
Sus novelas tienen gran contenido social y humano, Alegría denuncia en todo momento la injusticia y maltrato de la población originaria de estas latitudes. Sus temas centrales son la lucha ancestral por la posesión de la tierra y el descontento de gran parte de la población con la repartición final de las mismas.
Antes de llegar a la ciudad de Trujillo, Ciro Alegría vivió un proceso de aprendizaje que se considera una etapa clave para llegar a comprender la dirección que tomará en el futuro su obra literaria. La serpiente de oro, Los perros hambrientos y El mundo es ancho y ajeno, sus obras capitales, no pueden llegar a ser descifradas si no se analizan desde la perspectiva de lo que significó su experiencia personal en la Hacienda Marcabal Grande donde vivió durante la niñez y la adolescencia.
Ciro Alegría era un estudiante adolescente secundario, de tan solo 17 o 18 años, cuando fue influenciado por la fuerza del discurso del filósofo Antenor Orrego, quien en su época había llegado a convertirse en todo un símbolo del pensamiento trujillano.
Alegría tuvo un rol muy activo en la revolución de Trujillo del año 1932. Tanto en los preparativos de la insurrección que se habían iniciado desde mediados de 1931, como también en los eventos mismos de la defensa de la ciudad ante el ataque de las fuerzas del Ejército, el indigenista peruano organizó de manera eficaz las tareas que le fueron asignadas. Este capítulo permaneció siempre vivo en la mente, corazón y pensamiento de Ciro Alegría, razón por la que no sorprende que, con el pasar de los años y aun cuando se había distanciado del Partido Aprista Peruano, intentara narrar estos acontecimientos en su novela Lázaro del año 1953.
Falleció el 17 de febrero de 1967, a los 57 años, tras padecer muchos dolores producto de un derrame cerebral. Nada hacía pensar que este eximio escritor moriría porque se encontraba con buena salud cuando falleció de manera sorpresiva.
Ciro Alegría fue un novelista lírico muy interesado por el acontecer regional. Al estilo del francés Marcel Proust, Alegría vivió y escribió pensando en el pasado, observándolo y expresándolo como si se tratara del tiempo presente que vivimos.
La visión de Alegría, de la cual quedó impregnada toda su obra literaria, es de solidaridad para con los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Siempre será importante contar con un narrador de historias tan agudo como él para que, incluso cuando creamos que se ha alcanzado el nivel más alto de bienestar, no se deje de pensar en una sociedad más justa.
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