Hemos venido sosteniendo desde hace un tiempo el desacople entre la velocidad de los tiempos tecnológicos que impulsa sin dudas la globalización y la lentitud del sistema educativo. Es decir se fue creando una cultura de la habilidad en el uso de las nuevas tecnologías que no necesariamente reflejan una mayor educación, es decir una mayor cultura como personas libres.
El debate por la llamada "batalla por la educación" ha quedado atrapada a nuestro entender en dos polos que lo alejan del verdadero problema: a) abordar la cuestión educativa como un tema económico de gasto o inversión en base a la lógica del mercado o b) abordar la cuestión educativa encapsulándola a una mera lógica de herramientas didácticas. Aclaramos que la Didáctica es una rama de la Pedagogía-consistente en el cómo enseñar-, pero que fue hegemonizando a la Ciencia de la Educación, un caso análogo al de las Finanzas con la Ciencia Económica.
Cuando parecía que nos invadía un espíritu pesimista, en nuestro caso en carácter de docente egresado de una Universidad Católica (Universidad del Salvador, BsAs), sale a luz el 8 de diciembre de 2017 y publicada el 29 de enero de 2018 la nueva Constitución Apostólica del Papa Francisco "Veritas Gaudium”, referente a cómo encarar desde la Educación a este verdadero cambio epocal y no cambio de época.
Y justamente el Papa Francisco lleva al fondo del problema con su estilo directo, comprometido y sin evasiones. No realizaré -sería una falta de respeto- un análisis pastoral doctrinario de la "Veritas Gaudium"-La Alegría de la Verdad-, en la cual hace un nexo con la Exhortación Apostólica “El Evangelio de la Alegría" y con "La Laudato Si".
Trataré de rescatar los aportes, por supuesto se me escaparán muchos, en que el Papa nos brinda luz.
Evidentemente el Papa no se deja avasallar por las grandes luces de la globalización que benefician a una minoría: “Frente a los grandes cambios de nuestra época, frente a la crisis antropológica y medioambiental, se necesita cambiar el modelo de desarrollo. El problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos. Esta enorme e impostergable tarea requiere, en el ámbito cultural de la formación académica y de la investigación científica, el compromiso generoso y convergente que lleve hacia un cambio radical, más aún (me atrevo a decir) hacia una valiente revolución cultural".
Aquí podemos observar cómo advierte sobre la ausencia de liderazgo para llevar a cabo un nuevo modelo de desarrollo porque carecemos todavía de la cultura para que germinen esos nuevos actores. Y por el otro lado, va directamente al grano sobre rol de la Universidades católicas y el compromiso integral, y en este plano, su pensamiento es potente porque no ahorra críticas. Y esto llena de fortaleza, porque nos brinda la fuerza interior para seguir sin bajar los brazos, ya que en mi caso como estudiante universitario de grado y posgrado en universidades católicas conozco en persona castas de docentes, decanas o ex decanos, famosos por su falta de compromiso científico y vocación, sin diferenciarse de las élites liberales. Esto exigirá asimismo a las universidades públicas a un repensar en serio de la Reforma del 18 en su centenario y que no sea a la inversa, que la Reforma del 18 sea la bandera para mantener privilegios. El Papa desafía cuando dice directamente, necesitamos una revolución cultural.
Nos parece importante, cuando señala que el conocimiento no debe fragmentar: "...el hombre es capaz de llegar a una visión unitaria y orgánica del saber. Este es uno de los cometidos que el pensamiento cristiano deberá afrontar a lo largo del próximo milenio de la era cristiana".
Únicamente un saber holístico nos salvará de poseer una antropología cristiana con esperanza, y no repetir el pesimismo tan de moda de Z.Bauman de la "sociedad liquida”. Y ella pasa por la búsqueda de la Verdad que es Jesucristo. Y en este ítem, el Papa nos dice:"... necesitamos pensadores profundos que busquen un humanismo nuevo, el cual permite al hombre moderno hallarse a sí mismo."
Y como prueba de lo que digo, del deber de las Universidades católicas -muchas de ellas castas privilegiadas y cunas del neoliberalismo y otras por supuesto que no- el Papa no tiene contemplaciones: “Ha llegado el momento en el que en los estudios eclesiásticos y Universidades católicas reciban esa renovación sabía y valiente que se requiere para una transformación misionera de una Iglesia en "salida".
Por supuesto que nos invita al desafío a la Iglesia como pueblo de Dios: “En efecto. La tarea es vigente con nuestro tiempo consistente en que el Pueblo de Dios se prepare a emprender con espíritu una nueva etapa de la Evangelización. Esto requiere un proceso decidido de discernimiento, purificación y reformas. Y dentro de ese proceso, la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamado a jugar un papel estratégico".
No nos consideramos para nada expertos en Teología, pero vemos un clero desactualizado en muchos aspectos, y con un alto clero sin nexo con la realidad -en muchas ocasiones, y en otras admirables ejemplos de compromiso-y un bajo clero que confunde pobreza con indigencia, por deformación ideológica que incluso, en no pocas ocasiones se hacen rifas para comprarle una campera en invierno. Esta desviación de un "cristianismo de izquierda" ya residual de las viejas épocas, no tiene nada que ver con los "pastores olor a oveja" de la periferia que habla el Papa. También, observamos un descuido de las Diócesis con respecto al Colegio Primario y Secundario, que se autodenominan católicos, y solo tienen de católicos rezar el Padre Nuestro y el Ave María. Francisco nos señala a todos.
En suma, el Papa Francisco acudiendo a su formación jesuítica es el primero en nuestra opinión, que sin negar la globalización se resiste a que la tecnología deshumanice al hombre, sino que se armonicen, brindándonos una hoja de ruta en el principal campo: la educación.
"Cambio radical de paradigmas que lleve a una valiente revolución cultural” (http://www.lastampa.it/2018/01/29/ )
Miguel Ángel Barrios -Argentina- es doctor en educación y en ciencia política. Autor de reconocidas obras sobre América Latina.
https://www.alainet.org/es/articulo/190944
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