viernes, 17 de agosto de 2018

¿Qué hubiera pasado si Túpac Amaru II hubiera triunfado al frente de su ejército rebelde?

PERÚ FOLKLÓRICO



La gran rebelión iniciada el 4 de noviembre de 1780 fue derrotada y reprimida con crueldad extrema y hay quienes se preguntan ¿qué hubiera pasado si Túpac Amaru II y su compañera y lugarteniente, Micaela Bastidas, hubieran triunfado al frente de su ejército indígena? Los historiadores Antonio Zapata y Nelson Manrique, y el analista Gustavo Espinoza, responden a esta interrogante.

Por Manuel Robles Sosa*
Perú celebró el pasado 28 de julio el 197 aniversario de la proclamación de su independencia, fecha que motiva siempre reflexiones históricas y sociales sobre el tránsito de virreinato a República criolla, así como en torno al componente indígena, fundamental e indeleble, de este país de todas las sangres.

Y muchos recuerdan que, mucho antes de aquella fecha, la rebelión de Túpac Amaru IIsacudió al poder colonial, al punto que no son pocos los que creen que ese fue el punto de partida de la independencia.
La gran rebelión iniciada el 4 de noviembre de 1780 fue derrotada y reprimida con crueldad extrema y hay quienes se preguntan ¿qué hubiera pasado si Túpac Amaru II y su compañera y lugarteniente, Micaela Bastidas, hubieran triunfado al frente de su ejército indígena?
El portal Prensa Latina planteó la pregunta a los historiadores Antonio Zapata y Nelson Manrique, y al analista Gustavo Espinoza, quienes, además de responderla, coincidieron en señalar que, más de dos siglos después, José Gabriel Condorcanquisigue siendo símbolo de lucha y de rebeldía.
'Es difícil saber qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, pero, especulando, quizá Túpac Amaru se hubiera proclamado inca y hubiera dado curso a un retorno al Tawantinsuyu (nombre quechua del Imperio de los Incas)',dijo Zapata.
Pero, advierte, sería 'un Tawantinsuyu muy modificado por una composición étnica muy diferenciada, por ejemplo porque en uno de sus primeros decretos, Túpac Amaru liberó a los esclavos y en su núcleo dirigente había criollos y mestizos; es decir, podemos pensar que no hubiera sido un Tawantinsuyu puramente indígena'.
En ese hipotético escenario, indicó, no se hubieran separado el Perú de Bolivia. Habría habido una nación de fuerte raíz indígena pero integrando negros, mestizos y posiblemente criollos. Eso quería Túpac Amaru.
'Quizá no hubiera habido república sino Tahuantinsuyu revivido. Sea cual fuere la forma de gobierno, ciertamente habría mayor integración social y étnica, las provincias del sur habrían sido más fuertes y Lima menos importante', prosiguió.
Zapata anota que se debe tener en cuenta que una cosa era lo que quería el líder y otra cosa lo que querían sus tropas, que en la lucha arrasaron con propiedades y vidas de criollos tanto como de españoles; las tropas no distinguían lo que era importante para los dirigentes, acotó.
'Así que podemos pensar que hubiera habido tensiones entre los jefes, más políticos, y la furia de las masas. Si las tropas arrasaron con todo lo occidental que encontraron al frente, ¿cómo hubiera acabado la tensión entre el liderazgo y la tropa? Es algo muy difícil de saber', añade.

