miércoles, 28 de febrero de 2018

Una breve historia de los Peajes

Por:  Gustavo Guerra García
A mediados de la década de los 60, en el Perú se instalaron los primeros peajes con el objetivo de mantener las Carreteras, principalmente las que pertenecían a la Red Vial Nacional. Los peajes se instalaron progresivamente en las vías de alta concentración de tráfico y nunca en donde el flujo era inferior a 400 vehículos, pues no tenía sentido poner casetas o barandas en vías de bajo tráfico en donde el costo del cobro del peaje podría superar lo que se hubiera recaudado. En la Panamericana y en las principales carreteras de penetración es donde se instalaron los primeros peajes y el objetivo de su recaudación era el mantenimiento rutinario (todos los años) y periódico (cada cinco años) de las vías. 
En el primer gobierno de Alan García los peajes que con mucho esfuerzo instaló el MTC se entregaron a las Municipalidades, pero no se les obligó a que la recaudación se destine al mantenimiento de las vías nacionales. El resultado fue catastrófico pues el MTC perdió los recursos corrientes para mantener las vías nacionales y al final del gobierno de Alan García las carreteras estaban en 75% en deterioro acelerado. La pérdida del cuantioso patrimonio vial fue muy negativo para el país pues el agro dejó de ser competitivo y nos llenamos de importaciones de alimentos. Como ejemplo, traer de Tarapoto a Lima una TM de arroz costaba más que traerla de Holanda.
A inicios de los 90, el Perú se endeudó para rehabilitar las carreteras nacionales. Antes y durante las obras de rehabilitación y reconstrucción, se desactivaron los peajes pues era una vergüenza cobrar por el mantenimiento de carreteras destrozadas. Tras las rehabilitaciones y cuando las vías habían recuperado su capacidad, se volvieron gradualmente a instalar las casetas de peajes sin mayores contratiempos. La referencia era una caseta cada 100 Km. 
En el segundo fujimorismo, los camioneros hicieron paros y lograron que el gobierno rebajara los peajes. Esa reducción generó que el déficit de mantenimiento alcanzara el 38% de los costos para el mantenimiento de las vías. En el año 2001, se inició un progresivo aumento de los peajes para alcanzar el punto de equilibrio de mantenimiento que fue interrumpido por razones políticas (miedo a posibles paros de transportistas). 
El aumento de los peajes para alcanzar el punto del equilibrio se dio entonces con el programa de concesiones que empezó en el año 2002 con la Red Vial N° 5 (Ancón-Pativilca). El diseño de los peajes dejó de ser sólo para el mantenimiento y pasó a ser un peaje que financiaba las inversiones futuras y el mantenimiento. Por el impacto del IGV y de la necesidad de repagar las inversiones futuras empezaron a elevarse los valores de las tarifas de peajes. En las primeras concesiones, la reducción del costo de operación vehicular era muy superior al costo del diferencial del aumento de los peajes y por eso no se generaron conflictos en el tema. 
Todo cambió cuando los intereses de Odebrecht y el cartel de empresas brasileras desprestigiaron el sistema de concesiones con el proyecto de la Interoceánica del Sur en donde el estado va a gastar US$5,000 millones en una obra que pudo costar entre US$600 y US$700 millones y en donde los beneficios sólo alcanzan los US$1,900 millones, según los estimados de estudios auspiciados por la propia Odebrecht. El segundo proyecto desprestigiador fue La Línea Amarilla que se queda con la caja lechera del 66% de los peajes de Lima y que debió tener al menos US$1,180 millones y la segunda gestión amarilla que firmó el contrato sólo comprometió US$530 millones. Estos proyectos que son los más entreguistas de la historia vial del país han destruido la imagen de los proyectos de concesión vial y de los peajes y será difícil encaminar nuevas concesiones en los próximos años.
También han contribuido a generar molestias con los peajes, los intentos de instalar casetas en medio del casco urbano de un distrito como Puente Piedra o en la salida de Chilca. En la salida de Chilca el MTC movió el peaje de modo de no perjudicar los desplazamientos locales de los vehículos, pero en Puente Piedra el alcalde amarillo, no sólo trato de poner el segundo peaje en un lugar inapropiado sino que lo hizo ilegalmente y antes de ejecutar la obra obligatoria del Ovalo canta Callao (que hasta ahora no se construye). El contrato especificaba que el peaje podría relocalizarse de modo de que capte el tráfico de larga distancia y no el tráfico urbano de desplazamientos de corta distancia, pero para favorecer a Odebrecht se instaló la caseta en el peor lugar para tratar de maximizar la recaudación. La respuesta de la población y de algunos transportistas fue contundente como lo fue en el caso de Ticlio. 
En resumen, los peajes tienen sentido cuando el objetivo es sostener las vías que han sido adecuadamente dimensionadas y generan que el ahorro del costo de operación vehicular sea muy superior al costo del peaje y ganen todos. No funcionan nunca cuando se perjudica a la población que realiza viajes de corta distancia o cuando los usuarios pierden. 
La idea principal es que los camioneros que son los principales usuarios de las carreteras paguen parte del mantenimiento y las inversiones, de modo de que no se destinen recursos de impuestos al mantenimiento sino a otros servicios sociales prioritarios. En mi opinión es justo cobrar peajes y que los que no son propietarios de vehículos (el 71% de la población) no paguen a través de impuestos el gasto de mantenimiento de las vías, pero esto tiene que hacerse con ciencia, técnica y con dialogo con la población. Y, principalmente, todos los usuarios tienen que ganar con las obras (privadas o públicas) en las que se paga peajes. Si no se hace bien, veremos más casetas incendiadas y más conflictos. El instrumento de los peajes se utiliza en todo el mundo, pero sólo funciona cuando es parte de una política pública sensata en beneficio de todos los actores participantes y no cuando se diseñan a favor de los contratistas y concesionarios.   

