9 de octubre de 2018.- Se llevó a cabo en la Oficina de Prensa del Vaticano la conferencia de prensa en la conclusión de los trabajos sobre la primera parte del Instrumentum laboris de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Intervinieron, además del Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, el Card. Désiré Tsarahazana, Arzobispo de Toamasina (Madagascar), Presidente Delegado; el Card. Gérald Cyprien Lacroix, I.S.P.X., Arzobispo de Québec (Canadá) y Miembro de la Comisión para la Información; Card. Oswald Gracias, Arzobispo de Bombay (India), Presidente de la Conferencia Episcopal, Relator del grupo Anglicus A; y la hermana Nathalie Becquart, Oyente, Ex-Directora del Servicio nacional para la Evangelización de los jóvenes y para las vocaciones de la Conferencia Episcopal de Francia.
En su intervención, el card. Tsarahazana expresó haber constatado durante los trabajos, la variedad de realidades de los jóvenes del mundo, y manifestó la particular situación de los jóvenes de su país, que deben afrontar una pobreza extrema: “la desocupación que les espera tras los estudios es una certeza”, afirmó. “La corrupción es una gangrena en nuestro país. Desilusiona saber que no es con el fruto del trabajo que se encuentra una ocupación sino a través de la corrupción. Se compra el diploma, el lugar de trabajo, y en ese punto los jóvenes se preguntan, ¿a qué sirve trabajar?”
En este contexto, “la Iglesia es aún una institución confiable, no obstante las imperfecciones”, y “la mayor parte de los jóvenes participan en la vida de la Iglesia”, dijo.
En Madagascar – añadió el Arzobispo – también se constata la injusticia, lo que favorece la inseguridad; y debido a la falta de confianza en el aparato judicial los jóvenes se ligan “a la violencia y a la justicia popular”.
En este sentido el card. Tsarahazana señaló la importancia de escuchar a los jóvenes, lo que implica “interesarse en sus vidas”, porque de otro modo, “ellos se dirigen a las sectas”. E hizo referencia a un llamamiento hecho por los obispos del país a la “conversión de los adultos”: “debemos ser coherentes y auténticos en la vida, porque así se da impulso a los jóvenes a tomar en mano su vida”. “Si todos los cristianos malgache viviesen en profundidad su fe, nuestro país no se encontraría en un estado de pobreza”.
El Cardenal Lacroix, por su parte, destacó el clima fraterno que se vive en el Sínodo, algo que ayuda a “discernir vías de acción para seguir construyendo el futuro junto a los jóvenes”.
“Vivimos los intercambios en un clima de oración en el que también el silencio tiene lugar”. “Tras cuatro intervenciones se llevan a cabo tres minutos de silencio”. “Veo que mi pensamiento evoluciona, se enriquece y se adapta a lo largo del Sínodo a tratar de caminar mejor juntos”. No se trata, añadió el cardenal, de “particulares individuos o grupos de personas”, sino de “la iglesia toda” la que saldrá vencedora, por haber encontrado “las vías de vivir mejor la pastoral con los jóvenes que están hoy con nosotros y que estarán mañana”. “Es un privilegio compartir esto con hombres y mujeres del mundo entero”. “Las próximas dos semanas serán seguramente muy interesantes”, aseguró.
El cardenal Gratias manifestó el impacto causado por la unicidad del mensaje de los jóvenes, quienes, dijo, “son distintos en todo el mundo, pero las aspiraciones son las mismas: escúchenos, tómennos en serio, permítanos cometer errores, confíen en nosotros, nos tomaremos la responsabilidad”.
Otro elemento destacado por el Cardenal fue el número de relaciones llegadas de los jóvenes que solicitan mejorar la liturgia: “hagan que a través de la liturgia experimentemos a Dios”, recordó el cardenal Gratias. “Estoy impresionado por las participaciones de los jóvenes. Han desafiado a la Iglesia a trabajar juntos”.
“Estoy impactada de este deseo de los obispos de ir adelante, de ‘mover’ las cosas”. Así se expresó la hermana Nathalie Becquart, narrando, también ella, la atmósfera de “extrema fraternidad”, que se vive en el Sínodo, que ha permitido “instaurar la confianza”. “La imagen es la de una barca en la cual estamos juntos para navegar en este mundo”. “En todas las intervenciones sentí verdaderamente, la humildad”, dijo. Y añadió que “la máquina sinodal ha navegado mar adentro y ahora buscamos juntos el recorrido”.
“Testimonio la Iglesia muy humilde que reconoce la dificultad y está en un recorrido de conversión”, dijo también la religiosa. “Hay algo de verdadero y auténtico y esto me da mucha esperanza. “Ellos (ndr. los jóvenes) quieren una Iglesia coherente, fuerte, que escuche, que sea relacional y dé esperanza. Por tanto debemos experimentar, en este proceso de discernimiento, teniendo en mente la escucha recíproca que es la clave de la evangelización de la Iglesia de hoy”.
“Esta Iglesia sinodal es la Iglesia que camina en la historia. En este sínodo caminamos juntos, hombres y mujeres”.
VATICAN NEWS
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