Los nicaragüenses desconocen cuál es la calidad del aire que respiran.
El Plan Maestro 
de Desarrollo Urbano de Managua proporcionó detalladas acciones a poner en práctica para que la capital crezca de una forma ordenada, sea eficiente y cómoda para sus habitantes. FOTO: LA PRENSA/ ARCHIVO
de Desarrollo Urbano de Managua proporcionó detalladas acciones a poner en práctica para que la capital crezca de una forma ordenada, sea eficiente y cómoda para sus habitantes. FOTO: LA PRENSA/ ARCHIVO
Aún no se conoce cuál es la calidad del aire que los nicaragüenses respiran, pero en efecto, América Latina y el Caribe no escapan a la contaminación atmosférica, a la que solo el sector transporte aporta 506 millones de toneladas de Dióxido de Carbono (CO2) al año.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas Medioambiente, dieciséis ciudades de la región reportan concentraciones promedio anuales de material particulado que exceden el estándar internacional (20 microgramos por metro cúbico), mientras que los niveles encontrados en el aire exterior igualan a 50 microgramos por metro cúbico.
En Nicaragua ya en el 2000 se mostraba un aumento en la cantidad de emisiones en comparación con el año 1994. “El segundo INGEI (Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero) confirma que las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) se han incrementado del año 1994 al 2000”, se lee en la Segunda Comunicación Nacional Ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Con referencia al año 2000, el país emitió 49, 202.84 gigagramos de CO2, como resultado de la fijación de 94, 489 gigagramos de CO2 gracias a la regeneración natural de la cobertura boscosa y el abandono de las tierras cultivadas sobre el territorio.
Eso demuestra que desde la fecha ha habido un aumento de emisiones, por ende, aire menos limpio.
En 1994 el sector de silvicultura fue uno de los principales sumideros del carbono que se producía, pero seis años después, se convirtió en la principal fuente de emisión de CO2 y produjo 45, 380 gigagramos.
En 1994 el sector de silvicultura fue uno de los principales sumideros del carbono que se producía, pero seis años después, se convirtió en la principal fuente de emisión de CO2 y produjo 45, 380 gigagramos.
Asimismo, ONU Ambiente, expuso que el 95 porciento de las emisiones de metano provienen de los cultivos de arroz, el ganado, los combustibles fósiles y residuos. En total, el diez porciento de CO2 es el aporte de la región al total mundial de las emisiones de gases de efecto invernadero.
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