Indecopi: colegios no pueden exigir lista completa de útiles para inicio del año escolar

POR  
 ALEJANDRO TORRES NEGRÓN
En el marco de la campaña escolar “Al colegio con Indecopi 2018”, el organismo regulador recuerda a la ciudadanía que las instituciones educativas privadas no pueden exigir la entrega de la lista completa de útiles al inicio del año escolar, así como tampoco direccionar la compra de estos y de los uniformes a un determinado proveedor o a una marca específica, según lo establece la Ley 26549 o Ley de Centros Educativos Privados.
Asimismo, es importante precisar que ningún colegio particular puede condicionar la matrícula de los estudiantes a la compra de útiles, uniformes o pagos por concepto de Apafa, cuotas extraordinarias o adelanto de pensiones. Además, solo hay tres motivos que son obligatorios de pago en colegios privados: la cuota de ingreso (por única vez, cuando el alumno ingrese al centro educativo); matrícula (pago anual que no debe ser mayor a la pensión); y la pensión mensual (que no puede ser cobrada de forma adelantada).
También se encuentra prohibido que los colegios privados exijan cualquier tipo de cobro por conceptos distintos a los antes mencionados. Los colegios solo podrán requerir el pago de cuotas extraordinarias a los padres de familia, siempre y cuando cuenten con la autorización del Ministerio de Educación.
El Indecopi recomienda a los padres de familia comprar los útiles y el uniforme escolar en establecimientos formales. Además, verificar que los productos adquiridos contengan la información adecuada. Para ello, se debe leer siempre las etiquetas o rotulados de los útiles para conocer los datos del fabricante o importador, las instrucciones de uso, edad mínima del menor  que puede utilizarlos y las advertencias sobre los riesgos derivados de su uso y la manera de evitarlos.
Durante esta campaña, la institución ha puesto a disposición de la ciudadanía el correo electrónico colegios2018@indecopi.gob.pe, a través del cual los padres de familia podrán realizar sus denuncias anónimas, informando a la autoridad sobre algún hecho irregular o cobro indebido. Al respecto, se les recuerda que pueden adjuntar documentos, fotos o cualquier otro medio probatorio de la presunta infracción.  Además , pueden comunicarse a los teléfonos 224-7777 para Lima y 0800-4-4040 para provincias.
Estas acciones se suman al constante monitoreo de los mercados a fin de velar por el cumplimento de los derechos de la ciudadanía establecidos en el Código de Protección y Defensa del Consumidor.

Sanciones

Entre noviembre de 2013 y octubre de 2017, el Indecopi impuso 4 003 sanciones a 1 599 centros educativos particulares de educación inicial, primaria y secundaria, a nivel nacional, porque infringieron los derechos de los padres de familia y de los escolares. Del mismo modo, se aplicaron multas por un total de 3 671.8 UIT (unidades impositivas tributarias), que equivalen a aproximadamente 14 millones de soles.
Las principales conductas infractoras realizadas por los proveedores, en dicho período, fueron: direccionamiento en la compra de útiles y uniformes, no contar con el Libro de Reclamaciones y su respectivo aviso, cobro de cuotas extraordinarias o no autorizadas, fórmulas intimidatorias para el cobro de pensiones, exigencia de la presentación de la totalidad de útiles al inicio del año, entre otras.
Fuente: Indecopi

El Conjunto Nacional de Folklore nos trae “Colores de la memoria”

