Compartimos la carta del expresidente Ollanta Humala.
Lima, 19 de noviembre de 2018
Excelentísimo Señor
TABARÉ VÁSQUEZ ROSAS
Presidente de la República Oriental de Uruguay
TABARÉ VÁSQUEZ ROSAS
Presidente de la República Oriental de Uruguay
Estimado Presidente,
Me complace saludarlo y expresarle, a través de estas líneas, mi respeto y fraternidad a todo el pueblo uruguayo.
Como Ex Presidente Constitucional de la República del Perú, permítame referirme a la situación que se ha presentado ahora en nuestro país, a raíz del asilo solicitado por el Ex Presidente Alan García Pérez a la hermana República de Uruguay.
Debo señalar de manera contundente, que no existe ni ha existido en el país, ningún tipo de persecución política contra el exmandatario aprista. No es por alguna intervención del Gobierno, que Alan García está siendo investigado por la Fiscalía, sino más bien, por la aparición de información documentada por grupos de investigación periodística, relacionados con rutas de dinero y pago de sobornos por obras desarrolladas bajo su administración, que las propias empresas brasileñas han señalado haber entregado a sus funcionarios y compañeros apristas.
Y es cierto que, en nuestro país, se abusa de la aplicación de prisiones preventivas por parte de la Justicia, pero pese a la gravedad de los hechos, Alan García Pérez no ha sido puesto a disposición de la justicia en la figura de una prisión preventiva, sino que está sujeto a una medida menos gravosa, que es permanecer 18 meses en el Perú, lo que más bien demuestra un beneficio para él, si consideramos que, por muchísimo menos, hay personas en prisión preventiva de 36 meses en este momento.
Y aquí quiero hacer un alto para recordar que tanto mi esposa Nadine, como yo, vivimos una prisión preventiva abusiva, que nos alejó casi diez meses de nuestros hijos, sin haber sido acusados de ningún delito. NO estamos siendo investigados por ningún hecho de corrupción, como en el caso de García Pérez, ni por haber tomado un solo céntimo del Erario Nacional. Luchamos por nuestra libertad y recobramos nuestros derechos, con una decisión del máximo ente de interpretación constitucional, fuimos despojados de nuestro hogar y aún seguimos dando batalla, aquí en nuestro país.
¿Eso quiere decir que en el Perú no existe la persecución política? Claro que existe; pero no la ejecuta este Gobierno contra Alan García, sino el propio Alan García contra sus opositores. Tanto mi familia, como mi esposa Nadine y yo, somos testigos de excepción de la persecución política que, por años, Alan García Pérez directamente encabezó contra nosotros, junto al fujimorismo y al montesinismo, desde que nos enfrentamos a él en el año 2006 para las elecciones presidenciales.
Alan García no solo usó a sus operadores, infiltrados en el Ministerio Público y el Poder Judicial, para abrirnos una serie de investigaciones; usó a grupos empresariales afines, medios de comunicación, comisiones investigadoras en el Congreso de la República e, incluso, dispuso la interceptación telefónica de nuestras comunicaciones, así como la de varios dirigentes nacionalistas durante nuestras campañas políticas, primero a través de la empresa privada Business Track (BTR) y luego a través de los Servicios de Inteligencia bajo su mando. Hecho que fue revelado por periodistas independientes y que en cualquier lugar del mundo le habría valido una destitución de su cargo de Presidente. Aquí nadie lo tocó.
Por años, la cabeza del Partido Aprista Peruano ha logrado no ser juzgado por ninguna de sus acusaciones, que no son pocas. Primero, porque huyó del país y regresó cuando estos presuntos delitos ya habían prescrito y, segundo, porque sus operadores en el Ministerio Público y el Poder Judicial no son auxiliares de planta, sino jueces y fiscales de larga militancia aprista que han llegado a lo más alto del escalafón judicial con apoyo de García.
¿Entonces, qué es lo que cambia ahora, por qué hoy Alan García, antes intocable, se ve obligado a pedir un asilo? No tiene que ver con ninguna persecución, sino que, desde hace varios meses, los medios de comunicación descubrieron una de las más grandes redes de corrupción dentro de la administración de justicia, integrada por jueces superiores y supremos, dedicada a traficar con las sentencias, blindar a sus amigos y devolver favores a sus socios políticos a cambio de poder. La red, infiltrada además por empresarios, congresistas y operadores políticos del aprofujimorismo, tiene hoy sus propios procesos penales y se tornaría imposible el blindaje a Alan García.
El sistema de justicia tiene errores, pero el expresidente aprista no puede aducirlos para argumentar persecución. Porque esos errores, son en parte, frutos de su propia siembra. Un sistema en el que los apristas y fujimoristas, han conspirado por décadas para mantener enjuiciados a sus adversarios. Es un golpe para los ciudadanos peruanos que hoy él pretenda volver a evitar el rigor de la justicia, amparándose en la hermandad internacional.
Cumplo con informarle todo esto, a fin de que pueda tomar una decisión basada en hechos objetivos en la historia reciente de mi país, además de hacerse una idea más fidedigna, sobre quién estamos hablando.
Un fuerte abrazo y mi consideración de siempre
OLLANTA HUMALA TASSO
Ex Presidente de la República
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