Acción Ecológica opina
sobre la visita del vicepresidente Pence
6. Estados Unidos y los tratados internacionales de derechos humanos y medio ambiente
Estados Unidos ha ratificado pocos tratados internacionales sobre derechos humanos y medio ambiente. De los 18 instrumentos de Naciones Unidas relativos a los derechos humanos, sólo ha ratificado 5. Estados Unidos, junto con Somalia, no han ratificado, por ejemplo, la Convención sobre Derechos de los Niños; o, junto con Irán, Nauru, Palau, Somalia, Sudán y Tonga, tampoco han ratificado la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). De hecho, hace pocos días, Estados Unidos anunció que se retiraba del Consejo de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, luego que el Alto Comisionado de Derechos Humanos hiciera críticas a la política de Trump de separar a los niños de sus familiares al cruzar la frontera sin documentos.
Aunque Estados Unidos se presenta como el guardián de los derechos humanos tiene una terrible historia de irrespeto de los mismos, dentro y fuera de sus fronteras: 31 de sus 50 estados mantienen en vigencia la pena de muerte -1477 personas fueron sometidas a esta condena desde 1977, la última hace pocos días-; la mayoría afrodescendientes, asiáticos y latinos. Estados Unidos está entre los países más injustos del mundo. En promedio, una familia blanca tiene siete veces más riqueza que una afrodescendiente; un informe de la BBC de noviembre de 2017 señala que en Estados Unidos hay más de 13 millones de niños viviendo bajo el nivel de pobreza. Es conocido mundialmente que dos terceras partes de la población de ese país no tienen acceso a cobertura médica primaria, situación que ha empeorado en el régimen de Trump/Pence.
Además, con la Doctrina del Destino Manifiesto, Estados Unidos ha invadido e intervenido en muchos países del mundo, tanto a nivel ideológico, político como militar. Desde el siglo XIX, estas intrusiones han causado millones de muertes.
En cuanto a los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente -más de 25 convenciones, acuerdos y tratados-, Estados Unidos ha firmado menos de 10 (3). Recientemente, Trump declaró que se retiraba del Acuerdo de París, y que el cambio climático no es ninguna amenaza, a pesar de que Estados Unidos es responsable del 25% de las emisiones que causan el cambio climático, con tan solo el 4% de la población mundial.
Esto se alínea con los retrocesos que ha tenido a nivel nacional. Por ejemplo, el régimen Trump/Pence ha debilitado a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y reducido los fondos para investigación científica y medio ambiente. Esta tendencia inició con el nombramiento a Rex Tillerson, un funcionario de ExxonMobil, como Secretario de Estado, y a Ryan Zinke, un cazador empedernido, como jefe del Departamento del Interior, que gestiona la mayoría de tierras de propiedad federal y los programas relacionados con los pueblos indígenas de Estados Unidos, así como la supervisión del Servicio de Parques Nacionales.
No llama la atención, entonces, que Trump reinicie las perforaciones costeras de petróleo y gas natural en algunas partes del Ártico, el Pacífico y el Atlántico, y dé luz verde a los controvertidos oleoductos Dakota Access y Keystone XL, encarcelando y reprimiendo a sus opositores, así como el apoyo directo a la industria del carbón. Adicionalmente, la administración de Trump/Pence ha mermado la normativa para reducir las emisiones de dióxido de carbono en las centrales eléctricas nuevas y ya existentes, y para recoger datos sobre las emisiones de metano de miles de operaciones petroleras y de gas.
Además ha anunciado y aplicado (4) una serie de políticas regresivas en cuanto a protección ambiental como son: -la desregulación en el tema del ozono, -la cancelación de la normativa de protección a los cetáceos y tortugas marinas, -la reducción del área de Monumentos Nacionales, -el freno a la designación o expansión de Santuarios Marinos Nacionales, -la reversión de la prohibición de los pesticidas con clorpirifós (un plaguicida tóxico y agente nervioso, fabricado por Dow Chemical), -el proceso de rescisión del Clean Water Plan, o la detención de la aplicación de la norma que controla el vertido de metales tóxicos, como arsénico y mercurio, de las centrales eléctricas en las vías navegables públicas (5), -y está en proceso de derogar las normas que imponían restricciones más estrictas sobre los vertidos de desechos mineros en los arroyos. Finalmente, en los últimos días se supo que Trump estaría pensando en permitir la caza de osos grizzly con armas de fuego o perros, disparar a cachorros de lobo y usar botes a motor para cazar caribúes, y más recientemente ingresar a Estados Unidos partes de elefantes como trofeos, así como leones asesinados.
Con este prontuario nacional e internacional sobre derechos humanos, ambientales y de la naturaleza, sobrecoge pensar los temas que pudieron acordarse con Lenín Moreno.
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