Foto: Conjunto Nacional de Folklore.
Foto: Conjunto Nacional de Folklore.
Durante los días 1 y 2 de marzo el Conjunto Nacional de Folklore ofrecerá al público esta nueva puesta escénica en dos presentaciones. El ingreso es libre.
Servindi, 27 de febrero, 2018.- Con una nueva propuesta artística el Conjunto Nacional de Folklore (CNF) regresa a los escenarios con su puesta escénica: “Colores de la Memoria”.
Dicho espectáculo se presentará los días 1 y 2 de marzo en el Teatro Municipal de Lima y en el auditorio de la Escuela Nacional de Control de la Contraloría General de la República, respectivamente.
“Colores de la Memoria” es una obra de música y danza basada en la cultura tradicional del Perú, tomando elementos como el color y el cuerpo como medios de expresión de la memoria ancestral.
Así, este espectáculo dedica su puesta a las expresiones como Navidad de Vilcanchos (Ayacucho), Auqa chileno (Cusco), Hatajo de negritos, Zamacueca y Fiesta de la patrona (Yurimaguas), entre otras.
Esta propuesta artística a su vez nos muestra como la sociedad, pese a la influencia de la modernidad, los conflictos sociales y el paso del tiempo, mantiene vigente su lenguaje y sabiduría ancestral.
Cabe destacar que el Conjunto Nacional de Folklore, desde la década de los setenta, representa al Perú a nivel nacional e internacional mostrando la riqueza musical y dancística del país, creando propuestas escénicas basadas en expresiones de nuestro patrimonio inmaterial.
Por sus filas han pasado grandes maestros del folklore peruano como Victoria Santa Cruz, Abelardo Vásquez, Jaime Guardia, Eusebio Sirio “Pititi”, Máximo Damián, entre otros.

Para asistir

“Colores de la Memoria” tendrá dos presentaciones.  El 1 de marzo a las 8 de la noche en el Teatro Municipal de Lima, ubicado en el Jr. Ica 377. Lima.
La segunda presentación será el 2 de marzo también a las 8 p.m. El espectáculo será en el Auditorio de la Escuela Nacional de Control, ubicada en Bartolomé Herrera 255, Lince.
Para ambas presentaciones, el ingreso es libre.

martes, 27 de febrero de 2018

TAWANTINSUYU: La Mascapaicha o la Corona del Inca


PERÚ FOLKLÓRICO

Al igual que las coronas en las culturas occidentales, los Incastambién tuvieron su símbolo de poder y este era la Mascapaicha.

LMascapaicha o Mascaipacha ("Borla imperial"), era el símbolo del poder imperial más importante del Sapa Inca y fue utilizada por primera vez por el Inca Pachacútec al fundar el Imperio Inca o Tawantinsuyu.   

Sólo el Sapa Inca podía ostentar la Mascapaicha, que le era ceñida por el Willaq Uma, el sumo sacerdote del Imperio. La ceremonia de coronación se llevaba a cabo cuando el Inca antecesor fallecía y era necesario que el auqui (príncipe heredero) asumiera sus funciones como nuevo Inca. Al nuevo Inca se le ceñía la Mascaipacha por el sumo sacerdote del imperio incaico en un acto solemne coronación en el templo de Coricancha en el Cusco.
La mascapaicha consiste en una borla de fina lana roja con incrustaciones de hilos de oro y plumas de corequenque (ave andino conocido también como. carancho andino) El Inca usaba la mascapaicha bajo su llauto. La Borla Imperial, por así llamarla, tenía cuatro mechones de lana, de tejido fino o cumbi, de color anaranjado, las cuales identificaban al Inca gobernante o Intiq Churin.
El llautu era una trenza de colores del ancho de un dedo que le daba 4 o 5 vueltas a la cabeza, esta era una indumentaria que sólo usaban los soberanos Incas, además llevaban dos plumas negras del ave Corequenque.
El heredero de la corona, por así decirlo, llevaba borlas o Mascapaicha de color amarillo y el color rojo distinguía al Inca reinante.
En las imágenes apreciamos una representación fílmica y una ilustración de la 
coronación Inca.

Significado de las plumas del corequenque
Las  plumas de color blanco y negro de esta mítica ave eran usados por ciertas indumentarias del Inca sujetas al llauto. Sirvió como insignia para los jerarcas del Imperio Incaico y en concreto para la mascapaicha o corona del emperador Inca.
Según la mitología andina, esta ave se relaciona con el Dios Wiracocha, (fuente de la vida) ya que fue su compañero alado con el nombre de Inti. Era un mago y mensajero, conocedor del presente y el futuro, por esta razón es que los incas sentían tanta admiración por las aves, tanto así que nombraban a sus santuarios con nombres de aves.
Garcilaso de la Vega en los comentarios reales nos cuenta; “traían los Incas en la cabeza, por tocado, una trenza que llaman llautu. Hacíanla de muchos colores y del ancho de un dedo, y poco menos gruesa. Esta trenza rodeaba a la cabeza y daban cuatro o cinco vueltas y quedaba como una guirnalda”.
Además agrega; “el primer privilegio que el Inca dio a sus vasallos fue mandarles que a imitación suya trajesen todos en común la trenza en la cabeza, empero que no fuese de todos colores, como la que el Inca traía, sino de un color sólo y que fuese negro”.
El dato
Su uso continuó durante la Colonia, identificando a la nobleza inca, en particular alAlférez Real de los Incas, durante los desfiles y procesiones de la ciudad del Cuzco. Las pinturas de la Escuela Cuzqueña también representaba al Niño Jesús vestido de Inca con este símbolo de poder en la cabeza.
Fuentes:es.wikipedia.org – Tierra de Chullos