Para Nelson Manrique, si bien Túpac Amaru comenzó su lucha con pedidos de reformas y denuncias de abusos dirigidas al Rey de España, a medida que el movimiento evolucionaba y se radicalizaba, lanzó la propuesta de restablecer el Imperio de los Incas.
Pero, acota, hablaba de 'un imperio de los incas que incluiría a los indios, a los mestizos, a los negros, a los criollos y también a la iglesia católica', como propuesta alternativa a la de la colonización.
Destaca que, con esas banderas, la rebelión tuvo gran resonancia y se extendió hasta el Alto Perú (hoy Bolivia) y tuvo repercusión en el norte de Argentina.
Según Manrique, de haber obtenido la victoria, el movimiento hubiese cambiado el equilibrio demográfico e impedido que se produjera una anomalía, que Perú es la única república andina que tiene su capital en la costa.
Explica que la capital histórica del Imperio de los Incas era Cusco, enclavada en el corazón de los andes, pero la organización de la economía colonial requería un gran puerto y se puso como capital del Virreynato a Lima, por el puerto del Callao.
Con Túpac Amaru triunfante -apunta- se hubiera constituido un polo social, político, administrativo y militar con mucho mayor peso de los andes y del componente indígena americano.
'Creo que el derrotero andino hubiese sido más marcado en caso de un triunfo deTúpac Amaru que, además, hubiera influenciado el desarrollo histórico del resto de América Latina', asevera.
'Lo que siguió a la derrota de Túpac Amarufue el triunfo de un movimiento criollo -de hijos de españoles- que se sentía heredero de la colonización española e hizo una revolución política al sustituir al virreinato por una república, pero no una revolución social porque no estaba interesado en desmantelar las estructuras coloniales de dominación, sino simplemente en heredarlas', recuerda.
El historiador señala que era inevitable la oposición de poderosos grupos económicos criollos que se habían desarrollado gracias a la vinculación con Inglaterra a través del contrabando que llegaba desde los puertos de Buenos Aires y Caracas, donde se robustecían burguesías comerciales criollas fuertes.
Hubiera sido previsible, por tanto, que los criollos harían resistencia al movimiento indígena triunfante y posiblemente la guerra hubiera sido más claramente entre criollos e indios.
Considera que era poco viable la ilusión de Túpac Amaru de atraer a su movimiento a los criollos, que hubieran optado por la corona española, por continuar los vínculos coloniales y sería especular demasiado plantear hasta donde podría haber llegado esa confrontación.

Para Manrique, hasta hoy 'Túpac Amaru es un símbolo de resistencia anticolonial,de afirmación de identidad americana, propia, original; de la convocatoria a una unidad amplia, no solo de los pobladores originarios sino de quienes llegaron a estas tierras y que comparten una situación común de explotación, de opresión; significa un llamamiento a la unidad de los pueblos'.
Gustavo Espinoza hace notar que Túpac Amaru II recogió el legado de lucha de otros líderes nativos rebeldes que combatieron al invasor desde el inicio de la conquista,Calcuchímac, Manco II y, en la segunda mitad del siglo XVI, Túpac Amaru Icuyo nombre adopta José Gabriel.
Y está convencido de que, en el mejor momento de su lucha, Túpac Amaru II pudo haber alcanzado la victoria, pues la historia registra que sí, siguiendo el consejo de su esposa Micaela, hubiese dirigido sus huestes hacia la ciudad de Cusco, en lugar de tomar otro rumbo, la hubiese tomado con facilidad y afirmado allí un vigoroso proceso social que asomaba imbatible'.
'Hoy se dice que si la Independencia de América se hubiese afirmado a partir de triunfo de la insurgencia tupacamarista, distinto habría sido el escenario peruano, y diferente también la suerte de todo el continente', señala.
En opinión de Espinoza, en tal caso, la Independencia del Perú se hubiera proclamado en Cusco y no en Lima, en 1780 y no en 1821 y hubiera sido resultado de la victoria de un ejército autóctono y no consecuencia de las corrientes liberadoras externas.
'La capital habría sido la misma del Imperio, y el Poder efectivo hubiese no sido ejercido por una casta criolla, oportunista y ambiciosa, sino por una fuerza india de singular valor. Y la huella del movimiento emancipador peruano se hubiese extendido en América para complementarse luego con el accionar valeroso de San Martín y Bolívar', expresa convencido.
Sobre la vigencia del rebelde, plantea que el futuro de América Latina estará ligado siempre a su ejemplo combatiente. 'Túpac Amaru volverá en el escenario continental y sus grandes ideales coronarán el esfuerzo de las nuevas generaciones', asegura.
*Corresponsal de Prensa Latina en Perú.
Fuente: Este artículo fue publicado originalmente en www.prensa-latina.cu
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