viernes, 16 de febrero de 2018

Un Ayuno auténtico: preocuparse por ayudar a los demás

Diálogo con Jesús
Padre amado, quiero pedirte hoy que me ayudes a realizar los planes que tengo y tener claridad mental para saber sobreponerme a cada situación. Que pueda tomar las mejores decisiones. Te amo y quiero confiarte a cada una de las personas con las que hoy voy a encontrarme. Dale paz a mi corazón para actuar de la mejor manera y que tu luz brille a través de mí. Gracias por tu actuación poderosa en mi vida y por las gracias que me das para aliviarme el sufrimiento. Confío en que ahora me bendices y no dejarás que caiga derrotado ante ningún problema que se me presente. Amén
Evangelio del día: Un Ayuno auténtico: preocuparse por ayudar a los demás
Mateo 9,14-15 - Viernes de Ceniza - Cuaresma: Llegará el momento en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán

Evangelio según San Mateo 9,14-15

Cuando le quiten al esposo entonces ayunarán: "En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?". Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero llegará el momento en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán". Palabra del Señor.

Reflexión del Papa Francisco:

El Profeta Isaías ya había descrito con claridad cuál era el ayuno según la visión de Dios: "Soltar las cadenas injustas", "dejar en libertad a los oprimidos", pero también "compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo", "cubrir al que veas desnudo".
Aquél es el ayuno que quiere el Señor... Ayuno que se preocupa por la vida del hermano, que no se avergüenza -lo dice el mismo Isaías- de la carne del hermano.
Nuestra perfección, nuestra santidad va delante con nuestro pueblo, en el cual hemos sido elegidos e insertados. Nuestro acto de santidad más grande está precisamente en la carne del hermano y en la carne de Jesucristo.
El acto de santidad de hoy, nuestro, aquí, en el altar, no es un ayuno hipócrita: es no avergonzarse de la carne de Cristo que hoy viene aquí. Es el misterio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. Es ir a compartir el pan con el hambriento, a curar a los enfermos, los ancianos, aquellos que no pueden darnos nada a cambio: no avergonzarse de la carne, es eso.
Esto significa que el ayuno más difícil es el ayuno de la bondad. Es el ayuno del que es capaz el Buen Samaritano, que se inclina sobre el hombre herido, y no es aquel del sacerdote, que mira al mismo desventurado pero sigue adelante, quizás por miedo de contaminarse.
Y entonces, ésta es hoy la propuesta de la Iglesia: ¿me avergüenzo de la carne de mi hermano, de mi hermana?. Cuando doy limosna, ¿dejo caer la moneda sin tocar la mano? Y si por casualidad la toco, ¿la retiro de inmediato? Cuando doy limosna, ¿miro a los ojos de mi hermano, de mi hermana? Cuando sé que una persona está enferma, ¿voy a encontrarla? ¿La saludo con ternura?
Hay una señal que tal vez nos ayudará, es una pregunta: ¿sé acariciar a los enfermos, los ancianos, los niños o he perdido el sentido de la caricia? ¡Aquellos hipócritas no sabían acariciar! Se habían olvidado...
No avergonzarse de la carne de nuestro hermano: ¡es nuestra carne! Seremos juzgados por el modo en el que nos comportamos con este hermano, con esta hermana. (Homilía en Santa Marta, 7 de marzo de 2014)

Oración de Sanación

Mi Dios, gracias por la vida y el amor, por las bendiciones que has derramado sobre mí que me han ayudado a crecer en generosidad abriendo mi corazón.
Necesito de las armas que me has dejado: ayuno, oración y penitencia para que mi espíritu se haga fuerte y no caiga en las oscuras trampas del mundo.
Ha llegado el momento del practicar el poder del ayuno y retomar mi vida de oración. Tu fuerza espiritual presente en cada Eucaristía me ayudará en este camino.
Quiero vigilar mi alma a tiempo y destiempo, porque para el enemigo malo, todo momento es propicio para verme caer y desviarme de tu Reino de vida.
Oh mi Señor, protégeme de toda maldad que me aseche. Que tu Espíritu me acompañe en mis luchas y no me deje rendir en el momento de la prueba
Toma el control de mi vida. Te entrego cada uno de mis sueños. Haz que mi corazón se serene y mis pensamientos se equilibren entre la fe y la razón.
Ven, amado de mi alma, dulce huésped celestial, dame la valentía y la fuerza para salir victorioso de los embates del mundo que buscan ensimismarme.
Dame un corazón nuevo, generoso y abierto a la compasión para que pueda colaborar en tu proyecto de redención y ser dadivoso en retribución. Amén

Propósito de hoy

Haré el sacrificio de este ayuno por amor a Jesús, y lo que ahorre este día en comida lo donaré en ofrendas a la Iglesia o a otras obras de caridad.

Frase de reflexión

"A veces ni siquiera conocemos a los vecinos de casa: esto no es vivir como cristianos". Papa Francisco

Video reflexión para hoy

 
Quítame toda sensación de angustia, dolor y miedo 

PÍLDORAS DE FE

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