Rafael Luciani: "Queremos colaborar con el proceso de reformas que lleva adelante el Papa Francisco"

CURSO ONLINE 'CLAVES PARA INTERPRETAR 'AMORIS LAETITIA' DEL BOSTON COLLEGE

"Rodríguez Zapatero ha perdido toda credibilidad para lograr una mediación" en Venezuela.


(José M. Vidal).- 'Claves para interpretar 'Amoris Laetitia' es el nombre del curso online que ofrece el Boston College para poner al alcance de cualquier persona, creyente o no, "los grandes temas que nos ofrece el el Papa Francisco en su Exhortación apostólica". Rafael Luciani, miembro del Equipo Teológico Pastoral del CELAM y Profesor de la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College, nos explica cuáles son los objetivos de esta iniciativa: "Queremos colaborar con el proceso de reformas que lleva adelante el Papa Francisco. Es un llamado a poner en práctica el Concilio Vaticano II".
¿En qué consiste el curso online 'Claves para interpretar 'Amoris Laetitia'?
Con este curso queremos profundizar los grandes temas que nos ofrece el Papa Francisco en la Exhortación Postsinodal "Amoris Laetitia", con el fin de comprender la centralidad del amor en la vida diaria. El amor define nuestra vocación como seres humanos, pero éste se expresa y encuentra de muchos modos. El curso quiere ofrecer criterios para discernir moralmente nuestros estilos de vida, teniendo en mente, como recuerda el Papa en la Exhortación, que la vida cristiana no se puede convertir en un moralismo asfixiante incapaz de acompañar e integrar a la mayor cantidad de gente y de situaciones posibles dentro de la Iglesia. Este curso se inscribe en lo que el Papa entiende como la reforma de las mentalidades, para que aprendamos a sanar las heridas de quienes viven en las periferias existenciales y abandonemos las actitudes de enjuiciamiento y condena que nos han hecho tanto daño. Esto se ve, con mucho dolor, en el maltrato que existe a las personas que viven en situaciones irregulares y no pueden acceder a los sacramentos de la reconciliación y la comunión, como veremos en el curso. Este es uno de los varios puntos controversiales que estudiaremos en el curso.
¿Quiénes son sus destinatarios?
La oferta de formación continua de la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College está orientada a toda persona, creyente o no. Son temas que nos ayudan a comprender mejor nuestras vidas y a asumir los grandes retos que tenemos que enfrentar en esta época. Más de 10.000 personas, procedentes de unos 30 países, han pasado por nuestros cursos. Entre los inscritos encontramos a Obispos, clero diocesano, religiosas y religiosos, agentes pastorales, y también muchísimos laicos que no pertenecen a movimientos eclesiales, pero quieren conocer más a fondo estos temas porque se sienten atraídos por el mensaje del Papa Francisco. Por eso invitamos a todos y todas a que se inscriban a través del portal.
¿Qué pretende el Boston College con un curso de estas características?
Queremos colaborar con el proceso de reformas que lleva adelante el Papa Francisco. Es un llamado a poner en práctica el Concilio Vaticano II. Por ello, los jesuitas del Boston College han querido invertir en este proyecto, para formar a tantas personas que no pueden acceder a una formación religiosa de este nivel, sea por la distancia geográfica donde residen o por las limitaciones financieras que puedan tener. Esto es también una manera concreta de apoyar a muchas parroquias e instituciones que no cuentan con programas de formación ya que requerirían personas bien calificadas y altos recursos económicos. La Universidad ha visto en este proyecto la extensión de su misión e identidad, como un modo de salir a la sociedad y fomentar el diálogo y el discernimiento de los problemas que más nos afectan.
¿Quiénes son los profesores?
Nuestros profesores son teólogos de las Facultades de Teología más importantes del mundo. Para el curso de Amoris Laetitia contamos con el aval de la Federación Internacional de Universidades Católicas, el CELAM, la Pontificia Universidad Gregoriana, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad Iberoamericana, el CISAV y la Unicap, entre otras. De este modo el Boston College ha querido asumir el llamado del Papa Francisco en la Veritatis Gaudium a crear puentes entre Facultades eclesiásticas con el fin de servir al bien común de la sociedad. Es una manera de poner los recursos académicos y financieros de estas Instituciones de gran prestigio al servicio de la formación religiosa y el crecimiento humano de todos y todas. Por ello, en este curso nos acompañan profesores de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y el Centro de Investigación Social Avanzada de Querétaro. Algunos de los profesores han participado en el Sínodo que dio lugar a esta Exhortación. En el portal del curso podrán ver la trayectoria académica y eclesial de cada uno de los profesores.
¿Tendrá una vertiente práctica en cuanto a proporcionar claves de lectura y criterios para la aplicación de la exhortación apostólica de Francisco?
