MANTENER VIVA LA ESPERANZA”
Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de Cristo y de la Iglesia (Cfr. G.S. n 1)
Ante la grave crisis que agobia a nuestro país como consecuencia del deterioro de los valores éticos, del silencio cómplice, del blindaje político, de la inaceptable primacía de los intereses personales y grupales en desmedro del bien común, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana expresa lo siguiente:
1. La corrupción enraizada en las instituciones se hace visible con la implicación de políticos y grupos de poder a nivel local, regional y nacional, desprestigiando la institucionalidad del Estado y generando un grave daño a la sociedad. ¡Esto nunca debió ocurrir ni debió permitirse que crezca! ¿Qué está pasando en nuestro país?
2. Esta situación ha generado en la población indignación, un creciente rechazo, una profunda desconfianza y un clamor de auténtica justicia; signos que los peruanos exigimos una sociedad que se sustente en el respeto irrestricto de los principios democráticos y del orden constitucional, que garanticen el efectivo logro del bien común y el desarrollo integral de todos los peruanos.
3. No se puede tolerar más convivir con la corrupción. Por ello, urge eliminar este flagelo de forma inmediata y canalizar el rechazo de la sociedad hacia el fortalecimiento reconstructivo de las instituciones,garantizando el Estado constitucional de derecho y un sistema de justicia íntegro, honesto e independiente que imponga sanciones efectivas a los que sean penalmente responsables, en el marco de la legalidad y el respeto al debido proceso. La justicia es para todos y nadie debe eludir su responsabilidad frente a la ley.
4. Tenemos la imperiosa obligación de sentar las bases de nuestro país a partir de la reserva y conciencia moral de la población, de los valores humanos y cristianos, así como la escucha del clamor de las jóvenes generaciones. Nos preguntamos ¿qué Perú les queremos dejar?, ¿qué legado les queremos heredar?
5. Por consiguiente, urge la tarea de recomponer la clase política, consolidar los poderes del Estado en s u independencia y autonomía; las facultades de derecho deben tender a la educación ética de la legalidad para un cambio de la cultura jurídica existente, renunciando a sus intereses particulares, oportunistas y deben velar por una vida digna y justa para todos. No existe otro camino que el de la estabilidad y fortalecimiento democrático.
6. El próximo referéndum del 9 de diciembre es un momento histórico y decisivo que reclama nuestra atención; por tanto, la ciudadanía tiene el derecho a ser informada y la obligación de informarse a fin de emitir un voto cívico, consciente y responsable. Recordemos que este instrumento de participación ciudadana pone en manos de todos los peruanos la oportunidad de encausar la fuerza de un pueblo que hoy clama por un cambio radical.
7. La cercanía de la celebración del bicentenario de nuestra independencia es ocasión para unirnos en la construcción de un país cada vez más justo, para comprometernos en fortalecer la institucionalidad democrática y en elegir autoridades con verdadera vocación de servicio, probas y honestas, que acompañen el ansiado desarrollo integral de nuestro querido Perú.
8. Los peruanos hemos sabido salir adelante en situaciones que parecían irreversibles, demostrando lafuerza de nuestra reserva moral; por ello, invocamos a que todos nos comprometamos con valentía a reconstruir nuestras instituciones y a escuchar lo que nos dijo el Papa Francisco en su reciente visita: “el alma de una comunidad se mide en cómo logra unirse para enfrentar los momentos difíciles, de adversidad, para mantener viva la esperanza”. (Misa en Trujillo, enero 2018)
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