos en los diferentes repositorios históricos de Lima y Ayacucho, cuanto hubiese deseado aseverar que la Independencia surgió por un sentido patriótico en aras de la libertad frente a la opresión española de casi tres siglos, sin embargo, aunque afecte a nuestros sensibles corazones patrióticos, una de las razones del germen de la lucha independentista en Huamanga fue la corrupción y los intereses de poder.
Don Menéndez Escalada y Demetrio O´Higgins, intendentes borbónicos de Huamanga en las últimas décadas del siglo XVIII al pretender centralizar los ingresos económicos en beneficio de la corona española, hallaron en los diferentes sectores administrativos excesivas prácticas de corrupción de las autoridades huamanguinas.
El subdelegado de Andahuaylas don Manuel Ugarte al no entregar las sumas exactas se beneficiaba del ramo de tributos y mitas. Para poder confundir el número exacto de los tributarios y las sumas obtenidas acostumbraba cobrar con anticipación a las fechas establecidas. Del mismo modo, el referido subdelegado y sus antecesores “se habían aprovechado, con pretexto de gastos de justicia, de una cantidad considerable de más de 439 pesos, producto de censos ó arrendamiento de tierras que poseían los españoles por sobrantes de la repartición de los indios de tres pueblos, Andahuaylas, Talavera y San Gerónimo”.
Las altas dignidades eclesiásticas de la iglesia catedral de Huamanga incumpliendo la Real Cédula del 17 de julio de 1797 no informaban al vice patrón real los ingresos y gastos anuales de los diezmos. De esa manera, ilegalmente se beneficiaban aproximadamente con más de tres mil pesos anuales mientras las parroquias se hallaban abandonadas y descuidadas. Los curas de las parroquias lejanas dejando de lado la práctica y difusión de la fe se dedicaban a la minería, obtenían suntuosas ganancias mediante las cofradías y el cobro de altas sumas en los entierros y matrimonios.
El rector de la Real y Pontificia Universidad de San Cristóbal de Huamanga, basándose en el predominio de la autonomía institucional, no informaba de la elección de los rectores, de los graduados, del gasto de las cátedras, ni del destino de las rentas. Además del alquiler de sus tiendas y del pago de los graduados percibía significativas sumas del aporte de los hacendados: 1000 pesos de Colpa, 1000 pesos de Cochabamba, 1000 pesos de Pacaray, 500 pesos de Ayahuanco, 500 pesos de Acchapa y otra suma considerable de la hacienda Pacomarca. De estos ingresos se beneficiaban las autoridades universitarias que se ocupaban de la enseñanza de las cátedras religiosas dejando de lado la enseñanza de la ciencia.
Al poner en evidencia e intentar poner coto a todas estas actividades corruptas, los intendentes fueron mal vistos y duramente criticados por los grupos de poder, subdelegados, asesores y eclesiásticos locales. Sobre la muerte de su antecesor, don Demetrio O´Higgins describió: “Quando murió mi antecesor Don Josef Menendez Escalada, ni el reverendo Obispo, ni los canónigos asistieron á su funeral; y lo que es mas, ni hicieron doblar las campanas de la catedral” y durante la toma de poner del intendente Demetrio O´Higgins le brindaron un recibimiento apoteósico solamente por ser el sobrino del virrey.
El rechazo a las reformas borbónicas que afectaban a los intereses de poder local se incrementaron y generaron la formación de un grupo separatista. En 1795 y 1796 las calles, instituciones, iglesias y domicilios de las autoridades borbónicas eran abarrotadas de pasquines y cartas anónimas con amenazas de muerte. En 1800 la ciudad de Huamanga se encontraba alborotada por los rebeldes dirigidos por el doctor Francisco Pruna Aguilar. La lucha independentista había empezado siendo dirigido por un sector social de españoles, mestizos e indígenas afectados por las reformas borbónicas.
Para un historiador principiante, al investigar las razones de la Independencia desde la región cuan fortificante habría sido toparme con documentos que expresen el accionar de héroes y acontecimientos que marcaron una identidad nacional, pero los hechos históricos fueron otros: el Perú nació corrupto y actualmente se encuentra en estado de coma. El Bicentenario es una esperanza para librarse completamente del mal que corre por sus venas y emprender nuevos desafíos.
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