Sí, hay temas que tratarán casos concretos y abordarán los textos más controversiales de la Exhortación. La idea es ayudar, lo más que podamos, a que las personas se acerquen al texto sin prejuicios, lo estudien y saquen sus propias conclusiones. Muchos que critican la Exhortación no la han leído ni estudiado, sólo repiten lo que los críticos del Papa Francisco dicen o publican en algunos medios de comunicación. Esta es una oportunidad para conocer la Exhortación de la mano de personas que se han dedicado a su estudio y que han participado en el Sínodo que dio origen a la misma. Además, se brindarán una serie de lecturas que permitirán complementar visiones y profundizar la reflexión a futuro. Hay muchas personas que siguen siendo excluidas sin razón alguna de la participación en la comunión eclesial plena, por lo que el curso tendrá una especial atención a lo que es la moral del discernimiento y el acompañamiento, para ayudar a sanar heridas y redescubrir la calidad humana de nuestra fe.
¿Cuál es, a su juicio, la razón última de las resistencias que la Amoris Laetitia está encontrando en los sectores eclesiásticos más conservadores?
El Papa Benedicto XVI criticó duramente al moralismo que existe en la Iglesia Católica. Decía que es una actitud que reduce el cristianismo a un simple juicio ético donde los razonamientos son de tipo blanco o negro. Esto ha creado que el cristianismo se vea como un ideal abstracto, inalcanzable, y que muchos curas se crean los dueños de las conciencias de los laicos. El Papa Francisco, cuando era Cardenal en Buenos Aires, siguiendo esta crítica hablaba de la moralina de los curas, o esa actitud que tiende a meter a todos en un mismo pote, a juzgar sin ofrecer salidas, a condenar antes que a reconciliar. Los que han querido convertir a la moral en dogma, hoy se encuentran con uno de los principios evangélicos más hermosos, pero duros de asimilar, como es el discernimiento moral de cada situación y de cada caso concreto. El mismo Juan Pablo II, a quien usan para criticar a Francisco, habló de la gradualidad de la ley, al entender que ninguna norma moral se puede generalizar, ni ser aplicada de igual manera a todos sin tomar en cuenta las circunstancias de vida de cada persona. De ser así perderíamos la centralidad de la dignidad humana y estaríamos invadiendo el fuero interno. En el fondo el problema radica en quienes siguen apegados a una pastoral de conservación basada en la sola sacramentalización de la vida de fe, y no ven la necesidad evangélica de generar una conversión pastoral de las estructuras eclesiales. Por eso, Francisco llama a construir una Iglesia en salida, sin clericalismos moralizantes, con personas capaces de ponerse en el lugar del otro y compartir sus sufrimientos. Llama a pensar la moral desde el discernimiento de cada caso, porque sólo así se pueden generar procesos de acogida e integración de todos y todas sin excepción.
En Chicago, acaban de lanzar también otra iniciativa sobre la 'Amoris Laetitia'. ¿Quiere eso decir que los cardenales O'Malley y Cupich se muestran públicamente como defensores de la AL?
La iniciativa nació del Cardenal Cupich en Chicago. Él convocó a algunos obispos y universidades en los Estados Unidos para que ofrecieran algunas conferencias sobre Amoris Laetitia. Esto muestra que, aún en las Iglesias más conversadoras, sí hay obispos que reconocen que Amoris Laetitia responde al Evangelio y actualiza el Concilio Vaticano II. Sin embargo, ha sido una iniciativa que aún no cuenta con el respaldo de la Conferencia Episcopal Estadounidense, ni el aval de las Arquidiócesis y Diócesis del país. La Iglesia en EE.UU. es una de las Iglesias locales más polarizadas y menos receptivas del proceso de reforma que lleva adelante el Papa Francisco, pues no logra salir de la sacramentalización como único camino de presencia en la sociedad. Hay Diócesis enteras donde lo que se ofrece en una parroquia católica es la misa y la catequesis, mientras que las parroquias protestantes ofrecen comida y alojamiento a los pobres e inmigrantes. Además de esto estamos hablamos de una Iglesia que en pocos años pasará a ser de mayoría hispana. Esto significa, en términos de Amoris Laetitia, que la realidad de la familia será un factor determinante si se quiere entender la especificidad de la cultura latina y el modo como ésta vive su participación eclesial.
¿Hay resistencias frente a la AL en otros sectores de la jerarquía USA?
Quienes critican la Exhortación alegan que es un documento pastoral y, por tanto, que no es normativo para la vida de la Iglesia. Lo mismo sucedió con el Concilio Vaticano II. Esto es propio de muchos movimientos y mentalidades neoconservadoras que buscan la restauración de un viejo orden de cristiandad que les devuelva poder y estatus. Pero en el fondo no se están oponiendo al Papa, sino a la aplicación del mismo Concilio Vaticano II que Francisco ha decidido poner en práctica. Esto es muy grave porque entonces están en conflicto modos de ser católico muy distintos, al punto que unos pueden ser católicos más no ser cristianos, es decir, vivir una religión sin Evangelio, sin seguimiento de Jesús, cerrados en una burbuja eclesial creyéndose los dueños de las conciencias de los demás. De ahí la importancia de entender que la Iglesia es misionera, que debe salir y tocar la realidad del otro, y esto es un mandato evangélico que lleva a la conversión personal y estructural. El gran problema para comprender Amoris Laetitia lo tienen quienes se han distanciado de la realidad concreta de las personas y predican una moral sin bondad ni compasión que mata toda esperanza en un proceso gradual de cambio. Para éstos la moral se ha convertido en ideología y ha dejado de ser sanadora de la vida.
Además de profesor del Boston College, es usted venezolano y profesor, asimismo, de la Universidad Andrés Bello de Caracas. ¿La situación de Venezuela empeora? ¿Hay riesgo de guerra civil?
Hace poco publiqué un artículo en la revista SIC del Centro Gumilla en Caracas, y que también salió en este portal. Se llama "El pecado estructural en la Venezuela de hoy". Ahí dejo ver la gravedad de la crisis, pero no sólo de la coyuntura actual, sino del proceso que hemos vivido en los últimos 18 años. Hay hambre en Venezuela y la gente se está muriendo por falta de medicinas. Es una realidad innegable y causada por el modelo ideológico político que se ha querido imponer desde una izquierda fracasada que no se quiere revisar. Sobre esto podemos tener opiniones encontradas, pero basta visitar las zonas más pobres o los hospitales, o recorrer farmacias, y descubrirán el drama terrible que estamos viviendo una gran mayoría. Sólo en estos últimos 5 años la pobreza ha subido a niveles superiores a los que teníamos antes de Chávez. Muy superiores. Hoy más del 70% del país vive en niveles de pobreza y hay un 80% de desabastecimiento de medicinas en todo el país. En la diócesis de La Guaira, cerca de Caracas, por poner un caso, más del 60% de los niños padece alguna forma de desnutrición. Nunca antes se había visto esto en Venezuela. Lo más triste es que el gobierno no permite el ingreso de Caritas Internacional sabiendo que envían las medicinas que necesitamos.
¿Qué opina del papel que está jugando en Venezuela el ex presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero?
Es muy triste, como ser humano y como político. Monseñor Marío Moronta declaró algo que comparten todos los Obispos venezolanos, que el ex-presidente español Rodríguez Zapatero apoya al gobierno y ha perdido toda credibilidad para lograr una mediación.
Lo triste es que una persona tan importante como él se haya prestado para esto cuando hay gente que está muriendo a diario o que son perseguidas por sus posiciones políticas. Él pudo haber hecho algo para cambiar este drama. Ahora pasará a la historia como alguien que contribuyó a consolidarlo.
No hace mucho tiempo que estuvo usted con el Papa en Roma. ¿A Francisco le preocupa la situación de Venezuela?
Claro que le preocupa, aunque muchos sienten que no ha sido lo suficientemente explícito en el tema humanitario. En las relaciones internacionales hay que reconocer que fue el Papa Francisco, a través de su secretario de Estado y ex-Nuncio en Caracas, el Cardenal Parolín, quien puso las condiciones que el gobierno no quiere cumplir, lo que desencadenó un fuerte rechazo internacional en contra del régimen. El Vaticano exigió el llamado a elecciones generales, la renovación del Consejo Nacional Electoral, el reconocimiento de la única Asamblea Nacional elegida popularmente y la apertura del canal humanitario. Esto es lo que hasta hoy la oposición también sigue reclamando.
El gobierno no sólo ha negado cada una de estas condiciones, sino que también instaló de facto a una Asamblea Nacional Constituyente con poderes supra-constitucionales y ha destituido a algunos gobernadores opositores que no han querido juramentarse ante esta Asamblea inconstitucional. También es importante reconocer que el Papa, como Jefe de Estado, aún no encuentra un interlocutor único de parte de la oposición, mientras que el gobierno sí lo tiene.
La posición de la Conferencia Episcopal Venezolana recibió un fuerte espaldarazo del Papa cuando éste les dijo que la voz de los obispos en Venezuela era la voz del Papa. Esta posición no es un juego de palabras. En el proceso actual de reformas eclesiales que lleva Francisco se prevé dar mayor poder y autonomía a las Conferencias Episcopales locales. Normalmente, en pontificados anteriores, muchas directrices políticas venían de Roma y los obispos locales sólo debían seguirlas. Ahora el Papa quiere que las Iglesias locales asuman su posición de liderazgo, como debe ser, ya que son ellas las que conocen y padecen los problemas y pueden llamar a generar cambios. El Papa, en este caso, apoyó a los obispos venezolanos manifestando su profunda comunión con todo lo que han dicho del actual régimen, al punto que el Vaticano, junto a los Obispos venezolanos, fueron los primeros en no reconocer a la actual Asamblea Nacional Constituyente impuesta por el régimen y en pedir condiciones claras antes de ir a cualquier proceso electoral. Queda el reto en la oposición de manifestar su madurez asumiendo una posición unitaria y coherente.

Salario mínimo (y otras cuestiones) en debate

Por: Enrique Fernández–Maldonado Mujica
Vuelve el trabajo al centro de la agenda política del país. La semana pasada se discutió con intensidad y polémica dos asuntos claves e ilustrativos de nuestra idiosincrasia laboral. 
Por un lado, el presidente Kuczynski declaró que el gobierno evaluaría un aumento del salario mínimo. No habló de cifras, pero no tardaron las voces discordantes en poner paños fríos y cuestionar la medida. El primero fue el presidente de la CONFIEP, Roque Benavides, quién sentenció que aumentar la remuneración mínima incrementaría la informalidad laboral. Esta idea se repitió hasta el cansancio en medios, sin ofrecer mayores fundamentos. Incluso la revista Semana Económica llegó a calificar de “populismo” el anuncio, insinuando que la medida correspondía más a  “la irresponsabilidad económica de la izquierda” que a la naturaleza de un gobierno “ortodoxo”
Por esos mismos días, la Comisión permanente del Congreso decidió aprobar en primera votación un proyecto que modifica la legislación laboral sobre modalidades formativas para promover la adquisición de experiencia laboral en los estudiantes de institutos técnicos, pero que en la práctica pretendía legalizar el trabajo gratuito de media jornada por un periodo máximo de tres años. El dictamen “express” (aprobado sin debate ni la opinión técnica de las instituciones competentes, como el MTPE y la SUNAFIL), no sólo evoca la tristemente célebre Ley Pulpin, derogada hace tres años por la protesta social, sino que activó prontamente la resistencia ciudadana frente a lo que ha sido considerado la “ley del esclavo juvenil”2
Ambos hechos responden a lo que hemos denominado, grosso modo, como “fujimorismo laboral”. ¿A qué nos referimos con ello? Básicamente, a un tipo de pensamiento que subordina la persona, es decir, al trabajador y el valor del esfuerzo realizado, a la lógica del capital. Esto es: que ubica a la inversión privada como eje y objetivo único de la política económica y laboral. Esta forma de concebir las relaciones de trabajo viene de los años noventa y ha calado profundamente en amplios sectores de la sociedad. Es transversal a todos los ámbitos de la actividad económica donde se dan relaciones de trabajo bajo este modelo. Y persiste a pesar de las movilizaciones ciudadanas en defensa de los derechos laborales registradas en los últimos años, pero que no han derivado en un movimiento social transformador de las relaciones laborales en el país. 
El fujimorismo laboral –entendido como la “particularidad” peruana de una forma de entender el valor del trabajo, tan universal como el propio capitalismo–, se expresa en el consenso generalizado que existe en (casi) toda la clase política y buena parte del empresariado, que asume la figura del “cholo barato” como necesaria, e incluso como la único posible, para garantizar el crecimiento económico y la inversión privada. Modelo que se resume en la homologación del concepto de derechos laborales con el sonsonete de “sobre costos” laborales.  
Esta concepción hegemónica de las relaciones laborales se refleja en la continuidad (sin cuestionamientos) del andamiaje laboral impuesto durante el gobierno autoritario de Alberto Fujimori, vigente a pesar de su rotundo fracaso para promover el empleo adecuado y formal de manera sostenible. Ni la transición democrática iniciada el 2000, ni el Acuerdo Nacional firmado el 2002, lograron establecer las condiciones políticas necesarias para revertir una legislación que recibió duras “observaciones” de los órganos de control de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por afectar derechos de los trabajadores y que debía remplazarse por una nueva Ley General del Trabajo, que además de ordenar y simplificar el engorroso corpus laboral, devolviera garantías y derechos a los trabajadores. Sucedió todo lo contrario. Los gobiernos democráticos  profundizaron el esquema flexibilizador bajo la forma de regímenes “especiales” para sectores claves de la economía (agroexportación, micro y pequeñas empresas, etc.), introduciendo un estándar inferior al contemplado en el (también precario) régimen general, acentuando la asimetría entre el poder de control empresarial de las relaciones laborales, y la capacidad de agencia de los trabajadores.
La “Ley Bartra” resume esta concepción del trabajo inherente al fujimorismo laboral. Sin embargo, el “contrabando ideológico” (hacerles creer a los jóvenes que trabajar gratis representa una experiencia que los beneficiará como futuros trabajadores) quedó al descubierto. Las reacciones en las redes y en las calles probablemente conlleven el encarpetamiento definitivo de esta iniciativa. Pero los reflejos antilaborales están ahí, a la espera de un mejor contexto para imponerse y legitimarse.
Lo que tendrá que resolver PPK, si puede…
¿Se debe o no incrementar el salario mínimo, actualmente en 850 soles? ¿A qué monto debe ascender el aumento? Las respuestas dependerán de quienes las enuncien y lo que se busque con una medida como esta. 
Por el lado empresarial, la Cámara de Comercio de Lima (CCL) adelantó una cifra, equivalente a 41 soles, como monto máximo para el aumento, pues consideran que el salario mínimo no debe superar los 900 soles.  Por el lado de las centrales que participan en el Consejo Nacional de Trabajo, se plantea que la remuneración mínima se equipare al costo actual de la canasta básica familiar, aproximadamente 1,500 soles. Ciertamente un monto que permite apenas una “calidad” vida bastante modesta y precaria, pero que en la práctica representa un incremento del 76%, difícil de asumir –en el corto plazo– para un número importante de micro empresas que emplean a un sector importante de trabajadores con remuneraciones iguales o cercanas al mínimo vital.
Así, con posiciones como las expuestas, la posibilidad de un acuerdo al nivel del CNTPE se complica. Si por un lado las centrales sindicales plantean incrementos que sus pares empresarios difícilmente acepten, al otro lado de la mesa el representante del máximo gremio empresarial niega de saque cualquier aumento. En medio queda el gobierno enfrentado a una demanda laboral que no estaba en la agenda, pero cuya sola mención ha ahondado la distancia con sus antiguos aliados empresariales. ¿Qué hacer?
Una posible salida es institucionalizar los criterios consensuados por el CNTPE el 2007 para fijar el monto de la remuneración mínima. La aprobación de la denominada “formula gatillo” permitiría ajustes periódicos en función de la evolución de la productividad laboral y la inflación. De esta forma los aumentos del salario mínimo tendrían cierta predictibilidad y regularidad. Y permitiría reducir los riesgos de “politización” de la discusión.

Un elemento a considerar para aumentar el mínimo está relacionado con su impacto en el funcionamiento del mercado interno. Un incremento del salario mínimo implicaría mayor liquidez en los bolsillos de los trabajadores, potenciando su poder adquisitivo y promoviendo el consumo de bienes y servicios. Una formula segura para dinamizar la industria y reactivar la economía local. En eso deberían estar de acuerdo empresarios y políticos con una visión pragmática del asunto, pero…
Están quienes se oponen al aumento citando documentos de mediados de la década pasada3, donde se señala que un incremento del salario mínimo implicaría (aunque mínimamente)  “la probabilidad de que se pierdan puestos de trabajo entre los trabajadores del sector informal que ganan cerca del salario mínimo y que crezca el desempleo entre los trabajadores del sector formal que ganan alrededor de la remuneración mínima, pero en una menor proporción”4. 
Sin embargo, estudios más recientes encuentran que, en contextos de crecimiento económico (como el experimentado entre el 2004 y 2012), los incrementos del salario mínimo no han significado mayor impacto en la tasa de informalidad ni han implicado un crecimiento del desempleo en el sector formal5. Sino todo lo contrario: han incidido positivamente en los ingresos promedio de los sectores formal e informal, convirtiéndose en un instrumento de referencia para las negociaciones salariales en el conjunto de sectores económicos del país. 
Semana Económica. “PPK y los riesgos del populismo”. 19 de febrero del 2018. Disponible en: https://goo.gl/GZNkMr 
La República en su portada del 22 de febrero de 2018. https://goo.gl/Z7S3QM
3 Los estudios que se citan son: Nikita Céspedes. “Efectos del salario mínimo en el mercado laboral peruano” (BCR, 2005) y Miguel Jaramillo y Kristian López. “¿Cómo se ajusta el mercado de trabajo ante cambios en el salario mínimo en el Perú?” (GRADE, 2006).
Rosales, Juan. “Alza del sueldo mínimo. ¿Se justifica su aplicación?”. En Semana Económica. 19 de febrero de 2018. Disponible en: https://goo.gl/XuDcHN
5 Cuadros, Fernando, y Sergio Quiñones. “Aportes al debate en torno al incremento de la remuneración mínima vital”. En: FORSETI, N° 1. Lima, 2015. Pp. 116-133.